Grupo Wagner
Madmaxista
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El castrado y acobardado pueblo europeo debe verse contra las cuerdas para reaccionar. Si no ocurre pronto, será demasiado tarde.
Los europeos deben revelarse cuando aun sean mayoría en sus otrora naciones blancas, porque cuando sean minoría correrán o bien el destino de Haití y Rodhesia, o bien el de India, Egipto, Persia o Cartago.
El siglo XX fue el siglo más violento de la historia. El siglo XXI será aun más violento. Pero esta vez no habrá frente de batalla, la guerra se librará casa por casa y puerta por puerta, entre "nosotros y ellos", entre los blancos y aquellos de otras razas que los blancos dejaron que ocupasen su territorio.
Es imposible echar a 80 millones de no-blancos de Europa legalmente cuando tus propios gobernantes los han traído y los siguen trayendo, y cuando esta violación de todo sentido común y ley natural es aplaudida y soportada por la mayoría de la población.
Tambores de guerra racial suenan en Europa. Cientos de miles de tercermundistas de nuevo se amontonan a las puertas de Europa, decenas de miles invaden las costas del sur de Europa, su natalidad aplasta a la de los europeos. Pero millones de varones sanos no se dejarán aplastar y por eso el destino es inevitable.
La raza que deja de foráneos vivan entre ellos sufrirá o perecerá.
Es preferible que se desate el caos en una nación y el resto de naciones europeas tomen medidas desde mayor poder y control, pero el conflicto está asegurado.
Los europeos deben revelarse cuando aun sean mayoría en sus otrora naciones blancas, porque cuando sean minoría correrán o bien el destino de Haití y Rodhesia, o bien el de India, Egipto, Persia o Cartago.
El siglo XX fue el siglo más violento de la historia. El siglo XXI será aun más violento. Pero esta vez no habrá frente de batalla, la guerra se librará casa por casa y puerta por puerta, entre "nosotros y ellos", entre los blancos y aquellos de otras razas que los blancos dejaron que ocupasen su territorio.
Es imposible echar a 80 millones de no-blancos de Europa legalmente cuando tus propios gobernantes los han traído y los siguen trayendo, y cuando esta violación de todo sentido común y ley natural es aplaudida y soportada por la mayoría de la población.
Tambores de guerra racial suenan en Europa. Cientos de miles de tercermundistas de nuevo se amontonan a las puertas de Europa, decenas de miles invaden las costas del sur de Europa, su natalidad aplasta a la de los europeos. Pero millones de varones sanos no se dejarán aplastar y por eso el destino es inevitable.
La raza que deja de foráneos vivan entre ellos sufrirá o perecerá.
Es preferible que se desate el caos en una nación y el resto de naciones europeas tomen medidas desde mayor poder y control, pero el conflicto está asegurado.