Chapurreo bíblico de mohame:
La aleya 31 es enorme. Es decir que Cain se arrepiente de lo que ha hecho porque ahora va a tener que cavar una tumba. Esto esta escrito por un orate claramente, no es un arrepentimiento etico, sino practico material.
Luego atención a la inconsistencia de que mezcle el asesinato de abel, que segun mahoma se deja dar de baja de la suscripción de la vida frente a abel, pese a que cain le declara la guerra, con el llamado a la muerte sadica por crucifixion para los que corrompan la tierra (no creer en el pedofeta). Hay una clara inconsistencia a menos que mahoma sea partidario de cain.
Nuevas andanzas del pederasta:
(41)
¡Mensajero! Que no te entristezcan aquéllos que se precipitan a la incredulidad, de entre los que dicen con la boca "creemos" pero no creen sus corazones; y los que siguen el judaísmo.
Prestan oídos a la mentira y escuchan a otros que no vienen a ti. Tergiversan las palabras* diciendo: Si se juzga de esta manera tomadlo, pero si no, rechazadlo.*
Y aquel cuya perdición es voluntad de Allah, tu no tienes nada que hacer por él ante Allah.
Esos son aquéllos cuyos corazones Allah no quiere que se purifiquen. En esta vida tendrán humillación y en la Última un castigo inmenso.
* [De la Torá.]
* [Esta aleya descendió en relación a un caso de adulterio entre los judíos de Jaybar, que no queriendo lapidar a los culpables, fueron a consultar el juicio del Profeta, con el argumento de que entre ellos el castigo para el adulterio eran unos azotes y tiznar el rostro, lo cual suponía una alteración del juicio original de la Torá; entonces el Profeta, que Allah le dé Su gracia y paz, mandó traer la Torá y les descubrió el juicio auténtico.]
Cuanta diferencia entre las enseñanzas que provienen del cielo y no del azufre
3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? 6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. 7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. 8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. 9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. 10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? 11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.