M
Miguelangel
Guest
Más si me comparo con otros ciudadanos sufrientes de los países europeos
habituales.
Lo digo porque, aunque existe entre nosotros la habitual (y cruel)
tendencia a despellejarnos vivos (Goya vive !!), vistos así a vuelo de
pájaro y sin entrar en las miserias del día a día, creo que somos un
grupito bastante destacable.
Por ejemplificar, estoy pensando ahora en las votaciones sobre la
constitución europea. Votaciones en las que yo y otros como yo fuimos a
votar teniendo en mente a Europa. Esa misma Europa que algún día fue
nuestra y de la que nunca debimos de salir. Y digo esto porque sé bien
que ahora hay muchos gobiernos que no se fían de que sus ciudadanos
vayan a votar en clave continental, sino en clave local. Triste que no
se fíen de la capacidad intelectual de los que pagan impuestos.
Afortunadamente, Luxemburgo está ahí para seguir confiando en ella.
Malta también "está dentro".
Por otra parte, el atentado de Londres me indica también que,
afortunadamente, soy español. Y digo esto porque parece que se quiere
mostrar como "flema" lo que es simple "¿borreguismo?". No hay actitud
que valga: si te causan un daño tan grande como este, y no lloras, es
que no te importa o no eres capaz de entender su dimensión. No es
posible que, tras la matanza de 100 compatriotas, salgas a hacer footing
y tomarte unas cañas.
El dolor, la angustia, el miedo.... son sentimientos que definen la
humanidad, como la alegría, la solidaridad, el amor.... No tenerlos, no
demostrarlos o controlarlos hasta hacerlos desaparecer, puede resultar
muy "cool", pero me temo que resulta algo deshumanizado. Y peligroso.
Aquí, en Madrid, los servicios (sanidad, policía, coordinación...)
funcionaron a las mil maravillas, y en unos minutos había hospitales de
campaña, atención a las víctimas (y familiares: muy importante) y
listados provisionales de muertos y heridos. Además de una cifra casi
definitiva en apenas unas horas.
También, los medios NO ocultaron las imágenes más crudas: si no se ve,
no existe. La realidad es la que es independientemente de lo que piense
el gobierno que deba ser. El efecto anestesiante de no mostrar la
matanza parece que resulta un sedante para los "súbditos", permitiendo
al gobierno manejar una situación menos tensa. Pero oculta la realidad,
y eso no es bueno.
Aquí, la solidaridad agitó conciencias y movió a un país. El ciudadano
exigió a su gobierno todo lo que se le debe exigir en esos momentos:
eficacia, celeridad, veracidad......
No veo que los "flemáticos" británicos hayan hecho lo mismo y lo veo con
preocupación. Un gobierno no está para "tranquilizar" y "adocenar"
ciudadanos, sino para dar cumplida respuesta a sus exigencias. Pero, a
excepción de los cabreadísimos familiares de las víctimas, me temo que
el resto está "muy satisfecho" con la escasa información que recibe de
su gobierno. Extremadamente lento, por otra parte.
No sé, pero pensando en ello este fin de semana, no dejaba de venirme a
la mente la aclamada "Brazil", de Terry Gillian, en la que un
omnipresente gobierno maneja todos los hilos que mantienen al ciudadano
absorto en una ficción, mientras los revolucionarios (los "terroristas")
luchan por cambiar esa realidad. "No pasa nada", es la consigna.
Inquietante.
---
Miguelangel :: postalnet@msn.com
habituales.
Lo digo porque, aunque existe entre nosotros la habitual (y cruel)
tendencia a despellejarnos vivos (Goya vive !!), vistos así a vuelo de
pájaro y sin entrar en las miserias del día a día, creo que somos un
grupito bastante destacable.
Por ejemplificar, estoy pensando ahora en las votaciones sobre la
constitución europea. Votaciones en las que yo y otros como yo fuimos a
votar teniendo en mente a Europa. Esa misma Europa que algún día fue
nuestra y de la que nunca debimos de salir. Y digo esto porque sé bien
que ahora hay muchos gobiernos que no se fían de que sus ciudadanos
vayan a votar en clave continental, sino en clave local. Triste que no
se fíen de la capacidad intelectual de los que pagan impuestos.
Afortunadamente, Luxemburgo está ahí para seguir confiando en ella.
Malta también "está dentro".
Por otra parte, el atentado de Londres me indica también que,
afortunadamente, soy español. Y digo esto porque parece que se quiere
mostrar como "flema" lo que es simple "¿borreguismo?". No hay actitud
que valga: si te causan un daño tan grande como este, y no lloras, es
que no te importa o no eres capaz de entender su dimensión. No es
posible que, tras la matanza de 100 compatriotas, salgas a hacer footing
y tomarte unas cañas.
El dolor, la angustia, el miedo.... son sentimientos que definen la
humanidad, como la alegría, la solidaridad, el amor.... No tenerlos, no
demostrarlos o controlarlos hasta hacerlos desaparecer, puede resultar
muy "cool", pero me temo que resulta algo deshumanizado. Y peligroso.
Aquí, en Madrid, los servicios (sanidad, policía, coordinación...)
funcionaron a las mil maravillas, y en unos minutos había hospitales de
campaña, atención a las víctimas (y familiares: muy importante) y
listados provisionales de muertos y heridos. Además de una cifra casi
definitiva en apenas unas horas.
También, los medios NO ocultaron las imágenes más crudas: si no se ve,
no existe. La realidad es la que es independientemente de lo que piense
el gobierno que deba ser. El efecto anestesiante de no mostrar la
matanza parece que resulta un sedante para los "súbditos", permitiendo
al gobierno manejar una situación menos tensa. Pero oculta la realidad,
y eso no es bueno.
Aquí, la solidaridad agitó conciencias y movió a un país. El ciudadano
exigió a su gobierno todo lo que se le debe exigir en esos momentos:
eficacia, celeridad, veracidad......
No veo que los "flemáticos" británicos hayan hecho lo mismo y lo veo con
preocupación. Un gobierno no está para "tranquilizar" y "adocenar"
ciudadanos, sino para dar cumplida respuesta a sus exigencias. Pero, a
excepción de los cabreadísimos familiares de las víctimas, me temo que
el resto está "muy satisfecho" con la escasa información que recibe de
su gobierno. Extremadamente lento, por otra parte.
No sé, pero pensando en ello este fin de semana, no dejaba de venirme a
la mente la aclamada "Brazil", de Terry Gillian, en la que un
omnipresente gobierno maneja todos los hilos que mantienen al ciudadano
absorto en una ficción, mientras los revolucionarios (los "terroristas")
luchan por cambiar esa realidad. "No pasa nada", es la consigna.
Inquietante.
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Miguelangel :: postalnet@msn.com