Los dos millones por temporada -y cinco años de contrato nada menos- que se dice que le ofrecían eran un insulto a la inteligencia de cualquiera que ni siquiera se correspondían con la cláusula de rescisión que ya tenía antes, mucho menos con la que le querrían poner ahora. Ha hecho muy bien marchándose, que engañen a otros, que el no tiene la culpa del despiporre de contratos que ha firmado el Barsa años atrás para terminar en quiebra.