Entonces sucede estamos sosteniendo concepciones morales diferentes, y me alegro que con educación y respeto.
Y yo tambien estoy hasta los nuevos de un anuncio que me fastidia la ventana de responder, pero esto es un negocio, y la publicidad es mas importante para el webmaster que el confort de los foreros. Así funciona esto, desgraciadamente.
De hecho, diría que yo ni siquiera estoy sosteniendo una concepción moral, sino el sistema por el cual las concepciones morales adquieren fuerza de ley.
Yo no creo que la libertad de interrumpir el embarazo (bajo las condiciones que guste) sea intrínsecamente moral o inmoral.
Lo que creo es que la moralidad o inmoralidad (de mores, en latín, costumbres) emana del consenso social, que en su expresión más restrictiva se sustancia en ley.
Así, el individuo no tiene potestad para elegir qué es moral o inmoral, sino que esa decisión es colegiada y corresponde a la sociedad en su conjunto. El individuo, si no está contento con la moral de su sociedad, puede intentar hacer proselitismo para cambiarla, o buscarse una sociedad más acorde a sus principios, pero no puede decidir por sí mismo que lo que era inmoral ya no lo es: es la sociedad la que juzga.
Sobre si exista o no una moral universal inmutable (que por defender lo obvio se me ha acusado de relativismo a menudo): opino que existe una moral óptima, que es la que hace prosperar y tanto a la sociedad como al individuo, y reporta a todos el mínimo sufrimiento a lo largo del tiempo.
La moral concreta de cada sociedad es una aproximación heurística, siendo que las sociedades más prósperas tendrán la moral más eficiente, mientras que las menos prósperas habrán llegado a ortogramas morales de menor calidad, y las sociedades que partieran de ortogramas morales inherentemente patológicos o autodestructivos acaban por desaparecer o por ser sojuzgadas.
Todo ello, por desgracia, sucede en un plazo tan largo que no es fácil determinar a simple vista si el progreso social es, de hecho, progreso de verdad o la caída hacia la autodestrucción. Por otro lado, dado que el entorno cambia, y lo hace cada vez más deprisa, mantener ciegamente el ortograma moral del pasado puede resultar igual de autodestructivo.
En el caso que nos ocupa, el de Roe vs Wade, el curioso invento que son los Estados Unidos se basa PRECISAMENTE en permitir que cada una de sus 50 sociedades experimente hasta cierto punto con el ortograma moral, restringiendo los axiomas inmutables a un mínimo de verdades consideradas (sic.) evidentes en sí mismas, y permitiendo a los ciudadanos elegir cómo debe ser su ortograma moral o, en última instancia, qué ortograma de los 50 disponibles eligen para sí.
Cada nuevo intento de ampliar la lista de axiomas comunes supone un anquilosamiento (¿innecesario?) del mecanismo, un intento de robar independencia a los Estados, no para devolvérselo al individuo, sino para centralizarlo aún más en el gobierno federal. En suma, una MALA IDEA.
Roe vs Wade fue un dislate, causado por una serie de miembros progresistas del SCOTUS que quisieron hacer política con una rama que debería ser por definición apolítica, pretendieron imponer por fiat lo que no habían sido capaces de lograr mediante el consenso: si la sociedad está de acuerdo en despenalizar el aborto, las leyes acabarán por reflejarlo. No hay necesidad de inventarse que abortar sea un derecho inalienable, y menos desde uno de los organismos menos democráticos del sistema.