Un mundo no muy lejano se nos está marchando a pasos agigantados, la época de la segunda mitad del siglo XX donde el mundo vivió una de sus mejores coyunturas socioeconómicas y culturales, donde la gente tenía trabajo, casa, hogar, familia y sueños y cierta y relativa paz. Las cosas funcionaban, había prosperidad económica, todo el engranaje fluía sin problemas porque estaba bien engrasado. Todo eso se está apagando, la gente de esa época está empezando a abandonar este mundo, dejándo un legado a sus hijos que tan solo son recuerdos, montón de cosas aprendidas pero que chocan con la frialdad del paradigma actual y que no se pueden poner en práctica.
Todo ha cambiado demasiado deprisa, a uan velocidad vertiginosa. Es como si el mundo hubiera girado a 80 revoluciones por minuto y para según que cosas es como si se hubiese avanzado en una genración, lo que correspondería a tres generaciones. Para otras cosas estamos tan atrasados como siempre e incluso algunas cosas han retrocedido hasta la edad media. Este cambio tan rápido en lo tecnológico, hace que mucha gente que se ha tirado toda su vida formándose para según que tareas, de repente se vean tirados y traicionados porque la tecnología se ha engullido mogollón de puestos de trabajo que desde pequeños les prometieron en las escuelas y que ni se sospechaba que iban a desaparecer. Desde nuestra niñez crecimos con unos estándares que de repente han quedado destruidos por la tecnología.
¿Hacia donde vamos? ¿A que mundo estamos dando paso? Yo ya no lo reconozco, es frío, vacío, triste y despiadado. No avisa. Es como un monstruo de acero. ¿Quien dirige el porvernir y el rumbo del mundo?
