A cuál de todas las criptos te refieres? A todas? La mayoría de las miles que hay han vuelto a su valor inicial que es cero...
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Ninguna cripto va a gozar jamás de la confianza de todos los actores económicos, ni va a ser reconocida por todos como una reserva de valor al nivel de los metales preciosos. Es lo que tiene la intangibilidad y depender de un tercer actor para su validación.
Un contrato tiene riesgo contraparte desde que el mundo es mundo... Y puede llegar a valer lo que valga el papel (o la cripto) donde se formalice.
No me gusta recomendar activos con riesgo contraparte o que dependan de la fe de sus usuarios como las criptos. Así que me mantengo en lo dicho: los únicos activos que seguirán teniendo valor independientemente del token (o criptotoken) que se use en el futuro son los metales preciosos.
Por mi parte lo dejo aquí y repito que no me gusta recomendar inversiones. Que cada uno valore y decida en función del riesgo que quiere tomar. Pero creo firmemente que es momento de evitar riesgos y que las criptos tienen más riesgos que los metales.
En apoyo a tu exposición aporto una parte del libro ya adjuntado en este hilo de el profesor Huerta del soto:
DINERO, CRÉDITO BANCARIO Y CICLOS ECONÓMICOS
2 NUESTRA PROPUESTA DE REFORMA DEL SISTEMA BANCARIO La propuesta de reforma del sistema bancario que se deduce lógicamente del análisis realizado en este libro consiste, por un lado, en someter las instituciones relacionadas con el mercado financiero a los principios tradicionales del derecho y, por otro, en suprimir los organismos gubernamentales que hasta ahora se han dedicado a controlar y dirigir el sistema financiero. En nuestra opinión, si se quiere lograr un sistema financiero y monetario verdaderamente estable,
que inmunice en la medida de lo humanamente posible de crisis y recesiones a nuestras economías, será preciso establecer: 1) la completa libertad de elección de moneda; 2) el sistema de libertad bancaria y la abolición del banco central; y 3) lo más importante, que todos los agentes implicados en el sistema de libertad bancaria estén sometidos y cumplan, en general, las normas y principios tradicionales del derecho y, en particular, aquel importante principio de acuerdo con el cual nadie debe gozar del privilegio de poder prestar aquello que le ha sido depositado a la vista: es decir, que es preciso mantener en todo momento un sistema bancario con un coeficiente del 100 por cien de reservas. A continuación comentaremos con más detalle cada uno de los elementos de nuestra propuesta.
(a) La total libertad de elección de moneda
Se trata de privatizar la moneda, eliminando la intervención del Estado y del banco central en cuanto a su emisión y control de valor. Esto exige derogar las disposiciones de curso legal que obligan por la fuerza a todos los ciudadanos a aceptar, incluso en contra de su voluntad, como medio liberatorio de todos los pagos, la unidad monetaria emitida por el Estado. La derogación de las leyes de curso legal o forzoso es, por tanto, un elemento imprescindible en todo proceso de liberalización del mercado financiero. Esta «desnacionalización del dinero», en la terminología de Hayek, permitiría que los agentes económicos, dotados de una muy superior información de primera mano en cuanto a sus circunstancias particulares de tiempo y lugar, decidan en cada caso qué tipo de unidad monetaria les es más conveniente utilizar en sus contratos. No es posible teorizar a priori sobre la evolución futura del dinero. Nuestro análisis teórico ha de limitarse, forzosamente, a constatar que el dinero es una institución que surge de forma espontánea, al igual que el derecho, el lenguaje y otras instituciones jurídicas y económicas, que conllevan un enorme volumen de información y van apareciendo de manera evolutiva a lo largo de un periodo muy dilatado de tiempo, en el que participan generaciones y generaciones de seres humanos. Además, y al igual que sucede con el idioma, hay una tendencia a que preponderen determinadas instituciones que en el proceso social de prueba y error manifiestan que cumplen mejor su función. Solamente la prueba, a lo largo del proceso evolutivo y espontáneo del mercado, puede hacer que prevalezcan las instituciones más adecuadas para la cooperación social, sin que ninguna mente o grupo de mentes humanas disponga de la inteligencia e información necesarias para crear ex novo este tipo de instituciones. Estas reflexiones son plenamente aplicables al surgimiento y evolución del dinero,34 por lo que en este campo debemos ser especialmente recelosos de las
propuestas de crear una moneda artificial, por muchas ventajas que a priori parezca tener.35 No puede, por tanto, interpretarse nuestra propuesta de libertad de elección de moneda en el sentido de que, en el proceso de transición hacia la misma que más adelante analizaremos, se privatice el dinero actualmente existente de una manera que no sea sustituyéndolo por aquel dinero que a lo largo de la historia y de forma evolutiva, generación tras generación, ha venido preponderando: el oro.36 En efecto, carece de sentido intentar introducir de golpe una
nueva unidad monetaria con carácter general en el mercado haciendo tabla rasa de los miles de años de evolución en los que de manera espontánea el oro ha preponderado como dinero. Y además, de acuerdo con el teorema regresivo del dinero, tal cosa sería imposible, pues ningún dinero puede utilizarse en una sociedad como medio de intercambio generalmente aceptado si no se apoya en un proceso histórico muy prolongado que tiene su origen en la utilización industrial o comercial que el bien en cuestión tuvo de partida (tal y como ocurrió en relación con el oro y la plata). Nuestra propuesta, por tanto, se basa en privatizar el dinero actual sustituyéndolo por su equivalente metálico en oro, y dejando que el mercado retome su libre evolución a partir del momento de la transición, bien confirmando al oro como dinero de general aceptación, o bien dando entrada de manera espontánea y paulatina a otros patrones monetarios.37
(b) El sistema de completa libertad bancaria
Con esta segunda propuesta queremos indicar que es preciso derogar la legislación bancaria y eliminar los bancos centrales y, en general, cualesquiera organismos gubernamentales dedicados a controlar e intervenir el mercado financiero o bancario. Las empresas bancarias han de poder establecerse con completa libertad, tanto en lo que se refiere a su objeto social como a su forma jurídica. Como ya puso de manifiesto nuestro gran Laureano Figuerola y Ballester en 1869, es preciso dejar «la elección de las formas bancarias al interés individual, que sabrá elegir las mejores, según las condiciones y circunstancias de tiempo y de localidad».38 Ahora bien, la defensa de la libertad bancaria no implica admitir que los bancos puedan ejercer su actividad con un coeficiente de reserva fraccionaria. A estas alturas debe haber quedado completamente claro que el ejercicio de la actividad bancaria ha de estar sometido a los principios tradicionales del derecho y que éstos exigen el mantenimiento, en todo momento, de un coeficiente de reserva del 100 por cien en relación con los depósitos realizados a la vista en los bancos. El incumplimiento de esta norma no debe,
por tanto, ampararse en la libertad bancaria, pues supone no sólo la violación de un principio tradicional del derecho, sino además una serie de consecuencias en cadena muy negativas para la economía. Los aspectos jurídicos y económicos se encuentran íntimamente relacionados, y no es posible violar impunemente los principios jurídicos y jovenlandesales sin que se produzcan graves consecuencias dañinas en el proceso espontáneo de cooperación social. Por eso, la libertad bancaria no ha de tener más límite que el establecido por el marco de principios generales del derecho, y en esto consiste precisamente el tercer elemento esencial de nuestra propuesta que pasamos a comentar a continuación.39
(c) Sometimiento de todos los agentes implicados en el sistema de libertad bancaria a las normas y principios tradicionales del derecho y, en particular, al coeficiente del 100 por cien de reserva para los depósitos a la vista
Es poco lo que aquí podemos añadir en relación con la propuesta de establecer el coeficiente de reserva del 100 por cien para la banca. Todo el análisis de este libro va dedicado a justificar este tercer elemento de nuestra propuesta, que se encuentra íntima y lógicamente unido a los otros dos. En efecto, la única manera de eliminar al órgano central de planificación estatal en relación con el dinero y el sistema financiero (banco central) es permitiendo que la sociedad vuelva a utilizar aquel dinero privado que de manera evolutiva ha surgido a lo largo de la historia (el oro y, en menor medida, la plata). Igualmente, una economía de mercado libre sólo puede funcionar basándose en el marco constituido por las normas del derecho material que, aplicadas al caso de la banca, exigen el establecimiento de un sistema bancario completamente libre, pero en el que en los contratos de depósito a la vista se cumpla siempre el principio de mantener un coeficiente de caja del 100 por cien. La combinación de los tres elementos anteriores constituye el núcleo esencial de una propuesta para reformar definitivamente y privatizar el sistema monetario y bancario moderno, liberándole de las trabas que hoy le perturban, y en especial de la intervención del banco central y de los privilegios que el Estado ha concedido a los agentes más importantes del sector financiero. Con esta reforma se haría posible el desarrollo de unas instituciones bancarias verdaderamente acordes con la economía de mercado, que facilitarían la acumulación de capital bien invertido y el desarrollo económico, evitando los desajustes y crisis a que el sistema actual, fuertemente intervenido y centralizado, da lugar.
Por su puesto sigue el texto explicando como llevar a efecto toda la teoría.