El lunes empezó en la oficina una chica joven que no es de aquí para sustituir al que se jubiló el mes pasado. Seis años más joven que yo y bastante resultona, con buenas caderas y piernas largas, y casi no habíamos hablado, pero sí mirado uno al otro.
Hoy por ser festivo local hemos salido mucho antes y nos hemos ido a tomar algo juntos los compañeros. Nos hemos puesto a hablar aparte y he acabado acompañándola a casa y me ha invitado a subir. Ya había habido referencias poco sutiles y los dos sabíamos a lo que íbamos. Me ha gustado que haya sido bastante directa.
Tras el magreo consecuente y una ducha juntos en la que casi hecho ya el grumo por la sequía que llevo y por el manubrio que se ha marcado al final nos lo hemos montado en el salón, en el sofá. Pues ahora bien lo bueno. Antes de echufársela (no a pelo), que la llevaba como la pata de un perro envenenao, me dice que un momento. Le voy comiendo el asunto y entonces suena esta canción desde su móvil a todo volumen:
Ha sido raro. La chica me ha dicho 'Tú sigue el ritmo' y le he hecho caso, claro. Brutal. Tras tres o cuatro veces de la canción en bucle he soltado un pantano de simiente. Le he seguido comiendo el chumino hasta que se ha corrido y nos hemos vuelto a la ducha.
Luego otra vez allí nos hemos comido los cacharros del amor y tras una agradable charla me he venido a casa a contarlo todo en el floro.
Y aquí estoy. Un poco confuso aún por lo rápido que ha ido todo y por lo de la canción. A ver mañana en la oficina.
