le faltaba calle
La diferencia con los marroquíes, es que a este chaval probablemente lo enviaron a la guardería siendo bebé, que es un orfanato.
esa etapa, que es la más importante de la vida, donde se produce la impronta, y las conexiones neuronales forman el carácter y el temperamento, se la pasó encerrado en un almacén de niños.
Los bebés marroquíes o nuestros antepasados, están todo el tiempo percibiendo las constantes interacciones de la progenitora, tanto las tareas de casa como ir a la compra, el encuentro con otras personas, situaciones y ruidos inesperados ... en la guardería están mirando al techo llorando y escuchando lloros, luego como pollitos de granja están sentados en el suelo con juguetes estúpidos que no les espabilan la mente.
Durante su etapa escolar lo llevaron en coche a la puerta del colegio y lo fueron a recoger. Nunca tomó la decisión de faltar a clase, hacer pellas y deambular por las calles sin rumbo sin que nadie le dirigiese. Las actividades extraescolares también estaban programadas : " a tal hora te llevo a clases particulares, luego al gimnasio, los miércoles a entrenar, los fines de semana partido y el resto del tiempo con la play en la habitación.
Cualquier necesidad o problema, era rápidamente solucionado por su entorno que le extendió una alfombra roja por donde pasara.
Los marroquís son como perros callejeros que se las saben todas. Espabilados, acostumbrados a lidiar con peligros reales y sin que nadie les ampare.
Los chavales españoles de esta generación, son como los perros urbanos, que nunca han pasado hambre y nunca han tomado ninguna decisión puesto que en sus paseos por las aceras, van sujetos a una correa. Si un día se pierden, no saben qué hacer y les atropella un coche.
El Córdoba lamenta la fin de Álvaro Prieto, cuyo cuerpo ha sido hallado entre dos vagones tras haber desaparecido en Sevilla el 12 de octubre cuando perdió el tren en la estación de Santa Justa.
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