Por supuesto que sí, pero no hay que descartar complementarlo con otras actividades que ayuden (ejercicio, lectura de libros que te inspiren, buena música, rodearte de gente que transmite aquello que sientes necesario para salirte del estancamiento, ansiedad, etc.).
Dicho esto, hay que entender lo qué es la meditación.
De antemano, perdonadme si os resulta un tocho, pero el hilo lo vale.
En mi experiencia y lo que exprimo de ésta es que la meditación es tanto una herramienta como una experiencia, siendo esto último lo más importante.
Es una herramienta porque a través de una disciplina guiada por una técnica aplicada se consigue crear las condiciones psicofisiológicas (reestructurar redes neurológicas, aliviar tensiones, etc.) para que surja la auténtica experiencia de lo qué es meditar: una profunda conexión con la esencia de lo que uno es realmente en relación con la totalidad de la existencia.
Uno tal vez quiera adentrarse en la práctica meditativa porque siente sufrimiento producido por x situaciones no deseadas en respecto a algún campo de la experiencia humana (dolor o enfermedad física o mental, emociones ‘negativas’, sentimiento de fracaso social o sentimental, mundo laboral no definido o inestable, etc.). O tal vez quiera adentrarse porque es la moda del momento. O porque quiere encontrar una respuesta estable frente a la fugacidad del momento y el frenesí de la sociedad humana dentro de este mundo puesto en medio de un universo desconocido. O porque busca eso que los grandes y auténticos sabios nos han hablado: Dios.
Lo importante y lo que hará que sea fructífera la meditación es reconocer que estamos ante un panorama existencial en el cual, a nivel individual (que atañe a nuestra propia consciencia subjetiva), no encontramos una respuesta que sea sólida, perenne, así como determinar claramente la intención por la que deseamos entrar en el mundo de la meditación y ser perseverantes en la búsqueda de conocimiento y bienestar.
En respuesta a la pregunta del hilo, diré que a mi me han diagnosticado con alguna enfermedad mental y aun cargo con secuelas. La meditación, junto con, como he dicho, otras actividades, me ha y me ayuda mucho y te enseña a convivir con el sufrimiento que uno tiene hasta que pueda disolverse.
Lo importante es entender que la practica meditativa no es escapar del momento presente. Al contrario, es un encuentro con el momento presente. Y esto incluye el afrontar los “demonios y fantasmas” que uno arrastra en su subconsciente, los cuales surgen y se despliegan en nuestras vidas a través de enfermedades, situaciones indeseadas, etc.
La capacidad de generar consciencia de la presencialidad del momento y lo que aflora de éste será la clave de la transformación.
Es la inconsciencia la que produce el sufrimiento y los males del ser humano. Lo que llaman karma (semillas sembradas en el pasado, acciones pasadas) está tremendamente tejido en el subconsciente de una persona. La meditación pues te ayuda a poner en contacto con el karma no resuelto (el cual es inconsciencia) del pasado, de tal forma que el hecho de ser conscientes de ello permite una posible transformación si se han creado las condiciones necesarias para que así sea.
Por ejemplo, tener depresión con ansiedad. La meditación no te hará huir de ello. Al contrario, uno tiene que estar dispuesto a sentir la incomodidad de las emociones que causan depresión, así como permitir sentir la sensación de ansiedad que se genera en nuestro pecho como ausencia de aire y taquicardia. Al meditar se observan todos estos procesos de la mente y del cuerpo, generando así lo que se llama una consciencia atestiguadora. Muy importante: esta consciencia atestiguadora no te pone en la tesitura de la reacción. Al contrario, te enseña a actuar en vez de caer preso de la reacción producida por los hábitos del pasado impuestos en la mente de manera inconsciente.
La capacidad de generar un espacio de consciencia mientras meditas en silencio y fortalecer ese testiguo que observa como salen “los demonios” de la inconsciencia (los cuales producen el sufrimiento físico o psíquico) creará una base sólida para la sanación y transformación de todos aquellos procesos psicofisiológicos que condujeron a la depresión y la ansiedad.
Y lo que considero muy importante también: la capacidad de dirigir la atención y enfocarla en sentimientos de paz o alguna virtud o cualidad de Dios. Son técnicas que ayudan a concentrar la mente en aquello que deseas manifestar en tu vida. Sentir y generar desde la consciencia la paz. Es tremendamente importante actuar sin ser presos del ansia de conseguir los frutos deseados de nuestra acción, puesto que si así fuera se puede entrar en una vorágine de intranquilidad al ver que nuestras expectativas pueden no verse satisfechas. Por eso entender que la meditación es un encuentro con el momento presente y una entrega a los brazos de Dios, el Universo, la Vida, para que sea ella la que dirija el proceso y no nosotros (porque desde nuestra estrechez de mente ¿cómo podemos pensar que a la hora de dirigir el proceso somos más sabios que la Totalidad de la existencia, y lo que ella nos muestra y enseña a través del momento presente desde nuestra individualidad?
Vuelvo a repetir y ya por acabar, la meditación hará bien complementarla con otras actividades saludables, así como la compañía de aquellos que saben sobre el tema que necesitas: educar tu cuerpo-mente. Un equilibrio entre la practica dinámica y la aquietada. Porque hay momentos que es necesario mover las energías corporales y mentales a través de la actividad física, cada cual, según sus capacidades, o momentos de relacionarse con alguna persona que te transmita paz, inspiración. Y no cabe decir que no hay que obviar para nada la visita al médico y qué ofrece la medicina.
Saludos.