Acepto, porque hay que estar ciego para negarlo, que este asunto se ha convertido en un monumental negocio, preñado de subvenciones y apesebrados oportunistas. Que hay más circo que solidaridad, y que los científicos, tan necesarios pero tan humanos como siempre, se equivocan muchas más veces de las que nos gustar aceptar. Pero también hay que ser realista y entender que los errores y las versiones contradictorias son inevitables cuando nos enfrentamos a una epidemia completamente nueva. Es lógico equivocarse, sacar conclusiones precipitadas, que surjan corrientes contrarias y que se mantengan aún zonas oscuras. La ciencia no lo sabe todo, emite informes y estudios donde contradices conclusiones tomadas antes por verdades categóricas sin que por ello existan conspiraciones de ningún tipo. Una de las frases más repetidas cuando uno se acerca a las noticias de este tipo es "Hasta ahora los científicos creían..." o "En contra de lo que afirmaban anteriores estudios..."