Ah, pues mira, mejor me lo pones, en ese caso, le doy la razón al publicista porque ha acertado de lleno. Refleja la realidad de cómo nos sentíamos los que éramos niños en los años 90 al ver esos anuncios de hez amargándonos las vacaciones de verano.
Lo asocio al fin de una libertad absoluta que solo tuvimos en la infancia: vacaciones de verano de tres meses en la playa, rodeado de tu familia, tus amigos (los amigos que elegías, no los que te imponían en el colegio): el verano, el buen tiempo, las tardes interminables, nadar en el mar, ir en bici, ver el Grand Prix en la TV, ser feliz y pensar que el verano no se va a acabar nunca...
Hasta que el puñetero Corte Inglés a mediados de agosto te hacía volver a la triste realidad con un jarro de agua fría por medio de esos anuncios orates y falsos en donde se veía a niños de sonrisa artificial muy contentos de volver a su guandoca-colegio. Todos los niños sufríamos una bajona increíble al verlos
Pues qué quieres que te diga, el que lo haya hecho estará loco y no venderá una hez, pero por lo menos es sincero