amow the white rabbit. El conejo de Alicia.

LetalFantasy

Macatástrofe bicharraca
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Yo es que creo que el mundo que quiere bill gates - todos separados y obedientes-también es muy "fantasioso" y hasta infantil. La gente solo quiere tener vidas normales, los ovnis, sociedad perseguida por la policía porque dos personas interactuan pa las películas.
Creo que estos freaks ricachones están muuuuuy aburridos y amargados
Bill Gates tiene millones invertidos en compañías farmaceúticas.
 

Rune

Himbersor
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Totalmente pero lo cortés no quita lo valiente, las personas no son buenas o malas realmente. Y puede que Trump se haya cansado de estos me gusta la fruta. Si me dan a elegir entre el OWO (que era de Los Patriotas) y el NWO pues aunque fuera cosa igual prefiero la vida de finales del Siglo XX por ejemplo no se si me explico.
Una cosa es ser un puñetero tiburón de Wall Street y otra un satanista orate pedófilo me gusta la fruta. Pero aquí parece muy complicado de entender.

Humanos contra satanistas, no, mesías contra demonios. Pero para utilizar la falacia de reducción al absurdo, la segunda opción es mucho mejor.
 

Rune

Himbersor
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Muhammad Abduh

Muhammad Abduh, discípulo destacado de Al-Afghani, fue una marioneta política de los ingleses para destruir Islam. Fue nombrado por su amigo Lord Cromer director (Shayj) de Al-Azhar, en El Cairo, a la que convirtió en un nido de hipócritas (munafikun), tras interrumpir los planes de estudio, dificultando la enseñanza de las ciencias islámicas. En su libro más conocido, Risalah al-Tawhid (“Tratado de la unicidad divina”), considerado como la Biblia del reformismo de la religión del amor, intenta demostrar la unidad entre fe y razón, partiendo de una correcta posición jurídica de la creencia (´aqida) ash´ari, hasta que al final del libro presenta unas opiniones claramente contrarias al Islam, llegando incluso a proclamar la abrogación de los ayats coránicos relativos al Yihad. Como refiere Mohamed T. Bensaada, “contra una tradición religiosa marcada demasiado tiempo por un asharismo poco equilibrado en el cual el hombre estaba preso en una predestinación divina mal entendida, Muhammad Abduh va a destacar la importancia de la libertad humana, sin la cual no hay responsabilidad”; una posición audaz, “hasta el punto que se ha visto en él un pragmatismo casi agnóstico”, dado que sostiene que “la revelación religiosa no inventa ex nihilo los preceptos jovenlandesales, en la medida en que estos últimos dependen de una existencia histórica objetiva. Sólo la debilidad y la ignorancia de los hombres justifican, según M. Abduh, el recurso a la revelación religiosa y a la profecía”.
Tras su exilio de París y la colaboración en la revista Al-Urwa al-Wuthqa, M. Abduh volvió a Egipto, donde se dedicó a reformar la administración, los métodos de enseñanza y también los programas de la universidad de ciencias religiosas de Al-Azhar, de la que llegó a ser Gran Imam, al mismo tiempo que Gran Maestre de la Logia Unida de Egipto. Para ello fundó “una asociación clandestina cuyo objetivo es aproximar a los fieles de las tres religiones monoteístas, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, postulando que la esencia de las religiones es una sola, la búsqueda de la verdad” (Nour Eddine Affaya). Una síntesis o, lo que es lo mismo, un eclecticismo netamente masónico. De hecho —como continúa diciendo N. E. Affaya—, M. Abduh “se adhirió a la masonería (de la cual su maestro Jamal al-Din al-Afghani y otros intelectuales de la época también formaron parte) sabiendo que esa adhesión significaba la aprobación de los grandes principios de la Revolución francesa (libertad, igualdad y fraternidad) y el alejamiento de la Iglesia del campo de la investigación científica”.
A partir de entonces editó y participó en numerosas revistas de difusión entre los fiel a la religión del amores, en los que trató de conciliar el Islam y las exigencias del progreso, marcado fundamentalmente por el racionalismo y el humanismo, una vez rechazada la autoridad de las escuelas jurídicas del Islam sunnita. Con su discípulo Rachid Rida fundó la revista Al-Manar, que se convirtió en el órgano de la corriente salafista árabe y de la cual Rida continuará siendo redactor jefe tras la muerte de su maestro, trasladando años más tarde la sede de la revista a Ryad (Arabia Saudita), donde conoció una inflexión bajo la influencia del wahhabismo. En dicha revista atacaron con cinismo al Califato islámico (aunque nunca lo denunciaron expresamente), se toleró el poder inglés, se animó la no resistencia en Túnez y Argelia al poder francés, se condenó el sufismo, y se defendió a los bancos y a la democracia. Es significativo, a este respecto, que la primera sentencia (fatwa) que hizo M. Abduh como Shayj de Al-Azhar fuera la admisión por primera vez de los bancos en Egipto. En recompensa, fue nombrado Gran Mufti de Egipto (1899).
Tanto Al-Afghani como M. Abduh tenían en común estos objetivos: la liberación de la influencia otomana; la independencia de Al-Azhar del Shayj al-Islam de Estambul; la reducción de todas las escuelas de jurisprudencia (fiqh) a una escuela común, reconociendo a los jawarich como una escuela legítima; y, finalmente, la apertura del ijtihad, esto es, el esfuerzo o práctica del juicio personal en cuestiones legales. Tras ellos floreció un importante elenco de intelectuales reformistas en todo el mundo de la religión del amor, quienes se proponían el objetivo de movilizar a los pueblos conquistados contra las potencias europeas y de impulsar un movimiento de resistencia nacional conciliando Islam y modernidad.
 

Rune

Himbersor
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Rachid Rida

Discípulo de Muhammad Abduh, Rachid Rida fue el principal promotor del movimiento salafiya, a través de la revista Al-Manar, desde donde estableció su posición ideológica durante 37 años, claramente contraria al Islam, reflejando siempre el punto de vista británico para agitar el Califato otomano. Desde sus páginas elogió el movimiento masónico de los Jóvenes Turcos; impulsó a los fiel a la religión del amores a que tiraran los grilletes del taqlid, e hicieran ijtihad rechazando la autoridad de los cuatro modelos tradicionales de jurisprudencia (Fiqh); desacreditó a los alfaquíes que restringían las actividades usureras a los fiel a la religión del amores, no viendo nada malo en suscribir una póliza de seguro de vida (que es usura), o sugiriendo que tomar interés en el capital dejado en un banco o en una caja postal no está incluido bajo la prohibición de la usura.
Impulsado por su compromiso bien documentado a la masonería, fue fundador y líder, junto con otros hombres conocidos (de Siria, Líbano y Palestina, principalmente), de un Partido para la Descentralización administrativa del Califato Otomano (“Hizb Al-Lamarkaziyyah Al-Idariyyah Al-Uthmaniyyah”), formado en El Cairo en 1912.
Llegó a ser director de la universidad de Al-Azhar en 1930, gracias a las autoridades británicas.