Sin las urnas adulteradas, sin trenes que se paren y sin los votos de multitud de catalanes atontados, o engañados, o ilusos, no sé ya, que debieron pensar que votándole se librarían de independentismos y de la malvada derecha, esa que en democracia nunca les ha cuestionado su identidad. Yo que soy confederal, de verdad empiezo a pensar que sería mejor que los catalanes se fueran. Ni en confederación se estaría a gusto con ellos.
Volviendo a Sánchez. Este hombre es un ególatra y por sus maneras y tejemanejes, un dictador camuflado.