Mis padres desertaron del arado porque era una vida muy jodida y les gusta volver al pueblo de vez en cuando, como a mí. Y hambre no pasaban, pero sí necesidad, sobre todo de cosas, esto lo dice mucho mi progenitora. Era la época en la que no había maquinaria en el campo y todo había que hacerlo con trabajo animal, de cuatro patas o de dos, y había que deslomarse para segar un prado e ir andando o a caballo a todas partes, y eso gente acostumbrada a esa vida.
Por eso me hacen mucha gracia los que piensan que con irse al campo, todo resuelto. Cuando venga el madmax a ver quién coge una guadaña y se siega un prado a mano para alimentar a los animales, porque carburante para la maquinaria no va a haber.