Mi primo terminó sus estudios en el año 1.995. Sus estudios fueron en francés. Pues bien, harto de no comerse un culín, emigró solo y sin dinero a U.K. con un curso intensivo de inglés de un mes. Lleva ya allí 16 años y domina el inglés con multitud de títulos, aprobados allí.
Intentó regresar a España, hacia el año 2.000. Nada le salió, en seis meses, y se volvió a U.K. Allí ha sido un superviviente nato. Ha sido okupa, ha dormido en la calle, había días que no tenía ni para comer, aprendió a abrir cerraduras. Con los años, conoció a un chico de Barna, informático, que no le contratan en U.K. por su edad, 40, y a uno que es traductor.
El resumen es que, pese a que era un ciudadano comunitario, la U.K. no le dió un piso, ni ropa, ni comida, ni un trabajo. Por medio de contactos, ahora está trabajando en una tienda, de lunes a sábado, y los findes en un pub. Comparte piso de 30 m2 con dos amigos.
Por otro lado, he conocido gente, que se fue a U.K. allá por el año 2.000, con carrera, pero que no le salia empleo en España. Allí trabajaron, como la mayoría, en el burger king, hoteles, limpieza, cosas así. Normal que los británicos se enojen, porque esos empleos los pueden desempeñar ellos. Se volvieron, después de cinco años. Supongo que, por la crisis, habrán vuelto.
Hay a gente que le ha ido bien y a otra, que no tanto. Nadie cuenta lo mal que le va, sino todo maravillas. España no enseña idiomas extranjeros a sus menores de edad. En un mundo, cada día, más globalizado, es fundamental.