Muhammad Abduh
Muhammad Abduh, discípulo destacado de Al-Afghani, fue una marioneta política de los ingleses para destruir Islam. Fue nombrado por su amigo Lord Cromer director (Shayj) de Al-Azhar, en El Cairo, a la que convirtió en un nido de hipócritas (munafikun), tras interrumpir los planes de estudio, dificultando la enseñanza de las ciencias islámicas. En su libro más conocido, Risalah al-Tawhid (“Tratado de la unicidad divina”), considerado como la Biblia del reformismo de la religión del amor, intenta demostrar la unidad entre fe y razón, partiendo de una correcta posición jurídica de la creencia (´aqida) ash´ari, hasta que al final del libro presenta unas opiniones claramente contrarias al Islam, llegando incluso a proclamar la abrogación de los ayats coránicos relativos al Yihad. Como refiere Mohamed T. Bensaada, “contra una tradición religiosa marcada demasiado tiempo por un asharismo poco equilibrado en el cual el hombre estaba preso en una predestinación divina mal entendida, Muhammad Abduh va a destacar la importancia de la libertad humana, sin la cual no hay responsabilidad”; una posición audaz, “hasta el punto que se ha visto en él un pragmatismo casi agnóstico”, dado que sostiene que “la revelación religiosa no inventa ex nihilo los preceptos jovenlandesales, en la medida en que estos últimos dependen de una existencia histórica objetiva. Sólo la debilidad y la ignorancia de los hombres justifican, según M. Abduh, el recurso a la revelación religiosa y a la profecía”.
Tras su exilio de París y la colaboración en la revista Al-Urwa al-Wuthqa, M. Abduh volvió a Egipto, donde se dedicó a reformar la administración, los métodos de enseñanza y también los programas de la universidad de ciencias religiosas de Al-Azhar, de la que llegó a ser Gran Imam, al mismo tiempo que Gran Maestre de la Logia Unida de Egipto. Para ello fundó “una asociación clandestina cuyo objetivo es aproximar a los fieles de las tres religiones monoteístas, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, postulando que la esencia de las religiones es una sola, la búsqueda de la verdad” (Nour Eddine Affaya). Una síntesis o, lo que es lo mismo, un eclecticismo netamente masónico. De hecho —como continúa diciendo N. E. Affaya—, M. Abduh “se adhirió a la masonería (de la cual su maestro Jamal al-Din al-Afghani y otros intelectuales de la época también formaron parte) sabiendo que esa adhesión significaba la aprobación de los grandes principios de la Revolución francesa (libertad, igualdad y fraternidad) y el alejamiento de la Iglesia del campo de la investigación científica”.
A partir de entonces editó y participó en numerosas revistas de difusión entre los fiel a la religión del amores, en los que trató de conciliar el Islam y las exigencias del progreso, marcado fundamentalmente por el racionalismo y el humanismo, una vez rechazada la autoridad de las escuelas jurídicas del Islam sunnita. Con su discípulo Rachid Rida fundó la revista Al-Manar, que se convirtió en el órgano de la corriente salafista árabe y de la cual Rida continuará siendo redactor jefe tras la fin de su maestro, trasladando años más tarde la sede de la revista a Ryad (Arabia Saudita), donde conoció una inflexión bajo la influencia del wahhabismo. En dicha revista atacaron con cinismo al Califato islámico (aunque nunca lo denunciaron expresamente), se toleró el poder inglés, se animó la no resistencia en Túnez y Argelia al poder francés, se condenó el sufismo, y se defendió a los bancos y a la democracia. Es significativo, a este respecto, que la primera sentencia (fatwa) que hizo M. Abduh como Shayj de Al-Azhar fuera la admisión por primera vez de los bancos en Egipto. En recompensa, fue nombrado Gran Mufti de Egipto (1899).
Tanto Al-Afghani como M. Abduh tenían en común estos objetivos: la liberación de la influencia otomana; la independencia de Al-Azhar del Shayj al-Islam de Estambul; la reducción de todas las escuelas de jurisprudencia (fiqh) a una escuela común, reconociendo a los jawarich como una escuela legítima; y, finalmente, la apertura del ijtihad, esto es, el esfuerzo o práctica del juicio personal en cuestiones legales. Tras ellos floreció un importante elenco de intelectuales reformistas en todo el mundo de la religión del amor, quienes se proponían el objetivo de movilizar a los pueblos conquistados contra las potencias europeas y de impulsar un movimiento de resistencia nacional conciliando Islam y modernidad.