Comunicado de las feministas gallegas que humillaron y lincharon a sus aliados masculinos (traducido)

Hijo de Hembrista

Cuñado nija
Desde
17 Nov 2017
Mensajes
117
Reputación
346
Resumen: Feministas okupas/anarquistas dicen haber sufrido 6 violaciones en una semana por parte de sus compañeros. Preparan una "acción" en la que los convocan a todos en una sala empapelada con sus fotos y nombres. Les ordenan señalarse a sí mismos y a sus compañeros como agresores. Después les dicen que todos son violadores y terminan por escupirles y pegarles. El tema sale a la luz y entonces ellas lanzan este tocho donde se justifican diciendo que es defensa propia. Precedentes:


  • Otra versión de los hechos, del que más palos recibió, relatado por UTBH (el texto original lo han borrado) :


El cual contiene perlas como: "Reventad a golpe de sodomía, experimentad lo que es ser violado por los tuyos. Ataos a una cama y violaos unos a otros. Podéis escoger: por la boca o por el ojo ciego. Vivid con un cactus metido en vuestro ojo ciego. Castraos químicamente o físicamente, pero dejad de violarnos. Poned vuestro cuerpo para luchar contra esa lacra que sois vosotros mismos, y preparaos para nuestra insaciable venganza"
________________________________________________________________________________

JUSTICIA POR LA MANO - Comunicado 1 J 2019 (fuente original clicando aquí)

"Tratar lo real con honestidad siempre supone ejercer una violencia, hacia una misma y hacia lo existente, porque implica dejarse atravesar el cuerpo y la mente y porque supone entrar en escena para tomar posición y violentar." Valerie solanas (Autora del manifiesto SCUM que abogaba por aniquilar al sesso masculino)

Aclaración previa: Somos feministas autónomas que nos unimos en la necesidad de dar una respuesta colectiva.
El Aturuxo das Marías fue el escenario. Pudo haber sido cualquier otro.

CONTEXTO
Llegar aquí fue posible gracias al trabajo y las contribuciones de muchas generaciones de compañeras de las cuales heredamos la posibilidad de denuncia y la idea de que la legitimidad de definir que es una agresión, es de la agredida y no del agresor.

Desde hace años hemos empezado a darnos cuenta de que los agresores también militan con nosotras. Esto se materializa con una denuncia pública en 2015 de un agresor y su posterior gestión, proceso que genera la necesidad de la creación de un protocolo contra las agresiones machistas en los movimientos sociales. Este caso supuso un punto de inflexión a la hora de responder públicamente a las agresiones señalando a un militante de dentro de la izquierda y los movimientos sociales de Galicia. En su momento, sacaro esto a la luz fue polémico, pero sentó el precedente para que otros agresores dentro de los movimientos sociales se hicieran visibles, y para nuestros compañeros con quienes compartimos militancia se dieron cuenta de que por estar dentro de los espacios de trabajo políticos no están exentos de ser señalados como agresores.

Algunos hombres comienzan a reconocer su papel como agresores e incluso la estructura que legitima este poder y violencia. El punto central que motivó los eventos de la convocatoria del 1 de junio es que, aunque se reconocen como agresores, nunca se responsabilizarán de serlo. Y continuarán agrediendo.
Lo que ocurrió el sábado 1 de junio no fue una acción aislada, fue una respuesta a una situación de emergencia. Una reacción de autodefensa.

Una semana antes, las chicas se reunieron por unos días para trabajar y compartir tiempo juntas. Aparecieron, entre otros temas, las agresiones, aunque no era el objetivo de la juntanza. Las primeros que aparecieron fueron los que más hemos naturalizado: "un tío que te grita en la calle, un tipo que te toca el ojo ciego..."
Llega la noche. Una compañera habla de una violación. Esta vez el violador no es un extraño. Luego otra. Y otra. Y otra. Se hace el silencio. Lloros. Impotencia. Rabia. De repente, las violaciones pasan de la esfera personal a la esfera colectiva. Algunas de ellos han sucedido en los últimos meses, y todas ellos por nuestros compañeros, con quienes compartimos espacios de lucha y, con algunos, muchos aspectos de nuestras vidas. Y nosotras gritamos. Y otras compas ya estaban gritando también. Y otras. Y otras. Y el grito se hizo colectivo.

Aquí está la pregunta: ¿qué estamos haciendo para que deje de suceder? Protocolos, grupos de masculinidades, espacios no mixtos, vetos, debates, pedagogía con las personas más cercanas ... Para llegar a donde estamos este trabajo fue necesario, pero estas agresiones muestran que no son suficientes. Nos duele la vida. Continuamos creando espacios y relaciones personales que consideramos seguras, pero no lo son.

¿Qué es un espacio feminista? ¿En qué medida los centros sociales son espacios seguros? ¿En qué medida estamos cambiando la forma en que nos relacionamos?
Lo cierto es que compartimos espacios con amigos, hermanos, y llevamos años viendo cómo no asumen su responsabilidad en la lucha contra la violencia machista. Finalmente, prefieren mantener sus privilegios a través de la camaradería en lugar de romper con el patriarcado que llevan dentro. Cuando hay una agresión, siempre somos las mujeres las que señalamos; cuando hay actitudes machistas, siempre son nuestras voces las que se alzan. Además de asumir la carga de recibir la agresión, somos nosotras los que tenemos que acompañar, reflexionar, proponer medidas.

¡Estamos hartas! ¡La ira es nuestra también!
¡La guerra ya estaba allí pero estaba silenciada!

DE LO QUE SUCEDIÓ EN LA CONVOCATORIA
Hombres que estaban directa o indirectamente vinculadis con los movimientos sociales de Galicia y con quienes militamos y compartimos lazos afectivos fueron convocados el 1 de junio a las 6.30 pm en el CSOA Aturuxo das Marías.

Abrimos la puerta del espacio media hora después, y a los primeros les ordenamos que subieran al piso superior. El resto siguió un cartel que indicaba que subiesen al tercer piso, dos de ellos llegaron tarde, los que subieron al mismo tiempo que nosotras. En la sala estaban las fotos colgadas con sus nombres escritos en la parte superior (101 en total). Había unos cuarenta varones, nosotras -también éramos unas cuarenta mujeres-, al subir no entrábamos en la habitación, y tuvimos que quejarnos varias veces y decirles que se echasen para atrás atrás, ya que muchas de las chicas todavía esperaban en las escaleras.

Dejamos rotulador en una silla y les dijimos que se señalen a sí mismos en el caso de considerarse o considerarlos agresores. Una gran mayoría de los hombres presentes salieron a señalarse a sí mismos; muchos de ellos también señalaron a otros. Un hombre escribió un interrogante sobre su fotografía. Dos jóvenes señalaron todas las fotografías. Y al menos cuatro no salieron a marcar. Solo había un marcador, deliberadamente solo uno. Queríamos ver todo el proceso con calma.

Cuando terminaron, presentamos una lista de hombres que sabíamos que habían cometido alguna agresión machista, no necesariamente delincuentes sensuales; acompañando esto con un círculo en sus fotos, para diferenciar nuestras marcas de las suyas. Nuestro listado tenía 48 nombres. Casi todos los que hemos nombrado antes. Casi todos.

Por supuesto leemos un texto; La mayoría de nosotras estábamos llorando. La mayor parte de ellos miraraban hacia el suelo, a la vez que nosotras nos redistribuíamos ocupando más espacio.

En el comunicado les advertíamos de que la convocatoria no era un diálogo y los reconocíamos como lo que eran para algunas, como lo que son para otras: nuestros compañeros de la vida y la lucha; nuestros hermanos. Les dijimos que no podíamos soportar más agresiones, más violaciones, que la violencia excedía los límites de nuestro entendimiento. Les dijimos que seguían sin responsabilizarse de lo que nos hacen, individual y colectivamente. Les dijimos que no podíamos seguir compartiendo espacios con quienes nos atacan y nos violan sistemáticamente. Les dijimos, y esto es fundamental, cuánto dolor nos producía que prefieren sus privilegios a nosotras, a nuestra alianza.

Luego las agredidas ejercimos la violencia física; y esto no fue una violencia programada. Pero éramos conscientes de que esto podría suceder poniéndonos frente a quienes nos agredían.

De los aproximadamente cuarenta asistentes, en ese momento, cuatro de ellos recibieron violencia física:

Uno de ellos tres escupitajos, dos bofetadas y un empujón.

Otro una bofetada.

Otro una bofetada y un empujón.

Y a otro, en dos momentos diferentes, una chica le golpeó y gritó.

De los asistentes, ninguno contraatacó y uno de ellos abandonó el espacio cuando comenzó la violencia física.


Les acusamos, les hacíamos preguntas: "-¿Tú violaste?" "-Sí" "-¿Y me advertite? Porque creí que eras mi hermano".

Cuando consideramos que todo estaba dicho, les ordenamos que salieran del espacio. A medida que descendían, ocho mujeres se distribuían entre la puerta del espacio y las escaleras. En esta salida hubo varios que recibieron una respuesta física: hubo un puñetazo, algunas patadas, bofetadas, collejas y algún empujón (sin caer por las escaleras). -(Aquí creo que mienten, ya que en las dos versiones de los dos aliados afirman que sí lo tiraron por las escaleras.)

Todo duró aproximadamente una hora y media.

(sigue)
 
Última edición:
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Última edición:
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Última edición:
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
No caigas en su trampa. Básicamente el escenario es este:

Okupas manginas les tiran la caña a las sucias hippies okupas. Ante esto hay dos escenario:

- Si a la sucia feminista radical le gusta el mangina => lo llama amor
- Si a la sucia feminista radical no le gusta el perroflauta mangina => violación y agresión sensual.

No joer si ya que me he leido el puñetero ladrillo quiero aclaraciones, espero que no sean unas locas como las gallegas que conoci, que solo hablaban gallego, se liaban entre ellas, relaciones abiertas con novio...... todo muy surrealista, igual son de esa clase.
 
Volver