Que exageración hombre, no conocéis las viejas tradiciones ancestrales?
Aquellos que viven en zonas rurales saben que antaño, el pillaje era la norma, es imposible controlar todo cuando se vive en el campo, y a veces es mejor dar un poco muy poco, que perderlo todo.
Esto siempre ha sido de conocimiento popular para el campesino de antaño, la necesidad de ayudar a los menos favorecidos, costumbre que hoy día se ha perdido.
De ahí tanta leyendas y mitos de criaturas del bosque, duendes o duendecillos y tal , a los que hay que dar algo de comida para que no molesten y hasta para favorecer una buena cosecha, y estos animalillos no pedían mucho, con muy poco bastaba según la riqueza del campesino:
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En la vieja Castilla, Asturias, todos sabían de que iba este rollo.
Por eso al finalizar la cosecha o la Matanza, era costumbre hacer una cesta de comida como ofrenda, con chorizos,panes ,olivas, jamón,algún dulce, licor o vinillo, adornado por los críos, y dejarlas fuera de las casas o llevarla al bosque encantado, para que el duendecillo la coja.
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O también dejar fuera de las casas ,un poco de comida y tal, algunas patatas y bemoles y no mucho más, cuando cualquier campesino se cansa de comer chuletones y se harta de mantequilla y quesos a diarios, que os hace unas bolsas de cebollas para el gnomo eh? O una canasta con algo de jamón y un vinillo eh?
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Pero también había que ser agradecido con las criaturas del bosque, si se había tenido una buena cosecha, si se escatimaba en la ofrenda, o se ponía muy poco o algo de baja calidad, o peor aún, si no se daba nada, el duendecillo volvería y se cobraría el doble, para enseñar una valiosa lección a los avaros.