FRAGMENTO DE LA NOVELA "LA PREMISA DEL ÁNGEL DESPIADADO" CON LOS 7 MOTIVOS PARA CREER EN DIOS.
Pero ahora voy a haceros otra pregunta:
¿ Cómo sabeis que la Fuente realmente existe?¿Qué indicios teneis de su existencia?
Todos llevaban un rato fuera de sí, como adormecidos. La pregunta trascendental que les planteó el Maestro despertó de nuevo su curiosidad. Aeneas contestó:
- Yo no se que existe, yo conozco a la Fuente porque la encuentro en mis oraciones. Cuando entro en meditación, recitando letanías y cánticos, acabo por sentir como me embarga una paz y serenidad increíble, y me siento conectado a todo lo creado.
- Muy bien Aeneas. Tenemos un motivo, subjetivo por eso, que son las experiencias místicas. El primero de los siete motivos de la doctrina del Culto. Si lo pensais, realmente la naturaleza no tiene ningún motivo para dotar a una criatura de percepciones trascendentales, que necesitan de un gran cerebro consumidor de recursos. ¿En qué aspecto le sería útil a ese animal de cara a sobrevivir, o reproducirse y transmitir sus genes el preguntarse por su origen, por el sentido de la vida o por su destino final?
Esas capacidades son incluso contraproducentes, porque ese nivel de consciencia habilita al animal para pensar sobre el suicidio, o dedicarse a la vida ascética, reduciendo mucho sus posibilidades de legar sus genes.
Por lo tanto, que tengamos una capacidad como esta es un indicio de la existencia de la Fuente. - Dejó pasar un instante de silencio -¿Se os ocurre algún motivo más?
Unos segundos de calma invadieron el aula. Al poco tiempo Fede contestó:
- Otro motivo es el origen del Universo. En los libros de la Biblioteca del Culto aparece que según los estudios que han llevado a cabo en s observatorios de Liria, y en otros observatorios alrededor del mundo, el Universo se expande. Con ese mismo movimiento expansivo pueden deducir como se fue expandiendo en el pasado, y todo apunta a que esa expansión tuvo su inicio en un único punto del espacio, dónde la materia y la energía estaban tan concentradas que no se diferenciaban la una de la otra y el tiempo no existía, hasta que comenzó la expansión. Quizá esa Singularidad es la Inmanifestación Primigenia de la que hablan las Escrituras del Culto.
- ¡Fantástico Fede! Tenemos otro motivo, este objetivo, racional y empírico: El Origen del Universo. Al ser el tiempo el compás con el que se suceden las causas y las consecuencias, todo tiene que tener una causa excepto la primera consecuencia en el primer instante de Malkut, en el que una Causa Incausada (que es la Fuente) tuvo que dar el pistoletazo de salida a todo el desarrollo del Cosmos a través de los eones.
Bastián, el frestolano, llevaba un tiempo levantando el brazo. Fray Constantín al fin le hizo caso.
- Dinos Bastián, ¿qué motivo más se te ocurre?
- Mi abuela hace tiempo cuando aún ella vivía me contó una historia un tanto increíble… Ella estuvo a punto de morir varias veces por su enfermedad, padecía del corazón. Una vez, en Fréstole, tras un infarto en el que el corazón se le detuvo varios minutos la reanimaron con unos equipos eléctricos que unos comerciantes trajeron de Truria. Al volver a la vida, cogió al médico por el pescuezo y casi lo mata de la paliza que le dio por haberla devuelto de lo que ella llamaba “aquel prado precioso” dónde un ángel le hablaba y revisaron y juzgaron su vida deteniéndose en los momentos más importantes de esta según el criterio del ángel, que no prestó atención a sus éxitos con el negocio familiar al que dedicó toda su vida… También dijo que antes de ir al prado, se elevó sobre su cuerpo, vio a los médicos y a la familia y poco después entró en un túnel luminoso.
- ¡Muy buena! Esta es una de las mayores pruebas que tenemos de la existencia de la Fuente. Hasta hace poco dependíamos de la subjetividad de los testimonios de los moribundos, pero unos cuantos estudios llevados a cabo por la Orden con enfermos terminales llegó a conclusiones muy interesantes.
El método consistía en conectar a una máquina para registrar el electroencefalograma del paciente (un aparato que mide la actividad cerebral) del almacén de ingeniería inversa de la Orden del Retenedor al moribundo. Cuando se le tenía que reanimar tras su fin clínica, se activaba un pitido intermitente que iba cambiando de frecuencia y tono, junto con un cronómetro para saber en qué momento sonaba cada frecuencia y tono. Si coincidía la experiencia extracorporal en la que el moribundo ve y oye lo que hay en su entorno (normalmente a los médicos y el quirófano) y por lo tanto, debe oir el pitido a una frecuencia y tono determinados, con el momento en el que el electroencefalograma estaba plano, es decir, con el cerebro muerto, por lógica la Conciencia debía residir en otro lugar que no fuese el cerebro en sí.
Y efectivamente, ese fue el resultado. Tras varias pruebas, los moribundos escucharon un tono que coincidía con el momento en el que estaban cerebralmente muertos, demostrando que el cerebro no es el que genera la Conciencia, sino que es como una antena que sintoniza la señal de radio que viene de una emisora determinada. Tu puedes romper la radio (el cuerpo) pero desde otro “plano”, desde la emisora, la señal se seguirá emitiendo. Al no escucharse la transmisión, parece que esta ya no está, pero simplemente es que no podemos percibirla sin la interfaz adecuada.
A este motivo se le conoce como
“Experiencias Cercanas a la fin”.
Carlos llevaba un tiempo pensativo. Las experiencias cercanas a la fin le recordaron el sueño que tuvo meses atrás y que lo impulsó a alistarse en la Orden del Retenedor. Recordó la advertencia del ángel, y la información que había ido recabando sobre lo que podría haberle pasado a su hermano. Un escalofrío recorrió su cuerpo de arriba a abajo, y con el semblante taciturno, tuvo el valor de levantar el brazo.
- Maestro, yo tengo otro motivo.
- Dinos, Carlos.
- En Truria, que es la nación más poderosa y avanzada tecnológicamente del mundo, con caudales enormes de información de todo tipo de asuntos a disposición de las élites trurias, se celebran sacrificios rituales en honor a la Luminaria. ¿Cómo se explica que en un país tan avanzado y ateo, la élite con el mayor acceso al conocimiento de la Historia, se dedique a ese tipo de supersticiones sin un motivo de peso detrás? Saben algo que nosotros no sabemos. Y si ellos rinden culto a la Luminaria, debe existir su opuesto, que es la Fuente.
- Esperaba tener que explicaros este motivo yo mismo. Muy bien Carlos, pero me entristece que seas consciente de lo crudo y aberrante que puede llegar a ser este mundo.
Este motivo es conocido por
“El esoterismo de la élite”. Es un argumento de autoridad y por lo tanto no demuestra nada por sí solo, ya que por muy inteligentes que sean, la opinión de una persona o un grupo no demuestra nada, pero tiene mucho valor al tenerla en cuenta junto al resto de motivos.
Seguimos: ¿Qué más motivos se os ocurren?¿Dónde más ha dejado la Fuente rastro de su presencia?
La clase se sumió en un silencio tenso. Las ideas se habían agotado. El Maestro tomó la iniciativa al percatarse de la situación.
- Bueno, habeis llegado bastante lejos por vosotros mismos, quizá sois la promoción a la que la Fuente más os ha corrido el Velo de la Realidad. Todo tiene un motivo.
De todas formas, los indicios de la Existencia de la Fuente de los que hemos hablado son bastante cercanos, intuitivos. Hay multitud de argumentos basados en la experiencia subjetiva, en la observación de la realidad cotidiana o en la reflexión y la meditación que pueden estar a vuestro alcance. Por ejemplo, la conocida como “Apuesta de Pascal”, que postula que si tenemos dos opciones, confiar o no en la Fuente, y dos posibilidades, que Esta exista o no, tenemos cuatro resultados:
- Si existe y confiamos en ella nos aseguramos la Bienaventuranza Eterna.
- Si no existe y confiamos en ella, al morir no hay nada, y solo habremos tenido una vida limitada con algunas privaciones.
- Si no existe y no confiamos en ella, solo habremos tenido una vida disfrutando de los frutos buenos y malos de la injusticia por el tiempo limitado de unas pocas décadas. No hay más justicia que la que pueda encontrarse en vida, y con eso se queda el impío.
- Si existe y no confiamos en ella, pasaremos toda la Eternidad alejados de ella, en el Abismo.
Por lo tanto, confiar en ella nos supone o una ganancia infinita, o una pérdida limitada, pero no confiar nos supone una ganancia limitada o una pérdida infinita. Por lo tanto, es racional confiar en La Fuente.
Como este razonamiento hay muchos, debatidos durante siglos por multitud de filósofos y místicos.
Otro motivo, pues, es
la filosofía y la metafísica.
Pero quedan dos motivos que fueron descubiertos hace unas pocas décadas, y que suponen rasgar por completo el Velo de la Realidad. Como apunte, hay quien dice que cuando el Velo de la Realidad ha sido levantado, cuando es evidente que este mundo no es el único y la Presencia de Ella está a punto de poder tocarse con los dedos, es que la Fuente prepara a sus Hijos para el Fin.
Fijaos que al final, con todo el consenso científico tachándonos de locos, en contra del mundo pero con el Método Científico a nuestro favor (que no es más que un método iterativo de búsqueda de la Verdad) y con nuestro equipo de técnicos (que son los que hacen avanzar el mundo, y no los academicistas), logramos comprobar lo siguiente:
El mundo es una ilusión. Hay quiénlo llama “el sueño de la Fuente”, los informáticos lo llamarían “simulación”, nosotros lo llamamos “plano de existencia”. Antes de profundizar en este asunto, debo haceros una pequeña explicación sobre la diferencia entre digital y analógico, diferencia que con el levantamiento de los tabúes tecnológicos acabaréis por comprender rápidamente.
Lo analógico es continuo. Vosotros teneis entendido que si hubiera un termómetro infinitamente preciso, podrían medirse infinitos cambios de temperatura. Por ejemplo, podríamos medir como la temperatura de este aula pasa de 23,06ºC a 23,06 - tres millones de ceros- 1ºC Una variación infinitesimal. Y teóricamente aún podríamos hilar más fino, tanto como nuestros instrumentos de medida nos permitan. Eso quiere decir que la realidad, si fuese analógica, debería almacenar una cantidad infinita de información, a la que podremos acceder si tenemos una capacidad infinita de medida.
Lo digital es todo lo contrario. Se basa en la lógica binaria, 0 o 1, y la información es discreta, finita. No hay infinitos árboles en el mundo, por muy alto que sea su número, por ejemplo.
Ahora que sabeis esto, decidme, ¿cómo es la realidad, digital o analógica?
La clase despertó de golpe, y Fede levantó el brazo:
- Analógica, porque como bien ha dicho, Maestro, con un metro lo suficientemente preciso podríamos medir una unidad de longitud infinitamente pequeña, o con un reloj adecuado, el más mínimo paso del tiempo.
- Pues no, Fede. Lo que dices es lo que diría cualquier persona sensata al observar su entorno, pero nuestros laboratorios han descubierto que no es así.
Lo cierto es que hay una unidad mínima de distancia, la Longitud de Planck. No puede medirse una longitud menor, no existe “media longitud de Planck”. Es decir, si pudiéramos ver el movimiento de nuestra mano a escala subatómica, veríamos que el movimiento no es continuo, sino “a trompicones”, a saltos. De Longitud de Planck en Longitud de Planck.
Y con el tiempo pasa exactamente lo mismo. Hay una unidad de tiempo mínima, el Tiempo de Planck. Es decir, no solo nos movemos “a saltos”, sino que además, la realidad fluye en fotogramas, no de forma continua. Eso quiere decir que de “fotograma” a “fotograma” la realidad se recrea.
¿Que significa, entonces, que la realidad sea digital y no analógica? Que como en el ejemplo de la temperatura y los árboles, aunque los árboles (en este caso, el número de átomos del universo) que hay en el mundo sumen un número gigantesco, no es una cantidad infinita de información, a diferencia de los infinitos gradientes de temperatura del primer ejemplo, y por lo tanto, puede ser procesada.
Un número finito, por muy grande que sea, es computable, y si la realidad misma es digital, es decir, finita, quiere decir que también lo es. La realidad, entonces, es una simulación, un “Pensamiento de la Fuente”. Es lógico, además, que la Realidad que nosotros conocemos no sea la Realidad Última si tenemos en cuenta que el sustrato de la Existencia es la Fuente, y por lo tanto, la Realidad última que sirve de base a todos los demás planos existenciales es la Fuente misma, Incognoscible, Ella sí Infinita e Inalcanzable por definición. A este motivo se le conoce como
Naturaleza de la Realidad.
Todos estaban entusiasmados con la idea de que el mundo es una ilusión. Los más curiosos de la clase habían levantado el brazo para preguntar al Maestro y ampliar sus conocimientos sobre el asunto, pero este quería proseguir para concentrar las preguntas al final.
Todos conoceis las leyes principales de la física, y las cuatro fuerzas que actúan sobre la materia, que son la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil.
Todas tienen unas constantes que determinan el comportamiento de la materia. Lo realmente impresionante es que tras varias simulaciones alterando estas constantes con miles de combinaciones probadas, solo obtuvimos un estrechísimo rango en el cual el Cosmos podía existir.
En algunas simulaciones, la gravedad era demasiado fuerte y se formaban agujeros neցros con demasiada frecuencia. Apenas aparecían planetas y las estrellas concentraban toda la masa de los sistemas estelares. La vida era imposible.
En otros, la gravedad era insuficiente y los planetas perdían su atmósfera, o muchas estrellas no pasaban de la fase de nebulosa.
Si alteramos la fuerza nuclear fuerte o débil, el peso del protón, las propiedades del electrón, o cualquier otro parámetro de la materia, aunque solo sea un poco, nos encontramos con un Universo inviable, y aún más, completamente hostil a la posibilidad de la aparición de la Vida.
Solo unas pocas, entre millones, de combinaciones de estos parámetros pueden dar lugar a un Cosmos viable. Entonces, nos hacemos la pregunta:
¿Porqué existe el Ser y no la Nada? La Nada era lo más probable, y en cambio, el Cosmos existe y estamos fascinándonos con él aquí y ahora.
A esta improbabilidad extrema a nivel matemático, casi imposibilidad, le llamamos
Principio Antrópico, o Ajuste Fino del Universo.
Pero ahora llegamos a la parte más impresionante, más increíble. El motivo que habla sobre la Conciencia y la Materia.
Para explicar la sucesión de acontecimientos que tienen lugar en el Cosmos, hay dos posturas enfrentadas: una es el determinismo, y la otra es el indeterminismo, bajo el cual se recoge también el concepto de libre albedrío.
El determinismo postula que si se conocen todas las causas y las leyes físicas, se pueden conocer todas las consecuencias. Es decir, que con la suficiente información, se puede predecir el futuro. Que tanto el Cosmos como la mente humana son una máquina regida por frías reglas sin ninguna autonomía real, solo aparente.
El indeterminismo dice lo contrario. Es imposible conocer el futuro porque hay un componente caótico en la realidad que lo hace imposible. . Llámese libre albedrío en el caso de predecir el comportamiento de los seres humanos, llámese inmanifestación o probabilidad en el caso de predecir el comportamiento de la materia. Si La Fuente decimos que conoce el futuro no es porque esté determinado, sino porque conoce todas las posibilidades del futuro fractal que es la Inmanifestación. Es decir, la voluntad humana no está determinada por las leyes que nacen de la materia, y la materia no es una máquina cósmica aparecida de la nada.
A nivel macroscópico, en el mundo “de las cosas grandes”, como las sociedades humanas o el movimiento de los planetas, o incluso la trayectoria de una piedra con una masa determinada lanzada en una dirección concreta con una fuerza determinada, parece que el determinismo gana la batalla de calle. Todo es predecible, sigue ciertos patrones, “no da sorpresas”. Pero nos decidimos a llegar al fondo del asunto.
Tras ir hilando cada vez más fino, llegamos al experimento de la doble rendija.
Hace siglos se demostró que la luz era una onda con el experimento de Young. Delante de una fuente de luz se colocaba una lámina con varias rendijas, y al otro lado, un papel fotosensible. Se observó que sobre el papel la luz dibujaba un patrón de interferencia, “ondas”, en definitiva.
Había que ver, entonces, si realmente lo más pequeño de la materia se comportaba como lo “muy grande” para dar nuestro brazo a torcer y dar el determinismo como bueno.
Colocamos un instrumento de medida que medía cada fotón que pasaba a través de la rendija, y repetimos el experimento.
El resultado fue, en cierto modo, escalofriante. El dibujo que la luz plasmaba sobre el papel eran unas rendijas bien definidas, sin patrón de interferencia. La luz había dejado de comportarse como una onda, y se comportaba como partículas, como balines que impactaban en el papel solo en las zonas que las rendijas dejaban paso a esos proyectiles subatómicos.
Volvimos a repetirlo sin medir cada fotón, y el dibujo volvió a ser el de una onda. Repetimos el experimento de nuevo con el elemento de medida, y aparecían partículas de nuevo.
Llegamos a la conclusión de que el Observador hacía que la Realidad, que esos fotones, pasasen de ser onda (“indeterminación, “inmanifestación”) a partícula (manifestación). La Realidad se decidía por concretar la posición de los fotones si eran observados.
Si ampliamos un poco el razonamiento podemos hacernos esta pregunta: ¿cómo es posible que la Materia reaccione ante la Conciencia del Observador si la Conciencia es una propiedad emergente de la materia? La misma lógica que nos dice que lo igual no reacciona con lo igual, que el agua no reacciona con el agua, por ejemplo, nos dice que para que la Materia reaccione ante la Conciencia de esa forma tan violenta deben ser de naturaleza muy distinta, y que la Conciencia, por lo tanto, no nace de la Materia sino que es proyectada a este mundo desde una dimensión distinta. Esto mismo da base teórica al fenómeno de las ECM del que hablé antes.
A este motivo se le conoce como
Naturaleza de la Conciencia.
Que la realidad reaccione ante la Conciencia y se manifieste ante su presencia nos lleva a la conclusión de que antes de que hubiera observador alguno, el mundo estaba indeterminado, y que el día que muera el último hombre, el mundo volverá a esa indeterminación primigenia, “acabándose”.
Pasaron el resto de la semana debatiendo cada punto. Y en casa, durante sus oraciones, muchos seguían meditando sobre las huellas que deja la Fuente tras de sí para aquellos que la buscan, engrandeciendo su Fe.