Exageran pero el trasfondo es veraz y Reverte va bien encaminado. Esa España recia y castellana tuvo unos narices espartanos y dejó huella en la historia pero le pudo la tentación de emular al sacro imperio romano (como a napoleón y Hitler, vaya) y su arrogancia fue su perdición. Se perderion varios trenes: revolución comercial, ilustración y pensamiento liberal.
La intransigencia religiosa, la pésima gestión cortoplacista y la servidumbre ciega hacia las dos dinastías reales nos llevaron a enemistarnos con prácticamente toda Europa (además de enriquecer a sus banqueros), entrar en bancarrota múltiples veces e incluso dejarnos conquistar de una manera ridícula por Francia, perdiendo flota e imperio y traicionando a una de las Españas: Portugal. Lo inteligente hubiera sido mantener un perfil más pragmático, fortalecer las Españas peninsulares y centrarse en las Américas y el ultramar. Ni que decir tiene que la capital habría tenido que ser Sevilla o Lisboa y no el infecto coto de caza real madrileño.