Ya nos gustaría.
Para que os hagáis una idea, Chile está como España en los 60-70, con u potencial de crecimiento económico enorme. Hay un montón de oportunidades laborales para personal cualificado, aunque los salarios no son nada del otro mundo pero te permiten vivir, sin muchos lujos pero cómodamente.
Chile es el liberalismo en su máxima expresión. Pagas hasta por respirar, pero a cambio los impuestos son más bajos. En cuanto a los precios, no son mucho más baratos (diría que un 70% de los de aquí) y se está gestando una burbuja inmobiliaria del copón, sobre todo en Santiago y en la costa.
Los funcionarios son muy eficientes, aunque muy cuadriculados. Es bastante seguro. Allí los carabineros no se andan con tonterías.
Hay muchas diferencias sociales, pero el que tiene ganas de trabajar puede sobrevivir. No ponen tanta traba administrativa, burocrática ni leyes absurdas que dificulten la creación de pequeñas empresas.
El 80% de Chile es Santiago. Tiene todos los servicios que puedas esperar de una ciudad grande. Ahora, el resto de pueblos y ciudades están como en España de los 60, eso sí, con móviles, todoterrenos de 4 litros e internet.
De las mujeres, mejor no hablar.
Por cierto, una de las cosas que más me llamó la atención fue la de los perros callejeros deambulando por las calles.