Obviamente no tiene nada que ver con el deporte.
No dan puntada sin hilo:
- Lesbianismo antiheterosexual y antinatalista.
- Marxismo cultural.
- Pro inmi gración y racista antiblanca.
- Antiamericana.
- Odia al hombre blanco.
Eso es el fútbol femenino.
Megan Rapinoe: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”
La capitana de EE UU, verdugo de España, es una adalid en la lucha por la igualdad y contra el presidente Trump
Si por algo destaca Megan Rapinoe, además de por su fútbol, es porque nunca se muerde la lengua. Cuando se le preguntó si irían a ver al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tras el Mundial, la capitana resopló y soltó un elocuente: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”. Rapinoe, verdugo de España con dos goles de penalti, es consciente de que sería un personaje incómodo para la Administración Trump: cuesta pensar figuras más antagónicas que la contestataria futbolista y el polémico mandatario.
A sus casi 34 años, Rapinoe es todo un símbolo que traspasa el deporte. Lo sabe y utiliza su condición para reivindicar causas sociales y luchar contra la discriminación. “Soy una protesta andante”, se calificó en una entrevista en Yahoo antes del Mundial. Por eso no entona el himno de las barras y estrellas, ni se lleva la mano al corazón como el resto de sus compañeras, simplemente se queda de pie, hierática. “No creo que vuelva a cantar el himno”, dice.
En 2016 la futbolista de las Seattle Reign se solidarizó con Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que ponía una rodilla en tierra cada vez que sonaba el himno como protesta por la brutalidad policial contra los personas de color. Rapinoe imitó el gesto y obligó a la federación a crear una norma que exigía “respetar” el símbolo nacional permaneciendo en pie. “Supongo que, por el hecho de ser mujer y gays, siento una mayor empatía respecto a las personas que no se encuentran en una posición dominante. A mí me pareció una obviedad. Cuando alguien se ahoga, ¿vas a ayudarle o te quedas en la orilla?”, explicó la futbolista en El País Semanal.
En 2012, Rapinoe hizo pública su gaysidad y desde entonces es una de las banderas LGTBI en EE UU. Su pareja es otra estrella del deporte, la baloncestista Sue Bird, que juega en los Seattle Storm de la WNBA. Ambas aparecen juntas con asiduidad en reportajes fotográficos y televisivos.
Megan Rapinoe: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”
No dan puntada sin hilo:
- Lesbianismo antiheterosexual y antinatalista.
- Marxismo cultural.
- Pro inmi gración y racista antiblanca.
- Antiamericana.
- Odia al hombre blanco.
Eso es el fútbol femenino.
Megan Rapinoe: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”
La capitana de EE UU, verdugo de España, es una adalid en la lucha por la igualdad y contra el presidente Trump
Si por algo destaca Megan Rapinoe, además de por su fútbol, es porque nunca se muerde la lengua. Cuando se le preguntó si irían a ver al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tras el Mundial, la capitana resopló y soltó un elocuente: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”. Rapinoe, verdugo de España con dos goles de penalti, es consciente de que sería un personaje incómodo para la Administración Trump: cuesta pensar figuras más antagónicas que la contestataria futbolista y el polémico mandatario.
A sus casi 34 años, Rapinoe es todo un símbolo que traspasa el deporte. Lo sabe y utiliza su condición para reivindicar causas sociales y luchar contra la discriminación. “Soy una protesta andante”, se calificó en una entrevista en Yahoo antes del Mundial. Por eso no entona el himno de las barras y estrellas, ni se lleva la mano al corazón como el resto de sus compañeras, simplemente se queda de pie, hierática. “No creo que vuelva a cantar el himno”, dice.
En 2016 la futbolista de las Seattle Reign se solidarizó con Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que ponía una rodilla en tierra cada vez que sonaba el himno como protesta por la brutalidad policial contra los personas de color. Rapinoe imitó el gesto y obligó a la federación a crear una norma que exigía “respetar” el símbolo nacional permaneciendo en pie. “Supongo que, por el hecho de ser mujer y gays, siento una mayor empatía respecto a las personas que no se encuentran en una posición dominante. A mí me pareció una obviedad. Cuando alguien se ahoga, ¿vas a ayudarle o te quedas en la orilla?”, explicó la futbolista en El País Semanal.
En 2012, Rapinoe hizo pública su gaysidad y desde entonces es una de las banderas LGTBI en EE UU. Su pareja es otra estrella del deporte, la baloncestista Sue Bird, que juega en los Seattle Storm de la WNBA. Ambas aparecen juntas con asiduidad en reportajes fotográficos y televisivos.
Megan Rapinoe: “No voy a ir a la fruta Casa Blanca”