Rojillo_
Madmaxista
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La boda la paga la inmobiliaria
La crisis agudiza el ingenio de los promotores para seguir con el negocio. En Carballo, Riotorto regala la fiesta nupcial
Autor: Eduardo Eiroa
Fecha de publicación: 7/1/2009
Las crisis tienen también su partes positivas. Es fácil acomodarse en tiempos de bonanza y dejar la mente en barbecho mientras se hace caja sin mover un músculo. Lo difícil -y lo meritorio- es seguir facturando cuando vienen mal dadas. Entonces se demuestra mejor quien vale y quien no vale. Y es en el largo invierno de la crisis inmobiliaria cuando los promotores ponen sus mentes, más que nunca, a trabajar.
En estos tiempos, los precios que figuran en las etiquetas de los pisos, ya se sabe, tienen rebaja. El regateo funciona mejor nunca.
Para la mayoría de los que se dedican a vender, quitar unos miles es la alternativa para no quedarse con el cemento parado. Pero los hay que van más allá. La última idea para dinamizar el mercado inmobiliario la ha lanzado la inmobiliaria Riotorto para la promoción de viviendas que tiene en Carballo: si uno les compra un piso en la urbanización Costa Nariga durante este mes y el próximo le regalan, ni más ni menos, la fiesta de la boda en un restaurante del grupo, Aldeola. Ahí queda eso.
Tampoco se trata de aprovechar para invitar a media provincia, que hay un límite. La fiesta tiene como tope 12.000 euros.
Falta por saber si los solteros interesados en vivienda harán un esfuerzo socializador. O si aquellos otros que demoran jovenlandesesamente el paso por el altar tras años de noviazgo darán el paso para aprovechar la coyuntura.
La iniciativa la acaba de poner la empresa en marcha y no se sabe todavía si tendrá o no éxito. Cuenta Jesús Lamas, comercial de la compañía, que las otras campaña realizadas hasta ahora sí han funcionado bien.
Para animar a los clientes de los pisos que tienen en Arteixo ofrecieron, en noviembre y diciembre, un Opel Corsa valorado en 12.000 euros a los que se compraran casa. Y vendieron diez. A los que adquiriesen piso en Neaño les ofrecían amueblarles la vivienda.
Falta por ver, con los resultados de la última promoción, si son más los que prefieren el matrimonio o si, por el contrario, en este mundo prosaico el cliente o la cliente no dudaría en cambiar a su esposa o esposo por un Opel Corsa, que al fin y al cabo vale lo mismo que el fiestón.
Otras ofertas
Las de Riotorto son, sin duda, las ideas más originales que se encuentran en la zona en el reñido mundo del mercado del ladrillo, pero no son las únicas.
Cuentan desde una inmobiliaria de Cee que ya son bastantes los promotores que no aguantan la presión del regateo y prefieren no tener que comerse un apartamento por una diferencia con el cliente de, digamos, 3.000 euros.
Otro de los clásicos es la cocina. Si antes muchas viviendas se vendían con la cocina con las paredes desnudas, hoy, a nada que se abra la boca o incluso antes de preguntar, se la encuentra el interesado equipada de arriba a abajo.
Otro recurso que, al parecer, va funcionando algo, atañe a las ofertas en las plazas de garaje. Una conocida promoción de Cee incluye en el precio garaje y trastero, pero tiene como gancho la segunda plaza por solo 5.000 euros más. Quién sabe si, regateando un poco, hasta puede salir gratis.
Aun así, confiesan desde las inmobiliarias, el mercado está más frío que la nieve de O Cebreiro estos días.
Más que regalos, lo que quieren los clientes es que esos 150.000 euros que le piden se le queden, digamos, en 90.000. Y hasta ese punto no parecen dispuestas a llegar las promotoras. Más que nada porque muchas compraron el suelo a precio de oro y porque los márgenes ya no son los que eran. «Mejor que el banco te embargue la obra antes que perder dinero en ella», explicaba con claridad uno de los pocos agentes inmobiliarios que aun trabajan en Cee. Y los bancos, ya se sabe, no están muy interesados en estos tiempos en acumular propiedades impagadas.
Lo de la boda, sin duda, es un buen gancho. Y, quién sabe, si completan la oferta con un par de palés de pañales o con dos años de guardería gratis o con un cheque para incrementar el que todavía da Zapatero, pues hasta consiguen, además de vender pisos, fomentar la natalidad, que con la crisis parece que también anda en horas bajas.
La boda la paga la inmobiliaria
La crisis agudiza el ingenio de los promotores para seguir con el negocio. En Carballo, Riotorto regala la fiesta nupcial
Autor: Eduardo Eiroa
Fecha de publicación: 7/1/2009
Las crisis tienen también su partes positivas. Es fácil acomodarse en tiempos de bonanza y dejar la mente en barbecho mientras se hace caja sin mover un músculo. Lo difícil -y lo meritorio- es seguir facturando cuando vienen mal dadas. Entonces se demuestra mejor quien vale y quien no vale. Y es en el largo invierno de la crisis inmobiliaria cuando los promotores ponen sus mentes, más que nunca, a trabajar.
En estos tiempos, los precios que figuran en las etiquetas de los pisos, ya se sabe, tienen rebaja. El regateo funciona mejor nunca.
Para la mayoría de los que se dedican a vender, quitar unos miles es la alternativa para no quedarse con el cemento parado. Pero los hay que van más allá. La última idea para dinamizar el mercado inmobiliario la ha lanzado la inmobiliaria Riotorto para la promoción de viviendas que tiene en Carballo: si uno les compra un piso en la urbanización Costa Nariga durante este mes y el próximo le regalan, ni más ni menos, la fiesta de la boda en un restaurante del grupo, Aldeola. Ahí queda eso.
Tampoco se trata de aprovechar para invitar a media provincia, que hay un límite. La fiesta tiene como tope 12.000 euros.
Falta por saber si los solteros interesados en vivienda harán un esfuerzo socializador. O si aquellos otros que demoran jovenlandesesamente el paso por el altar tras años de noviazgo darán el paso para aprovechar la coyuntura.
La iniciativa la acaba de poner la empresa en marcha y no se sabe todavía si tendrá o no éxito. Cuenta Jesús Lamas, comercial de la compañía, que las otras campaña realizadas hasta ahora sí han funcionado bien.
Para animar a los clientes de los pisos que tienen en Arteixo ofrecieron, en noviembre y diciembre, un Opel Corsa valorado en 12.000 euros a los que se compraran casa. Y vendieron diez. A los que adquiriesen piso en Neaño les ofrecían amueblarles la vivienda.
Falta por ver, con los resultados de la última promoción, si son más los que prefieren el matrimonio o si, por el contrario, en este mundo prosaico el cliente o la cliente no dudaría en cambiar a su esposa o esposo por un Opel Corsa, que al fin y al cabo vale lo mismo que el fiestón.
Otras ofertas
Las de Riotorto son, sin duda, las ideas más originales que se encuentran en la zona en el reñido mundo del mercado del ladrillo, pero no son las únicas.
Cuentan desde una inmobiliaria de Cee que ya son bastantes los promotores que no aguantan la presión del regateo y prefieren no tener que comerse un apartamento por una diferencia con el cliente de, digamos, 3.000 euros.
Otro de los clásicos es la cocina. Si antes muchas viviendas se vendían con la cocina con las paredes desnudas, hoy, a nada que se abra la boca o incluso antes de preguntar, se la encuentra el interesado equipada de arriba a abajo.
Otro recurso que, al parecer, va funcionando algo, atañe a las ofertas en las plazas de garaje. Una conocida promoción de Cee incluye en el precio garaje y trastero, pero tiene como gancho la segunda plaza por solo 5.000 euros más. Quién sabe si, regateando un poco, hasta puede salir gratis.
Aun así, confiesan desde las inmobiliarias, el mercado está más frío que la nieve de O Cebreiro estos días.
Más que regalos, lo que quieren los clientes es que esos 150.000 euros que le piden se le queden, digamos, en 90.000. Y hasta ese punto no parecen dispuestas a llegar las promotoras. Más que nada porque muchas compraron el suelo a precio de oro y porque los márgenes ya no son los que eran. «Mejor que el banco te embargue la obra antes que perder dinero en ella», explicaba con claridad uno de los pocos agentes inmobiliarios que aun trabajan en Cee. Y los bancos, ya se sabe, no están muy interesados en estos tiempos en acumular propiedades impagadas.
Lo de la boda, sin duda, es un buen gancho. Y, quién sabe, si completan la oferta con un par de palés de pañales o con dos años de guardería gratis o con un cheque para incrementar el que todavía da Zapatero, pues hasta consiguen, además de vender pisos, fomentar la natalidad, que con la crisis parece que también anda en horas bajas.
La boda la paga la inmobiliaria