Es que no hace falta ni preguntarle a un psiquiatra ni hacer un estudio científico. Basta con ver el desarrollo de un grupito de porretas desde los 16 a los 35 y compararlo con otro grupo que no fume para ver los efectos. Y lo que encima es peor, empezar a fumar porros en la adolescencia, cuando el cerebro aún no se ha formado completamente y que es el período en el que se están produciendo los cambios químico-hormonales más importantes en el desarrollo de una persona, es devastador. Pero mira, es que ni algunos de los que empiezan a fumar ya pasada la adolescencia se salvan. El hermano mayor de un amigo íntimo mío que era muy ligón, trabajador, deportista, con un pedazo de novia que te cagas empezó a fumar ya pasados los 28 porque era la moda de los más jóvenes y del grupito de su hermano menor, y 5 años más tarde acabó en el psiquiátrico viendo dragones y con medicación para tener dormido a un caballo 24 horas. Ahora es un zombie que da pena verlo. Familia destrozada cuidando de un vegetal 24 horas y el hermano menor avergonzado de cómo se ha quedado su hermano mayor el guaperas.