El anuncio de la fin de Hitler en Argentina a los 97 años que conmocionó al mundo en 1987

alas97

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vengo de Ered Lindon.
La supuesta primicia correspondió a la cadena estadounidense Visnews, que entrevistó a un importante empresario argentino que aseguró que el líder nancy había fallecido cuatro meses antes en Mendoza, donde todavía vivía Eva Braun con los cuatr hijos adoptivos del matrimonio

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A principios de 1987, el mundo entero se despertó sobresaltado con una noticia que, de ser cierta, cambiaría para siempre la historia de la humanidad y nos obligaría a reescribir todo lo que habíamos contado, desde 1945, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial. El primer titular de ABC al respecto se publicó el 19 de febrero: ‘Aseguran que Hitler murió en Argentina hace cuatro meses’. Y a continuación, la noticia daba los detalles:


«Un acaudalado hombre de negocios argentino aseguró que Adolf Hitler falleció al norte del país y que su mujer, Eva Braun, aún vive con los hijos adoptivos del matrimonio. Las pruebas fueron ofrecidas por Max Gregorcic, un empresario de Mendoza, 1.097 kilómetros al oeste de Buenos Aires, y consideradas como un ‘paquete comercial’, ya que se han puesto a la venta por 500 millones de dólares.

Según el hombre de negocios, el exdictador habría muerto a los 97 años y aseguró poseer cuadros suyos, así como los datos donde viven actualmente su esposa y sus cuatro hijos. La primicia fue brindada hace unos días por la cadena norteamericana Visnews, a través de su corresponsal, que realizó una entrevista a Gregorcic. Este se presentó hace un mes en la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas (DAIA), donde ofreció el conjunto de pruebas. El presidente de la entidad, David Goldberg, admitió que ‘vino como un comerciante a pactar un negocio’ y que lamentaba que se impusieran ‘condiciones económicas para brindar datos sobre uno de los asesinos más grandes que han existido en la historia’. También dijo que se vería obligado a investigar el asunto para corroborar la posible veracidad de los hechos».

Durante los siguientes meses, ABC y los periódicos más prestigiosos de Europa y América siguieron la noticia con sumo interés. ‘Sorpresa y reservas ante la noticia de la fin de Hitler’, ‘Inquietud entre los judíos mientras sigue la duda sobre la fin de Hitler’ y ‘Los judíos investigan la noticia de la fin de Hitler en Argentina’ fueron algunos de los titulares que dimos en este diario.

En el último artículo se explicaba que «la versión tiene para los judíos argentinos algunos asideros, ya que, según afirmó Goldberg, Argentina fue el paraíso de impunidad de los nazis durante muchos años. Historiadores como Félix Luna creen que el país fue, efectivamente, uno de los lugares que eligieron los jerarcas de Hitler tras la caída de Berlín para refugiarse y evitar los juicios de Nuremberg. Además de Adolf Eichmann, se calcula que unos 7.500 jefes y oficiales alemanes llegaron allí después de 1945, durante la presidencia del general Juan Domingo Perón. Entre ellos fueron detectados el médico José Mengele y Martin Bormann, quienes vivieron en Argentina bajo los falsos nombres de Ricardo Bauer y Eliezer Golstein».

El Gobierno argentino
El revuelo creado por la noticia fue tan grande que hasta el recién creado Gobierno democrático argentino se vio obligado a responder. Miembros de la cancillería aseguraron que existía un registro con las denuncias sobre presuntos nazis que aún se encontraban en el país y admitieron, además, que los servicios secretos israelíes y alemanes, con su anuencia, los buscaban. En este sentido, señalaron que el año anterior habían detectado al ex oficial de la SS Teodoro Suonnen, de 77 años, y al oficial de la Gestapo Walter Kutschmann, que había muerto en un hospital de Buenos Aires pocos días antes y sobre el que pesaba una petición de extradición.

«Ahora, descendientes argentinos de muchos judíos que murieron en los campos de concentración se preguntan si es posible que entre quienes huyeron de los tribunales de Nuremberg también estuviera Hitler», podía leerse en la noticia. Pero del ‘Führer’ jamás se encontraron más detalles que los aportados por el tal Gregorcic, cuya versión poco después «empezó a hacer aguas», tal y como destacaba ABC el 1 de marzo de 1987. «Los cientos de reporteros que se lanzaron ávidamente tras la pista de semejante noticia están a punto de dar con la verdad. Todo parece indicar que el cadáver que querían hacer pasar por el del ‘Führer’ iracundo pertenece, en realidad, al de un viejo pastor protestante fallecido el año pasado».

La teoría, sin embargo, no es nueva ni se ha desvanecido desde entonces. En 2016, Abel Basti comenzaba su libro ‘El exilio de Hitler’ (Absalón) con estas dos preguntas: «¿Qué pasó realmente en el búnker de Berlín en abril de 1945, antes de que el ‘Führer’ desapareciera para siempre de escena sin dejar rastro? ¿Es posible que se hubiera escapado y que la historia de su suicidio fueron una gran representación teatral?». El periodista argentino defendía que el líder nancy no se había pegado un tiro, sino que había huido a España antes de marcharse con Eva Braun a Argentina.

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Las otras muertes de Hitler
«Existen documentos del servicio secreto alemán que dan cuenta de que llegó a Barcelona procedente de un vuelo de Austria. También del FBI, que indican que ‘el Ejército de Estados Unidos está gastando la mayor parte de sus esfuerzos en localizar a Hitler en España’, y de los servicios secretos ingleses, que hablan de un convoy de submarinos con los jerarcas nancy saliendo con rumbo a Argentina y que hizo escala en las islas Canarias», contaba el autor a ABC ya en 2010. En uno de ellos aportados por el libro, sin embargo, el dictador nancy aparecía como uno de los pasajeros evacuados en un avión procedente de Austria con destino a la Ciudad Condal, el 27 de abril de 1945.


Aunque nadie duda hoy de que Hitler se quitó la vida en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, las teorías sobre que logró escapar y vivir una vida secreta bajo otra identidad han sido numerosas. Según las declaraciones de las personas que presenciaron o intervinieron directamente en la incineración de su cadáver, el cuerpo y la cabeza ardieron al menos dos horas y media sin interrupción, y fueron enterrados calcinados. «La realidad es que, pese a todas las conjeturas sobre sus restos, Hitler desapareció sin dejar huellas y la zona donde se esparcieron sus cenizas en la capital alemana es hoy tierra de nadie.

A pesar de ellos, dos años después de su fin, Louis C. S. Mansfield aseguró en un reportaje aparecido en un semanario suizo que no hubo ninguna cremación en la Cancillería y que el ex teniente coronel del Ejército estadounidense William F. Heimlich había declarado categóricamente que Hitler no había muerto, sino que se encontraba en algún lugar de Europa junto a Martin Borman. En 1948 fue el nieto del mariscal Von Mackensen, el teniente Arthur Friedrick, quien declaró que él mismo había viajado junto a otras ciento cincuenta personas, incluidos el ‘Führer’, Eva Braun y Martin Borman, desde el aeródromo de Tempelhof al de Tondern, en Dinamarca.

Del Tíbet a Colombia
El 2 de diciembre de 1961, el concejal del Ayuntamiento de Tel Aviv, David Yutan, afirmó que Hitler y su esposa no habían muerto. Se basaba en informes visuales de personas que dijeron haber visto despegar a un pequeño avión en una calle berlinesa cercana a su búnker y que luego el líder nancy desapreció en un submarino. En otro libro publicado por Albert Wallner en marzo de 1968, sostenía que había fallecido en 1947, en un convento perdido del Tíbet, después de haber conseguido escapar junto a Eva Braun. Su hipótesis se basaba en un diario escrito, supuestamente, por ésta última, que ella misma habría enviado a un monje tibetano. El autor lo habría recibido de manos de un alpinista alemán que habría viajado a esa región.

En las siguientes décadas hubo otras especulaciones sobre su paradero. La revista ‘National Police Gazette’, por ejemplo, aseguró a finales de los 60 que vivió escondido en una base ultrasecreta de la Antártida. Asimismo se defendió que su destino había sido el Matto Grosso, en Brasil, ayudado por el Vaticano, y que murió en 1984. Otras teorías lo situaban en Colombia, donde habría llevado una vida tranquila, como habría confirmado un agente de la CIA en 1955. Y una anciana argentina aseguró también que había trabajado para Hitler y Eva Braun, en 1956, en una residencia en Villa La Angostura.

En 2018, un estudio realizado por un equipo de investigadores franceses publicado por la revista ‘European Journal of Internal Medicine’ concluía que Hitler murió como consecuencia de una bala y de ingerir cianuro al final de la Segunda Guerra Mundial. Para su investigación tuvieron acceso a varios fragmentos de los dientes del dictador celosamente guardados en Moscú. «Los dientes son auténticos. No hay duda posible. Nuestro estudio prueba que murió en 1945. Ahora podemos poner freno a todas las teorías de la conspiración sobre él. No huyó a Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártida ni en el lado oscuro de la Luna», aseguraba Philippe Charlier, coautor de la investigación, a la agencia AFP.

https://www.abc.es/archivo/abci-anu...=abc-es&vso=tw&vli=cm-general&_tcode=YWh3Y2ky
 
Una vez leí en la revista dominical del periódico costarricense La Nación, de la mano de una periodista de ascendencia alemana que le comento a su abuela una tarde mientras comía unos pastelillos que Hitler había muerto en el bunker.

A lo que la abuela que era una expatriada desde la segunda guerra mundial se echó unas risas.

Las dos versiones las veo bien.

Por un lado, la leyenda se mantiene de que no claudico y eligió matarse y su cuerpo nunca se encontró.

Por el otro también lo veo bien, que se exilió y vivió una larga vida en las mismas narices de sus enemigos mortales. Los mismos que crearon la crisis que desencadeno en la guerra que necesitaban.

En cualquiera de los dos casos se convirtió en leyenda. Para bien o para mal.
 
La supuesta primicia correspondió a la cadena estadounidense Visnews, que entrevistó a un importante empresario argentino que aseguró que el líder nancy había fallecido cuatro meses antes en Mendoza, donde todavía vivía Eva Braun con los cuatr hijos adoptivos del matrimonio

Ver archivo adjunto 850909

A principios de 1987, el mundo entero se despertó sobresaltado con una noticia que, de ser cierta, cambiaría para siempre la historia de la humanidad y nos obligaría a reescribir todo lo que habíamos contado, desde 1945, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial. El primer titular de ABC al respecto se publicó el 19 de febrero: ‘Aseguran que Hitler murió en Argentina hace cuatro meses’. Y a continuación, la noticia daba los detalles:


«Un acaudalado hombre de negocios argentino aseguró que Adolf Hitler falleció al norte del país y que su mujer, Eva Braun, aún vive con los hijos adoptivos del matrimonio. Las pruebas fueron ofrecidas por Max Gregorcic, un empresario de Mendoza, 1.097 kilómetros al oeste de Buenos Aires, y consideradas como un ‘paquete comercial’, ya que se han puesto a la venta por 500 millones de dólares.

Según el hombre de negocios, el exdictador habría muerto a los 97 años y aseguró poseer cuadros suyos, así como los datos donde viven actualmente su esposa y sus cuatro hijos. La primicia fue brindada hace unos días por la cadena norteamericana Visnews, a través de su corresponsal, que realizó una entrevista a Gregorcic. Este se presentó hace un mes en la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas (DAIA), donde ofreció el conjunto de pruebas. El presidente de la entidad, David Goldberg, admitió que ‘vino como un comerciante a pactar un negocio’ y que lamentaba que se impusieran ‘condiciones económicas para brindar datos sobre uno de los asesinos más grandes que han existido en la historia’. También dijo que se vería obligado a investigar el asunto para corroborar la posible veracidad de los hechos».

Durante los siguientes meses, ABC y los periódicos más prestigiosos de Europa y América siguieron la noticia con sumo interés. ‘Sorpresa y reservas ante la noticia de la fin de Hitler’, ‘Inquietud entre los judíos mientras sigue la duda sobre la fin de Hitler’ y ‘Los judíos investigan la noticia de la fin de Hitler en Argentina’ fueron algunos de los titulares que dimos en este diario.

En el último artículo se explicaba que «la versión tiene para los judíos argentinos algunos asideros, ya que, según afirmó Goldberg, Argentina fue el paraíso de impunidad de los nazis durante muchos años. Historiadores como Félix Luna creen que el país fue, efectivamente, uno de los lugares que eligieron los jerarcas de Hitler tras la caída de Berlín para refugiarse y evitar los juicios de Nuremberg. Además de Adolf Eichmann, se calcula que unos 7.500 jefes y oficiales alemanes llegaron allí después de 1945, durante la presidencia del general Juan Domingo Perón. Entre ellos fueron detectados el médico José Mengele y Martin Bormann, quienes vivieron en Argentina bajo los falsos nombres de Ricardo Bauer y Eliezer Golstein».

El Gobierno argentino
El revuelo creado por la noticia fue tan grande que hasta el recién creado Gobierno democrático argentino se vio obligado a responder. Miembros de la cancillería aseguraron que existía un registro con las denuncias sobre presuntos nazis que aún se encontraban en el país y admitieron, además, que los servicios secretos israelíes y alemanes, con su anuencia, los buscaban. En este sentido, señalaron que el año anterior habían detectado al ex oficial de la SS Teodoro Suonnen, de 77 años, y al oficial de la Gestapo Walter Kutschmann, que había muerto en un hospital de Buenos Aires pocos días antes y sobre el que pesaba una petición de extradición.

«Ahora, descendientes argentinos de muchos judíos que murieron en los campos de concentración se preguntan si es posible que entre quienes huyeron de los tribunales de Nuremberg también estuviera Hitler», podía leerse en la noticia. Pero del ‘Führer’ jamás se encontraron más detalles que los aportados por el tal Gregorcic, cuya versión poco después «empezó a hacer aguas», tal y como destacaba ABC el 1 de marzo de 1987. «Los cientos de reporteros que se lanzaron ávidamente tras la pista de semejante noticia están a punto de dar con la verdad. Todo parece indicar que el cadáver que querían hacer pasar por el del ‘Führer’ iracundo pertenece, en realidad, al de un viejo pastor protestante fallecido el año pasado».

La teoría, sin embargo, no es nueva ni se ha desvanecido desde entonces. En 2016, Abel Basti comenzaba su libro ‘El exilio de Hitler’ (Absalón) con estas dos preguntas: «¿Qué pasó realmente en el búnker de Berlín en abril de 1945, antes de que el ‘Führer’ desapareciera para siempre de escena sin dejar rastro? ¿Es posible que se hubiera escapado y que la historia de su suicidio fueron una gran representación teatral?». El periodista argentino defendía que el líder nancy no se había pegado un tiro, sino que había huido a España antes de marcharse con Eva Braun a Argentina.

Ver archivo adjunto 850911

Las otras muertes de Hitler
«Existen documentos del servicio secreto alemán que dan cuenta de que llegó a Barcelona procedente de un vuelo de Austria. También del FBI, que indican que ‘el Ejército de Estados Unidos está gastando la mayor parte de sus esfuerzos en localizar a Hitler en España’, y de los servicios secretos ingleses, que hablan de un convoy de submarinos con los jerarcas nancy saliendo con rumbo a Argentina y que hizo escala en las islas Canarias», contaba el autor a ABC ya en 2010. En uno de ellos aportados por el libro, sin embargo, el dictador nancy aparecía como uno de los pasajeros evacuados en un avión procedente de Austria con destino a la Ciudad Condal, el 27 de abril de 1945.


Aunque nadie duda hoy de que Hitler se quitó la vida en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, las teorías sobre que logró escapar y vivir una vida secreta bajo otra identidad han sido numerosas. Según las declaraciones de las personas que presenciaron o intervinieron directamente en la incineración de su cadáver, el cuerpo y la cabeza ardieron al menos dos horas y media sin interrupción, y fueron enterrados calcinados. «La realidad es que, pese a todas las conjeturas sobre sus restos, Hitler desapareció sin dejar huellas y la zona donde se esparcieron sus cenizas en la capital alemana es hoy tierra de nadie.

A pesar de ellos, dos años después de su fin, Louis C. S. Mansfield aseguró en un reportaje aparecido en un semanario suizo que no hubo ninguna cremación en la Cancillería y que el ex teniente coronel del Ejército estadounidense William F. Heimlich había declarado categóricamente que Hitler no había muerto, sino que se encontraba en algún lugar de Europa junto a Martin Borman. En 1948 fue el nieto del mariscal Von Mackensen, el teniente Arthur Friedrick, quien declaró que él mismo había viajado junto a otras ciento cincuenta personas, incluidos el ‘Führer’, Eva Braun y Martin Borman, desde el aeródromo de Tempelhof al de Tondern, en Dinamarca.

Del Tíbet a Colombia
El 2 de diciembre de 1961, el concejal del Ayuntamiento de Tel Aviv, David Yutan, afirmó que Hitler y su esposa no habían muerto. Se basaba en informes visuales de personas que dijeron haber visto despegar a un pequeño avión en una calle berlinesa cercana a su búnker y que luego el líder nancy desapreció en un submarino. En otro libro publicado por Albert Wallner en marzo de 1968, sostenía que había fallecido en 1947, en un convento perdido del Tíbet, después de haber conseguido escapar junto a Eva Braun. Su hipótesis se basaba en un diario escrito, supuestamente, por ésta última, que ella misma habría enviado a un monje tibetano. El autor lo habría recibido de manos de un alpinista alemán que habría viajado a esa región.

En las siguientes décadas hubo otras especulaciones sobre su paradero. La revista ‘National Police Gazette’, por ejemplo, aseguró a finales de los 60 que vivió escondido en una base ultrasecreta de la Antártida. Asimismo se defendió que su destino había sido el Matto Grosso, en Brasil, ayudado por el Vaticano, y que murió en 1984. Otras teorías lo situaban en Colombia, donde habría llevado una vida tranquila, como habría confirmado un agente de la CIA en 1955. Y una anciana argentina aseguró también que había trabajado para Hitler y Eva Braun, en 1956, en una residencia en Villa La Angostura.

En 2018, un estudio realizado por un equipo de investigadores franceses publicado por la revista ‘European Journal of Internal Medicine’ concluía que Hitler murió como consecuencia de una bala y de ingerir cianuro al final de la Segunda Guerra Mundial. Para su investigación tuvieron acceso a varios fragmentos de los dientes del dictador celosamente guardados en Moscú. «Los dientes son auténticos. No hay duda posible. Nuestro estudio prueba que murió en 1945. Ahora podemos poner freno a todas las teorías de la conspiración sobre él. No huyó a Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártida ni en el lado oscuro de la Luna», aseguraba Philippe Charlier, coautor de la investigación, a la agencia AFP.

https://www.abc.es/archivo/abci-anu...=abc-es&vso=tw&vli=cm-general&_tcode=YWh3Y2ky
No me extrañaría nada que fuese cierto y que le dejasen en paz, ya que evidentemente determinados gobiernos y sus departamentos de inteligencia sabrían de esto.

¿En que me baso para pensar esto?. Pues en que gracias a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo covi 19, por primera vez en la historia, hemos sido capaces los de abajo de quitarle la careta a las élites criminales genocidas que gobiernan el mundo, ¿y que ha quedado a la vista?, pués que están detrás de las mayores atrocidades cometidas a lo largo de la historia de la humanidad, y que como muñecos de guiñol en un teatrillo callejero se han dedicado a manejar a todas las partes implicadas en los conflictos, haciendo y deshaciendo a su antojo, creando y destruyendo ideologías, amamantando revoluciones, etc....

Se dice de Hitler que en realidad fue hijo ilegítimo de uno de los Roschild, ¡a saber si no fue una pieza mas del engranaje y salvaguardado precisamente por ser quién fue!, ¡el primo Adolf!.
 
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