Non serviam
Madmaxista
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La del autobús y otras similares son situaciones bastante paco, pero, la situación más pacodemier que he vivido fue en los primeros 90. En los 80 te asaltaban por la calle y eso parecía algo normal. Hoy dia, hasta la llegada de los enriquecedores culturales, ya era algo inconcebible, pero entonces no.
Bueno, pues llegan los 90 y esas cosas ya no pasan. Me encuentro por la calle a uno que iba conmigo a la parroquia y no veia hace 1000 años. Hablamos amistosamente un rato, y en esto que llega un supuesto amigo suyo. Se ponen a saludarse amistosamente, yo me aparto respetuoso un par de metros. Y en esto que al poco oigo al amigo de mi conocido que le dice, venga, dame las pelas. Vamos, que le asalta, le mete las manos en los bolsillos, y le quita lo que llevase. El otro sonriendo con cara de agobio. Yo flipando sin creerme lo que estoy presenciando.
El tipo entonces se dirige a mi, que no le he visto en mi vida y me dice: y ahora tú, todo lo que lleves. Yo, que ya me habia hecho mi composición de lugar, siendo ya licenciado universitario, teniendo la cabeza en otras cosas más civilizadas, apenas doy crédito. No abro la boca, doy un paso atrás (para guardar distancias), me pongo en posición de combate no muy llamativa, y le miro a los ojos (en su dia practique bastante artes marciales y wl tipo no era enorme). El tipo dice: mira este, se pone gallito. Y empieza a rodearme. Yo me giro, sin abandonar la guardia. Venga, dame lo que lleves, dice. Quitamelo tu, respondo. Uhhh que valiente dice, y se hace gestos de prueba como de golpear, para estudiar mi reacción. Como no se acerca, no me muevo un milimetro. El tipo deduce que voy en serio y que va a cobrar y se acaba largando. No sin antes enseñarme una navajita de cosa sin abrir (pasaba mucha gente) y desconociendo que yo llevaba una el doble guardada.
En ese momento vuelvo a percatarme del viejo conocido. Me despido como puedo y cada día rezo por no volvermelo a encontrar. A todo eato, sitio céntrico, mucha gente pasando de largo y mirando, capital de provincia.
Bueno, pues llegan los 90 y esas cosas ya no pasan. Me encuentro por la calle a uno que iba conmigo a la parroquia y no veia hace 1000 años. Hablamos amistosamente un rato, y en esto que llega un supuesto amigo suyo. Se ponen a saludarse amistosamente, yo me aparto respetuoso un par de metros. Y en esto que al poco oigo al amigo de mi conocido que le dice, venga, dame las pelas. Vamos, que le asalta, le mete las manos en los bolsillos, y le quita lo que llevase. El otro sonriendo con cara de agobio. Yo flipando sin creerme lo que estoy presenciando.
El tipo entonces se dirige a mi, que no le he visto en mi vida y me dice: y ahora tú, todo lo que lleves. Yo, que ya me habia hecho mi composición de lugar, siendo ya licenciado universitario, teniendo la cabeza en otras cosas más civilizadas, apenas doy crédito. No abro la boca, doy un paso atrás (para guardar distancias), me pongo en posición de combate no muy llamativa, y le miro a los ojos (en su dia practique bastante artes marciales y wl tipo no era enorme). El tipo dice: mira este, se pone gallito. Y empieza a rodearme. Yo me giro, sin abandonar la guardia. Venga, dame lo que lleves, dice. Quitamelo tu, respondo. Uhhh que valiente dice, y se hace gestos de prueba como de golpear, para estudiar mi reacción. Como no se acerca, no me muevo un milimetro. El tipo deduce que voy en serio y que va a cobrar y se acaba largando. No sin antes enseñarme una navajita de cosa sin abrir (pasaba mucha gente) y desconociendo que yo llevaba una el doble guardada.
En ese momento vuelvo a percatarme del viejo conocido. Me despido como puedo y cada día rezo por no volvermelo a encontrar. A todo eato, sitio céntrico, mucha gente pasando de largo y mirando, capital de provincia.
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