Pinchazo dijo:
La calidad de vida es más que el consumo, pero no me negarás que hay una relación entre calidad de vida y consumo, tanto más fuerte como básico es el consumo para la persona.
Claro que la hay. Pero eso no implica que aumentar el consumo mejore nuestro nivel de vida de la misma forma, porque corresponde en su mayor parte a necesidades creadas por la publicidad y por la necesidad de aparentar socialmente.
Además existen muchas otras cosas que afectan a nuestro nivel de vida y que no dependen de lo que seamos capaces de consumir. Y lo peor de todo es que, a partir de cierto nivel de consumo, en vez de tener más nivel de vida tenemos menos porque necesitamos emplear más tiempo y dinero para adquirir nuevos productos.
El problema de fondo es que nuestra prosperidad depende de que seamos capaces de mantener un consumo creciente de productos casi innecesarios. Y para que no nos demos cuenta de que podemos vivir sin ellos, nos sometemos constantemente a un bombardeo publicitario que nos ayuda a convencernos de su extraordinaria utilidad.
Encima los fabricamos para que duren poco o le cambiamos el aspecto y las características para que pasen de moda y nos convencemos de que hay que renovar un bien que sigue cumpliendo su función perfectamente.
Lo que pretendía en mi post era relacionar el consumo con la población.
Resumiendo lo que pretendía explicar... Con un consumo por habitante bien
ajustado, en este planeta caben todos sus habitantes y más (aunque no muchos más ) de forma sostenible.
Yo soy más optimista. En mi opinión caben muchos más. Pero el asunto que nos tenemos que plantear es cuantos queremos ser y que porcentaje de destrucción del medio natural podemos asumir a cambio.
Con un consumo holgado e incluso lujoso como el medio europeo, aún mejorando en la forma de consumir, a día de hoy la tecnología no nos permite que vivamos ya los habitantes actuales de forma sostenible.
Pero si podríamos vivir muy bien todos si dejasemos de consumir y agotar de forma irresponsable los recursos naturales.
Es que, en realidad, no necesitamos cambiar de coche cada dos años. Es que si diseñaramos las ciudades para los hombres y no para los coches y mejoraramos el transporte público, tampoco necesitaríamos tener uno por cabeza.
Y es que si realmente fueramos capaces de hacer habitables las grandes ciudades, tampoco tendríamos la necesidad de huir de ellas en nuestro tiempo libre a una segunda residencia en otro lugar.
Hay que cambiar de mentalidad sobre ese tema si queremos dejar un mundo habitable para nuestros hijos.
Tenemos un sistema económico basado en el consumo por el consumo y eso tiene tanta racionalidad como cavar zanjas con dinero publico para reactivar la economía.
Eso es lo que quería expresar. Que cuando hablamos de "cuantos cabemos" debemos ligarlo inevitablemente al consumo y, por tanto, de la calidad de vida.
El que sea inviable extender el modelo consumista a todo el planeta no implica que sus habitantes no puedan tener un buen nivel de vida, porque no son la misma cosa.
No son términos equivalentes, ni existe una relación lineal entre ellos porque a partir de cierto nivel de consumo se reduce nuestro nivel de vida.
Y hace mucho más por nuestro nivel de vida una ciudad diseñada para que sea posible ir al trabajo, al cine o al supermercado a pie, que una con circunvalaciones o megacentros comerciales a 20 km de distancia.
No mejora nuestro nivel de vida el tener en un chalet en pleno monte si tenemos que desplazarnos en coche para realizar las cosas más básicas.
No hace mucho por nuestro nivel de vida la continua creación de nuevas "necesidades" que nos inculcan a través de la publicidad.
Sin olvidar que centrarnos en el consumo nos impide ver el papel que juegan los servicios que presta el Estado en nuestro nivel de vida.
O el impacto de nuestras condiciones de trabajo. O las del lugar donde vivimos. O de nuestras relaciones personales.
Es que somos tan adictos al consumo que pensamos que comprar cosas nos sirve para mejorar nuestra vida. Y no es así. Los anuncios nos sugieren que nuestras compras nos harán más felices, deseables o maravillosos y nosotros les seguimos el juego porque nos falta valor para reflexionar y eliminar el origen de nuestros sufrimientos.
Vivir en las afueras de una ciudad, perder una hora en desplazamientos, hacer horas extras en un trabajo repetitivo y alienante y después irse a casa con el tiempo justo para cenar, ducharse y dormir, no puede ser compensado por un viaje de fin de semana o una nueva tv de plasma.
¿De qué nos sirve poder ver las noticias del corazón con una gran calidad de imagen si no tenemos tiempo para disfrutar de nuestra relación de pareja?
¿Es que una nueva consola para el niño sirve como sustituto de unos padres ausentes?
¿Es que un paseo por un parque natural en el fin de semana va a eliminar la contaminación en nuestra ciudad?
¿Podremos arriesgar nuestra dosis diaria de felicidad artificial para reclamar mejoras laborales?
¿Mejorará algo nuestra vida el pasear en fin de semana por los centros comerciales?
En fin, que una cosa es tener un buen nivel de vida y otra creer que se tiene.
Creemos que vivimos en un paraiso y resulta que es de cartón piedra. Habría que contarselo a los que nos tienen como modelo de desarrollo para que no cometan los mismos errores.