Pacohimbersor
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El Congreso y el Senado de EEUU acuerdan un paquete de estímulo de 900.000 millones de dólares
Tras dilatar in extremis sus negociaciones para blindar un paquete de estímulo fiscal por valor aproximado de 900.000 millones de dólares, congresistas y senadores solventar los escollos que permitieron avalar el plan en ambas Cámaras del Capitolio. Un torniquete que ayudará a la economía estadounidense a lidiar con los sofocos que experimenta su recuperación.
El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, confirmó oficialmente el acuerdo pero no profundizó en los detalles, dado que los líderes del Capitolio aún trabajaban en el texto final de una legislación de más de 2 billones de dólares.
McConnell y el líder de la minoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer expresaron su optimismo de que los legisladores podrían finalizar la legislación a última hora del domingo. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, insistió en que le gustaría votar el proyecto sin más retrasos. El Congreso tenía hasta la medianoche para extender una medida provisional para mantener el gobierno abierto, en caso de necesitar algo más de tiempo para finalizar el texto.
Los legisladores vincularon el estímulo al proyecto de ley de 1,4 billones de dólares para financiar al gobierno. La medida debía haberse votado el viernes para evitar el tercer cierre parcial de las operaciones federales bajo la Administración Trump. No obstante se optó, bajo una medida de urgencia por extender durante 48 horas más los fondos para solventar los problemas planteados algunas de las medidas del paquete de estímulo.
Según los detalles dados a conocer el domingo, la nueva remesa de paliativos fiscales refleja principalmente los ya adoptados el pasado 27 de marzo y que sentaron como un bálsamo a la abrupta contracción experimentada en el segundo trimestre del año.
Sin embargo se reducen sensiblemente las cantidades, dado que dicha ley sobrepasó los 2,2 billones de dólares. De hecho, sin incluir este segundo paquete de estímulo, el gobierno y el Congreso han desembolsado ya 3 billones de dólares desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
En el nuevo plan, el entendimiento forzado entre republicanos y demócratas redujo a la mitad los pagos directos a los contribuyentes, que hace nueve meses alcanzaron los 1.200 dólares por cabeza y otros 500 dólares adicionales por hijo.
En esta ocasión cada individuo, incluidos los menores, recibirán 600 dólares, por lo que una familia de cuatro personas obtendría un cheque de 2.400 dólares. Aquellos que ingresaron más de 75.000 dólares el año el año pasado recibirán una cantidad proporcionalmente menor y los estadounidenses con más de 99.000 dólares en ingresos en 2019 no contarán con este estímulo.
También incluyó la extensión por lo menos hasta el próximo 14 de marzo del subsidio adicional por desempleo del gobierno federal de 300 dólares semanales, frente a los 600 dólares ofrecidos en marzo. Otro de los programas por desempleo para autónomos, que tenía previsto expirar a finales de año, se extendió aproximadamente por otras 11 semanas más.
Al mismo tiempo se garantizaron por lo menos otros 330.000 millones de dólares en préstamos a fondo perdido para las pequeñas empresas como parte del Programa de Protección de Nóminas (PPP, por sus siglas en inglés).
Estas ayudas, no libres de polémica dado que inicialmente muchas de las compañías que accedieron a ellas, incluidas cadenas de comida rápida que cotizan en bolsa, no debían haberlo hecho, llegaron a rescatar más de 16 millones de puestos de trabajo, según Moody´s Analytics.
Tras su inauguración y una posterior ampliación de fondos debido a la alta demanda, EEUU destinó un total 670.000 millones de dólares a estos menesteres hasta el pasado 8 de agosto, cuando se cerró el cupo de participantes.
"Sin estímulo adicional, la economía sería 1,5 puntos porcentuales más pequeña en 2021, con otro 1 punto porcentual de arrastre repartido entre 2022 y 2023 por lo que volveríamos a la tasa de crecimiento potencia mucho más tarde, a finales de 2023", avisó en un análisis Beth Ann Bovino, economista jefa para EEUU de S&P Global, poniendo de manifiesto el crucial papel que desempeña la nueva remesa de gasto.
No obstante estas medidas dejan de lado tanto la protección legal para compañías como empleadores en relación con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Tampoco incluirán fondos para los gobiernos estatales y locales, propuestas que llevan entorpeciendo cualquier tipo de compromiso desde el pasado mayo.
"Sin fondos para los gobiernos estatales y locales, el estímulo tendrá menos en calado a la hora de impulsar el PIB. De acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso, la asistencia ofrecida a estos como parte del primer gran paquete de estímulo tuvo un efecto multiplicador de 0,88, mientras que los multiplicadores de los cheques de estímulo y los préstamos PPP fueron del 0,60 y 0,36 respectivamente", apunta Paul Ashworth, economista jefe para EEUU de Capital Economics.
Los programas de emergencia de la Fed
El retraso inicial para dar luz verde al plan llegó tras la propuesta introducida la semana pasada por el senador republicano, Pat Toomey, que incluyó una polémica cláusula que impediría a la Reserva Federal reiniciar buena parte de los programas de préstamos emergencia que expirarán a finales de este año a petición expresa del Departamento del Tesoro, que los avaló financieramente.
Cabe recordar, que como parte del primer paquete de estímulo aprobado el pasado marzo a este lado del Atlántico, el Congreso proporcionó 454.000 millones de dólares para que el Tesoro cubriera las pérdidas generadas por dichos programas de emergencia de la Fed.
Entre ellos se encuentran, por ejemplo, dos de los programas que han permitido al banco central de EEUU comprar bonos corporativos, así como el Programa de Préstamos a Main Street, que esta dirigido a garantizar el flujo de crédito a pequeñas y medianas empresas. Éste último ha contado con baja aceptación dadas las complicaciones derivadas de su puesta en marcha.
La Fed prometió comprar hasta 750.000 millones de dólares en deuda de grandes empresas con grado de inversión pero hasta la fecha ha absorbido poco más de 13.500 millones de dólares. De hecho, el banco central de EEUU ha absorbido menos de 30.000 millones de dólares en préstamos y otros activos a través de estas iniciativas. Sin embargo, su presidente, Jerome Powell, ha defendido que su mera existencia ha servido de apoyo para blindar la confianza.
Con estos antecedentes en contexto, finalmente los senadores lograron alcanzar un acuerdo sobre estos poderes de préstamo de emergencia de la Fed a última hora del sábado, despejando así el último gran obstáculo para aprobar una segunda remesa de estímulos.
El líder de la minoría del Senado y Toomey ultimaron los detalles de un compromiso en el que el banco central retendrá su capacidad de establecer programas de préstamos de emergencia sin la aprobación del Congreso. No obstante, no será capaz de replicar idénticamente los programas que activó al comienzo de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo sin el visto bueno de los legisladores.
Según el acuerdo, los 429.000 millones de dólares que no han sido utilizados como parte de estos programas de emergencia y que echarán el cierre el próximo 31 de diciembre serán destinados a compensar la factura del estímulo.
El Congreso y el Senado de EEUU acuerdan un paquete de estímulo de 900.000 millones de dólares
Tras dilatar in extremis sus negociaciones para blindar un paquete de estímulo fiscal por valor aproximado de 900.000 millones de dólares, congresistas y senadores solventar los escollos que permitieron avalar el plan en ambas Cámaras del Capitolio. Un torniquete que ayudará a la economía estadounidense a lidiar con los sofocos que experimenta su recuperación.
El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, confirmó oficialmente el acuerdo pero no profundizó en los detalles, dado que los líderes del Capitolio aún trabajaban en el texto final de una legislación de más de 2 billones de dólares.
McConnell y el líder de la minoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer expresaron su optimismo de que los legisladores podrían finalizar la legislación a última hora del domingo. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, insistió en que le gustaría votar el proyecto sin más retrasos. El Congreso tenía hasta la medianoche para extender una medida provisional para mantener el gobierno abierto, en caso de necesitar algo más de tiempo para finalizar el texto.
Los legisladores vincularon el estímulo al proyecto de ley de 1,4 billones de dólares para financiar al gobierno. La medida debía haberse votado el viernes para evitar el tercer cierre parcial de las operaciones federales bajo la Administración Trump. No obstante se optó, bajo una medida de urgencia por extender durante 48 horas más los fondos para solventar los problemas planteados algunas de las medidas del paquete de estímulo.
Según los detalles dados a conocer el domingo, la nueva remesa de paliativos fiscales refleja principalmente los ya adoptados el pasado 27 de marzo y que sentaron como un bálsamo a la abrupta contracción experimentada en el segundo trimestre del año.
Sin embargo se reducen sensiblemente las cantidades, dado que dicha ley sobrepasó los 2,2 billones de dólares. De hecho, sin incluir este segundo paquete de estímulo, el gobierno y el Congreso han desembolsado ya 3 billones de dólares desde el inicio de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
En el nuevo plan, el entendimiento forzado entre republicanos y demócratas redujo a la mitad los pagos directos a los contribuyentes, que hace nueve meses alcanzaron los 1.200 dólares por cabeza y otros 500 dólares adicionales por hijo.
En esta ocasión cada individuo, incluidos los menores, recibirán 600 dólares, por lo que una familia de cuatro personas obtendría un cheque de 2.400 dólares. Aquellos que ingresaron más de 75.000 dólares el año el año pasado recibirán una cantidad proporcionalmente menor y los estadounidenses con más de 99.000 dólares en ingresos en 2019 no contarán con este estímulo.
También incluyó la extensión por lo menos hasta el próximo 14 de marzo del subsidio adicional por desempleo del gobierno federal de 300 dólares semanales, frente a los 600 dólares ofrecidos en marzo. Otro de los programas por desempleo para autónomos, que tenía previsto expirar a finales de año, se extendió aproximadamente por otras 11 semanas más.
Al mismo tiempo se garantizaron por lo menos otros 330.000 millones de dólares en préstamos a fondo perdido para las pequeñas empresas como parte del Programa de Protección de Nóminas (PPP, por sus siglas en inglés).
Estas ayudas, no libres de polémica dado que inicialmente muchas de las compañías que accedieron a ellas, incluidas cadenas de comida rápida que cotizan en bolsa, no debían haberlo hecho, llegaron a rescatar más de 16 millones de puestos de trabajo, según Moody´s Analytics.
Tras su inauguración y una posterior ampliación de fondos debido a la alta demanda, EEUU destinó un total 670.000 millones de dólares a estos menesteres hasta el pasado 8 de agosto, cuando se cerró el cupo de participantes.
"Sin estímulo adicional, la economía sería 1,5 puntos porcentuales más pequeña en 2021, con otro 1 punto porcentual de arrastre repartido entre 2022 y 2023 por lo que volveríamos a la tasa de crecimiento potencia mucho más tarde, a finales de 2023", avisó en un análisis Beth Ann Bovino, economista jefa para EEUU de S&P Global, poniendo de manifiesto el crucial papel que desempeña la nueva remesa de gasto.
No obstante estas medidas dejan de lado tanto la protección legal para compañías como empleadores en relación con la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Tampoco incluirán fondos para los gobiernos estatales y locales, propuestas que llevan entorpeciendo cualquier tipo de compromiso desde el pasado mayo.
"Sin fondos para los gobiernos estatales y locales, el estímulo tendrá menos en calado a la hora de impulsar el PIB. De acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso, la asistencia ofrecida a estos como parte del primer gran paquete de estímulo tuvo un efecto multiplicador de 0,88, mientras que los multiplicadores de los cheques de estímulo y los préstamos PPP fueron del 0,60 y 0,36 respectivamente", apunta Paul Ashworth, economista jefe para EEUU de Capital Economics.
Los programas de emergencia de la Fed
El retraso inicial para dar luz verde al plan llegó tras la propuesta introducida la semana pasada por el senador republicano, Pat Toomey, que incluyó una polémica cláusula que impediría a la Reserva Federal reiniciar buena parte de los programas de préstamos emergencia que expirarán a finales de este año a petición expresa del Departamento del Tesoro, que los avaló financieramente.
Cabe recordar, que como parte del primer paquete de estímulo aprobado el pasado marzo a este lado del Atlántico, el Congreso proporcionó 454.000 millones de dólares para que el Tesoro cubriera las pérdidas generadas por dichos programas de emergencia de la Fed.
Entre ellos se encuentran, por ejemplo, dos de los programas que han permitido al banco central de EEUU comprar bonos corporativos, así como el Programa de Préstamos a Main Street, que esta dirigido a garantizar el flujo de crédito a pequeñas y medianas empresas. Éste último ha contado con baja aceptación dadas las complicaciones derivadas de su puesta en marcha.
La Fed prometió comprar hasta 750.000 millones de dólares en deuda de grandes empresas con grado de inversión pero hasta la fecha ha absorbido poco más de 13.500 millones de dólares. De hecho, el banco central de EEUU ha absorbido menos de 30.000 millones de dólares en préstamos y otros activos a través de estas iniciativas. Sin embargo, su presidente, Jerome Powell, ha defendido que su mera existencia ha servido de apoyo para blindar la confianza.
Con estos antecedentes en contexto, finalmente los senadores lograron alcanzar un acuerdo sobre estos poderes de préstamo de emergencia de la Fed a última hora del sábado, despejando así el último gran obstáculo para aprobar una segunda remesa de estímulos.
El líder de la minoría del Senado y Toomey ultimaron los detalles de un compromiso en el que el banco central retendrá su capacidad de establecer programas de préstamos de emergencia sin la aprobación del Congreso. No obstante, no será capaz de replicar idénticamente los programas que activó al comienzo de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo sin el visto bueno de los legisladores.
Según el acuerdo, los 429.000 millones de dólares que no han sido utilizados como parte de estos programas de emergencia y que echarán el cierre el próximo 31 de diciembre serán destinados a compensar la factura del estímulo.
El Congreso y el Senado de EEUU acuerdan un paquete de estímulo de 900.000 millones de dólares