Hay detalles en los que he notado que Abascal es bastante blandito en general con las mujeres. Parece un ejemplo arquetípico del buen muchacho, del vasco pagafantas.
Es una víctima del matriarcado norteño. Se nota la enorme ascendencia sobre él de su progenitora o sus hermanas. En cuando a su mujer seguro que es incapaz de ponerle una contra. Lo supe el día de aquella famosa entrevista con Bertin Osborne. Aún recuerdo lo que llevó de comer, unos pimientos rellenos de quinoa o alguna cosa vegetariana similar, el presentador lo miro como diciendo ¿Pero tu eres simple?
A mi me llega a guisar algo así la mujer y se la tiro a la cara. Está claro que en casa de Abascal se hace lo que dice ella. Se come "sano", se viste como ella dice, lo enfunda siempre en pantalones de pitillo o chaquetas dos tallas menores y la barba la lleva arregladita como un figurín. Vamos que la Lidia esta es la que lleva claramente los pantalones, porque Abascal es demasiado buen chico para levantar la voz y sobre todo ya viene domado de casa. Si llega a ser del PNV lo borda. Le falta el Xsara Picasso tonalidad nevera y el amar para navidades o Pascua si se porta bien.
Menos mal que parece que la tía no traspasa ciertos límites porque dudo de la capacidad de Santiago para ponerla en su sitio.