Podemos estar realizando un cultivo de cepas para quedarnos con la más agresiva al igual que hemos hecho con las bacterias resistentes.
La propagación del bicho es exponencial. Tiene millones de posibilidades de mutación.
Con la banderilla anulamos, en el mejor de los casos, las cepas conocidas pero aquellas mutaciones que la evadan encontrarán vía libre, sin competencia, para reproducirse y propagarse. Estamos realizando una selección del peor bicho.
No se puede convivir con un bichito de propagación respiratoria pero clínicamente cardiovascular que circulando por todo el organismo traspasando la barrera hematoencefálica.