La uva francesa tiene acento español
Muchos pensarán que quienes viajan a vendimiar a Francia son sólo trabajadores acostumbrados a realizar labores duras en el campo. Pero las cosas hace tiempo que no son así.
A sus 26 años, Ana María Martínez ya ha cruzado diez veces los Pirineos para trabajar en la recogida de uva. Durante el año se dedica a tareas bien distintas a esta labor: "Acabo de terminar el módulo de auxiliar de odontología y el próximo curso quiero sacarme el título de bachiller", asegura a EXPANSIÓN. Como ella, 13.500 españoles, azuzados por la crisis, trabajarán en la vendimia francesa este año, un 12,5% más que en el anterior.
A Ana María la vendimia le viene de familia, ya que su padre ha participado en muchas de las recolecciones del país galo. Junto a él, su madre y una amiga recorrerán a principios de septiembre los 1.300 kilómetros que separan su casa de Perpiñán.
Pero en su pueblo no son los únicos. De Alcalá del Valle (Cádiz) ya han salido varios autobuses hacia Francia. Los más tempraneros partieron en abril. Sin lugar a dudas, los andaluces son los más numerosos. Según ha estimado la Federación Agroalimentaria de la UGT, representarán el 71,85% del total. Por debajo quedan valencianos (1.100) y murcianos (500).
El regreso de españoles a la vendimia francesa empezó a repuntar en 2006, cuando disminuyó la cosecha de aceitunas en Jaén, y este año se ha intensificado aún más debido al desempleo en la construcción.
Pero para Jesús Acasuso, secretario de Migraciones de la citada federación de UGT, "la mayoría de los nuevos temporeros ya lo habían sido o puede que sean de un pueblo con fuertes migraciones". También corrobora esta idea Aurora Martínez, secretaria de Migraciones de CCOO en Andalucía. Pero, según ha valorado su sindicato, "lo que más ha subido es la demanda de trabajo, mientras que los contratos regularizados han podido disminuir".
Para Martínez, una de las razones principales de esta situación es que "la crisis afecta a todos". Cree que sobre todo se debe a las altas migraciones de Europa del Este, "un fenómeno que va en aumento".
"El empresario francés tiene muy asumido que debe dar, como mínimo, las ocho horas de trabajo diarias, por eso pone a sus empleados a limpiar cubas o lo que sea con tal de tenerlo ocupado", asegura Acasuso, de UGT.
Además de las buenas condiciones de trabajo, el principal atractivo de la vendimia gala es la remuneración económica. Para empezar, a un trabajador nunca se le puede dar menos del Salario Mínimo Interprofesional de Crecimiento (SMIC), establecido en los 8,82 euros, y la jornada laboral francesa es de 35 horas. A partir de ahí, lo que se pagan son extras, con incrementos que pueden llegar a ser del 25%, e incluso del 50%. En España la jornada media de un vendimiadores de 48,9 euros por jornal, unos 6,1 euros la hora.
Los andaluces representan el 71,85% del
total de españoles que viajarán a Francia
Los sueldos en Francia, de todos modos, varían por departamentos o regiones. Cada uno establece un salario según las categorías profesionales en la que sean contratados los jornaleros (cortador, vaciador o porteador). Así, la remuneración económica media por hora que podría cobrar cada vendimiador se acercaría a los 8,98 euros.
En la campaña vinícola española las cosas son distintas. Javier Alejandre, técnico de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), subraya que "las denominaciones de origen como puede ser la de La Rioja conllevan unas especificaciones de grado y calidad que obligan a cortar la uva en una época más breve que en Francia". Así, "en España se demandan más trabajadores para mucho menos tiempo".
Sus perspectivas sobre la vendimia española no son buenas. "Aquí las circunstancias también van a hacer que la gente regrese al campo para conseguir dinero y con ellos se reducirá la demanda de mano de obra extranjera".
Para Alejandre, el sector del vino en España está "hundido". "Hay mucho stock y el consumo tanto nacional como extranjero es cada vez menor, los precios han bajado de un 20% a un 30%", agrega.
El técnico de UPA incluso se atreve a vaticinar que en la campaña española podría quedar uva en las cepas sin recoger.