Las drojas (legales, alegales e ilegales) evaden de la realidad, por tanto de la VERDAD.
El urbanita derechohabiente bienestarizado huye de la realidad y de la verdad, incluso sin el uso de drojas. El bienestarismo crea adicción. El urbanita derechohabiente bienestarizado usa las drojas para evadir la cruda realidad de que el bienestarismo le ésta destruyendo. Las drojas sirven para mostrarte como víctima de todo y de todos, y no como lo que realmente eres: CORRESPONSABLE de todo lo que sucede en la sociedad y te sucede a ti mismo.
Con las drojas se inhabilita para la verdad y para la libertad a los pocos que se hacen preguntas, por eso en épocas de crisis el ESTADO alienta el consumo de drojas, so pretexto de combatirlo (eso hizo con la heroína durante la TRANSICIÓN, introducida masivamente entre la juventud, sobre todo en Euskadi, para deshabilitar cualquier proceso insurreccional).
Sólo pueden acceder a la verdad y a la realidad (por tanto a la libertad) los que no usan drojas y rechazan el BIENESTAR y la comodidad mental (por desgracia muy pocos, y la mayor parte de ellos está en el PODER o en camino de alcanzarlo). El PODER suele ser muy disciplinado, estoico, no se puede permitir la relajación ni la evasión de la realidad; sólo lo hace cuando detenta tal grado de PODER que se envilece de forma irreversible (arrastrando en su caída a toda la masa por él pastoreada).
El PODER sí tiene respeto por la verdad y por la libertad, obviamente las suyas (su verdad y su libertad), al mismo tiempo que difunde mentira y afán delegacionista (afán de ser esclavo) entre el pueblo llano.
Si el PUEBLO hiciera lo mismo, tener respeto por la verdad y la libertad con responsabilidad, no podría existir PODER CONCENTRADO, por tanto, no existirían la verdad y la libertad concentradas que hoy existen (lo cual a su vez conlleva, esclavitud y mentira generalizadas).