Marai
Madmaxista
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Ahora que ni los más recalcitrantes optimistas pueden negar una desaceleración de las ventas y los precios en el mercado inmobiliario queda por resolver si la burbuja nos estallará en las narices -al lento estilo inmobiliario- o si se producirá un indoloro aterrizaje suave con una leve corrección en los precios que de aquí hasta siempre seguirán siendo más elevados que en el pasado.
Yo creo que será un estallido en toda regla porque pienso que la demanda de vivienda fué alentada por factores que ahora desaparecen y la realidad desnuda de la vivienda -sin alzas de precios que justifiquen la especulación y las prisas- hará que se evapore buena parte de la demanda observada en los últimos años.
El mercado inmobiliario desnudo de esas prisas y ansias de beneficio se va a endurecer mucho, mucho, mucho. Constructoras que se verán aprisionadas después de haber pagado un congo por las licencias de obra viendo que ya no venden sobre plano ni sobre ladrillo. Empepitados que a duras penas pueden pagar la hipoteca y que no pueden vender sin consolidar pérdidas.
Recuerdo que el otoño pasado el ayuntamiento de Madrid vendió una licencia a una promotora (no mencionaré el nombre) por una pasta gansa en "Isla Chamartín" y seis meses después no se ven progresos en la obra.
Cuantas obras proyectadas se cancelarán, cuantos proyectos de vivienda se irán al garete y cuantos perderán sus empleos y esperanzas. No va a ser agradable. Sinceramente deseo que ojalá los partidarios del aterrizaje suave tengan algo de razón, aunque también deseo que se equivoquen en la evolución de los precios, y que la corrección sea muy superior a que esperan. Ojalá que tras el desastre se regule el mercado hipotecario y crediticio, de manera que no vuelva a producirse una locura como esta.
Yo creo que será un estallido en toda regla porque pienso que la demanda de vivienda fué alentada por factores que ahora desaparecen y la realidad desnuda de la vivienda -sin alzas de precios que justifiquen la especulación y las prisas- hará que se evapore buena parte de la demanda observada en los últimos años.
El mercado inmobiliario desnudo de esas prisas y ansias de beneficio se va a endurecer mucho, mucho, mucho. Constructoras que se verán aprisionadas después de haber pagado un congo por las licencias de obra viendo que ya no venden sobre plano ni sobre ladrillo. Empepitados que a duras penas pueden pagar la hipoteca y que no pueden vender sin consolidar pérdidas.
Recuerdo que el otoño pasado el ayuntamiento de Madrid vendió una licencia a una promotora (no mencionaré el nombre) por una pasta gansa en "Isla Chamartín" y seis meses después no se ven progresos en la obra.
Cuantas obras proyectadas se cancelarán, cuantos proyectos de vivienda se irán al garete y cuantos perderán sus empleos y esperanzas. No va a ser agradable. Sinceramente deseo que ojalá los partidarios del aterrizaje suave tengan algo de razón, aunque también deseo que se equivoquen en la evolución de los precios, y que la corrección sea muy superior a que esperan. Ojalá que tras el desastre se regule el mercado hipotecario y crediticio, de manera que no vuelva a producirse una locura como esta.
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