El pasado fin de semana un grupo de amigos alquiló un yate no tripulado en el puerto de Valencia, para celebrar el despido de soltero de uno de ellos. La embarcación tenía capacidad para 9 personas, y los ocho jóvenes invitaron a una docena de cortesanas para celebrar la ocasión. Por culpa de este exceso de tripulación, la embarcación se hundió.