Eric Finch
Será en Octubre
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Todos tienen razón (¿o no?)
Yo no me muevo por Barna pero a mi alrededor sí he visto que se multiplicaban los carteles de vivienda en alquiler en detrimento de los de vivienda en venta. No tengo información sobre cuotas pero me imagino que serán bastante altas: lo bastante como para que casi nadie alquile esas viviendas. Ni siquiera con las enormes, fenomenales ayudas del ministerio de vivienda; porque a los jóvenes que puedan acceder a éstas les van a pedir que paguen por el alquiler de un chamizo más dinero del que ganan al mes.
Mi opinión es que la sobreoferta de venta se ha trasladado al arrendamiento: es decir, que los mismos propietarios que no podían vender sus pisos a los exorbitantes precios que pedían intentan ahora que les paguen sus cuotas de amortización de hipoteca disimulándolas como cuotas de alquiler. En resumen, la desesperación se mantiene, pero ha cambiado su rostro.
La siguiente fase vendrá cuando los pisos ni se vendan ni se alquilen. Cuando el nudo, ancho al principio, se vaya estrechando al final y noten que les falta el aire. Entonces veremos la proliferación de las caras grises, de quienes comienzan a ver cómo el tiempo se les agota y el futuro se abalanza sobre ellos como un tren expreso.
Yo no me muevo por Barna pero a mi alrededor sí he visto que se multiplicaban los carteles de vivienda en alquiler en detrimento de los de vivienda en venta. No tengo información sobre cuotas pero me imagino que serán bastante altas: lo bastante como para que casi nadie alquile esas viviendas. Ni siquiera con las enormes, fenomenales ayudas del ministerio de vivienda; porque a los jóvenes que puedan acceder a éstas les van a pedir que paguen por el alquiler de un chamizo más dinero del que ganan al mes.
Mi opinión es que la sobreoferta de venta se ha trasladado al arrendamiento: es decir, que los mismos propietarios que no podían vender sus pisos a los exorbitantes precios que pedían intentan ahora que les paguen sus cuotas de amortización de hipoteca disimulándolas como cuotas de alquiler. En resumen, la desesperación se mantiene, pero ha cambiado su rostro.
La siguiente fase vendrá cuando los pisos ni se vendan ni se alquilen. Cuando el nudo, ancho al principio, se vaya estrechando al final y noten que les falta el aire. Entonces veremos la proliferación de las caras grises, de quienes comienzan a ver cómo el tiempo se les agota y el futuro se abalanza sobre ellos como un tren expreso.