Eric Finch
Será en Octubre
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Hay un olor a cosa en el ambiente. cosa de viejo pensionista, cosa de paguitero, cosa de pesebrero sindicalista, cosa de esbirro del partido, cosa de sicario uniformado, cosa de histérica de jenaro... huele a cosa, a terror, a sumisión, a inteligencias castradas por el sentimentalismo afeminado, a irracionalidad, a incapacidad crítica, a revolución conformista, a rebelión fistro.
Pero bueno, ya que me estoy poniendo imitador será mejor acudir al original de nuevo:
LOS HOMBRES HUECOS
Pero bueno, ya que me estoy poniendo imitador será mejor acudir al original de nuevo:
LOS HOMBRES HUECOS
Somos los hombres huecos
somos los hombres rellenos
apoyados uno en otro
la mollera llena de trabajo manual. ¡Ay!
Nuestras voces resecas, cuando
susurramos juntos
son tranquilas y sin significado
como viento en hierba seca
o patas de ratas sobre cristal roto
en la bodega seca de nuestras provisiones
Figura sin forma, sombra sin tonalidad,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
los que han cruzado
con los ojos derechos, al otro Reino de la fin
nos recuerdan —si es que nos recuerdan— no como
perdidas almas violentas, sino sólo
como los hombres huecos
los hombres rellenados.
II
Ojos que no me atrevo a encontrar en sueños
en el reino de sueño de la fin
esos ojos no aparecen:
ahí, los ojos son
luz del sol en la columna rota
ahí, hay un árbol meciéndose
y las voces son
en el canto del viento
más lejanas y más solemnes
que una estrella que se apaga.
No me acerque yo más
en el reino de sueño de la fin
revístame yo también
de tan deliberados disfraces
pelaje de rata, piel de cuervo, palos cruzados
en un campo
comportándome igual que el viento
sin acercarme más…
No ese encuentro final
en el reino crepuscular.
III
Esta es la tierra muerta
esta es tierra de cactus
aquí se elevan las imágenes
de piedra, aquí reciben
la súplica de la mano de un muerto
bajo el titilar de una estrella que se apaga.
Así es
en el otro reino de la fin
despertar solo
a la hora en que
temblamos de ternura
labios que querrían besar
forman oraciones a piedra rota.
IV
Los ojos no están aquí
no hay ojos aquí
en este valle de estrellas que mueren
en este valle hueco
la quijada rota de nuestros reinos perdidos
en éste, el último de los lugares de encuentro
vamos a tientas juntos
y evitamos hablar
reunidos en esta playa del río hinchado
sin vista, a no ser que
reaparezcan los ojos
como la estrella perpetua
rosa multifoliada
del crepuscular reino de la fin
la esperanza solamente
de hombres vacíos.
V
Al corro del higo chumbo
al higo chumbo higo chumbo
al corro del higo chumbo
a las cinco de la mañana.
Entre la idea
y la realidad
entre el movimiento
y el acto
cae la Sombra
porque Tuyo es el Reino
Entre la concepción
y la creación
entre la emoción
y la respuesta
cae la Sombra
la Vida es muy larga
Entre el deseo
y el espasmo
entre la potencia
y la existencia
entre la esencia
y el descenso
cae la Sombra
pues Tuyo es el Reino
pues Tuyo es
la Vida es
pues Tuyo es el
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
Así es como acaba el mundo
No con un estallido sino con un quejido.