Lo que le convenga al colectivo muchas veces es contrario a lo que interese a los individuos, que son múltiples y por ello con intereses muy dispares. Igual a Amancio Ortega le conviene no tributar en España, pero a los españoles nos conviene que Amancio tribute aquí. De agregado nada.
No se vaya al caso particular, que con eso y con todo, sería capaz de argumentar que también entra en el paradigma general:
Amancio Ortega es español. Sus raíces, su familia, sus lazos sociales están aquí.
Tributar en otro país le supondría toda clase de problemas legales y sociales (no estaría bien visto), hasta el punto de, tal vez, limitar su libertad para vivir en su tierra, rodeado de su gente.
De hecho, si quiere una prueba de que se equivoca en su apreciación, no hay más que considerar que, pese a que el señor Ortega tiene negocios por todo el mundo, en 2018 pagó 380 millones de € en impuestos aquí en España, el 35% de los impuestos que pagó en total y algo más del 21,5% del beneficio bruto local.
Así que, mirusté, debe de ser que al señor Ortega sí que le conviene tributar aquí, por otros motivos no estrictamente económicos, porque si no le conviniera, no lo haría.
Ahora, le explico cómo el bien común es una propiedad emergente del agregado de intereses individuales:
1.- Para empezar, el propio individuo es en realidad un colectivo: el interés bien entendido no sólo debe servir al individuo hoy, sino que debe ser también beneficioso a lo largo del tiempo. No somos como Homer, que tras beberse un tarro de mayonesa con Vodka exclama "ese será un problema para el Homer de mañana, qué pena me da ese tío..."
2.- Los lazos afectivos que nos unen a nuestros familiares y seres queridos nos llevan a interesarnos por su bienestar, PRESENTE Y FUTURO, como parte de nuestro interés personal. Se dice que un padre, por ejemplo, sólo puede ser tan feliz como el más infeliz de sus hijos. Así, nuestro interés personal se extiende al interés del colectivo familiar, pues queremos lo mejor para nuestros familiares a lo largo del tiempo.
3.- Dado que vivimos en sociedad, la interacción social es prácticamente inevitable y necesaria para avanzar en nuestros objetivos y servir a nuestros intereses personales PRESENTES Y FUTUROS, así como los intereses de nuestra familia y amigos. Pero la interacción social
no es un evento único, sino un proceso iterativo que se repite una y otra vez en el tiempo. En ese contexto, nuestros intereses individuales A LARGO PLAZO se ven comprometidos si en cada interacción social no actuamos de forma que
sirvamos también al interés individual de la otra parte. La picaresca es cortoplacista, nos proporciona una mínima ventaja en el presente a cambio de la imposibilidad de volver a obtener nada de la otra parte siquiera en un intercambio justo (si me engañas dos veces, deshonra para mí, y tal)
4.- Así pues, cuando servimos a nuestros intereses personales, por fuerza servimos también a los intereses personales de los demás. Cuando no servimos a los intereses personales de los demás en las interacciones sociales, en realidad tampoco estamos sirviendo a los nuestros: sólo estamos cambiando una ventaja presente por una desventaja futura mucho mayor. Si cada vez que buscamos nuestro bien hemos de hacerlo buscando el bien de los que nos rodean, nuestro bien individual necesariamente implica el bien común.
Por otra parte, la definición de arriba hacia abajo del bien común
adolece de los mismos problemas que la fijación de precios: cada uno es cada uno, y todos somos asombrosamente diferentes en cuanto a nuestras necesidades y preferencias.
El cálculo del óptimo común es de todo punto imposible si no es a través de la libertad individual para perseguir el óptimo personal, igual que el cálculo de precios de mercado es imposible si no es a través del mercado.
¿Qué le hace suponer que el resultado de agregar y compensar los intereses individuales a lo largo del tiempo SE AJUSTA PEOR al óptimo colectivo que lo que para (de parir) un ideólogo tras una noche de jarana?
Si aún necesita más pruebas, le ofrezco el resultado de los más egregios experimentos empíricos de imposición estatal del bien común sobre los intereses individuales de los ciudadanos: la URSS, la China de Mao, Cuba, Venezuela, la Camboya de los Jemeres gente de izquierdas, los países tras el Telón de Acero...
Unas arcadias tan, pero tan felices, que las fronteras estaban custodiadas ferozmente para que no se les colara gente a disfrutar de su paraíso del bien común. Ah, no, que las fronteras estaban custodiadas para que los felices arcadios no huyeran... bueno, lo que sea.