Si bien estoy de acuerdo, que negarse a ponerse un medicamento experimental requiere una dosis de sentido común y voluntad excepcional, un 90% de gente se la inyecto por miedo y por terror, sin duda era más importante, la voluntad, que la inteligencia.
Es decir, ser valiente con sentido común es más importante que ser muy inteligente, es decir, ser un filtro.
Se inyectaron los cobardes, los aterrorizados, los que creyeron en la televisión, por que no había otra manera de enterarse por que en la calle, sin controles policiales la gente no se enteraba de nada.
Los cobardes sin sentido común, los aterrorizados se inyectaron.
Los valientes con sentido común, rechazaron las mentiras.
Los inteligentes se repartían entre cobardes y valientes. Los que se la pusieron y las que no.
El razonamiento puede usarse para el mal.