Muy buenos los posts de Ramonmo y Ricardiano. En ambos se entremezclan ideas que se complementan con las de mis post anterior y aportan elementos para seguir repensando el tema del catalanismo con más perspectiva que el de los acontecimientos de diario.
Del post de Ramonmo, algo que me parece crucial es ésto:
Lo que explica el pastoreo que comentas es, para mí, simplemente que el pueblo catalán es políticamente muy diferente al español. El primero es un pueblo históricamente servil, lo que indica que: a) no cree en la igualdad (lo que explica, de paso, que no comprenda la democracia); b) se alinea siempre con el que percibe como más poderoso.
El catalán típico piensa que su seguridad está en arrimarse al que manda, y a ello se atienen. Su interés como ciudadano particular queda en un segundo plano. Por eso eran franquistas con Franco y pujolistas con Pujol, y serán españolistas si intervenimos la autonomía y cuando miren hacia arriba en el organigrama vean a un Martínez o un López.
Esta es una característica cultural del catalanismo que se hace evidente a poco que conozcas la idiosincracia local. Aquí hay varios temas nodales; el servilismo está íntimamente ligado a la veneración a la autoridad, y esto, como bien apuntas, es la causa tanto del autoritarismo como del clasismo típico de esa idiosincracia. La desafección a la horizontalidad social es algo que resulta chocante si vienes de afuera y te insertas en el medio catalán; algo que marca de entrada cualquier tipo de relación, en donde la primera preocupación de tus interlocutores es determinar si estás en una posición de poder o de sometimiento. El trato que recibas dependerá sustancialmente de esa percepción; si te muestras "ambiguo" (es decir, no te muestras en una u otra categoría) los desconcierta sobremanera y no atinan a saber qué hacer.
La otra cosa que provoca rechazo y resquemor es que te muestres independiente de cualquier rebaño predeterminado. Como ya he comentado en otras ocasiones, este tipo de culturas trabaja concienzudamente la desindividuación, y una de las maneras más rápidas de comprobarlo es preguntándoles acerca de cuestiones comprometedoras.
Si las respuestas son en sujeto plural, sabrás de inmediato que estás ante una cultura autoritaria: nunca obtendrás respuestas del tipo "yo creo que", o "mi opinión es", sino que son muletillas colectivas, en donde el individuo es sólo portavoz de la masa: "los catalanes somos", "los catalanes creemos que".
Lo que sería interesante es que los foreros catalanes hicieran un análisis de cómo se llega a pensar así, porque no me cabe duda de que esta forma de ser se inculca desde la infancia por procedimientos implícitos y subliminales. Me imagino algo así como miradas de desprecio y comentarios despectivos frente al "otro", favoritismos no disimulados entre hermanos, diferencias de trato según marcas de ropa o cargo ostentado, etc. Cosas que, en Castilla, si aparecen, encuentran inmediatamente un contrapeso o reproche, porque aquí, por las razones que sea, creemos en la igualdad fundamental entre los seres humanos.
Sin duda. Estos son mecanismos de control social, y como tales se transmiten culturalmente. Cuando se convierten en automáticos, se consolidan como idiosincracia y se autoreproducen inconscientemente, escapando al juicio crítico. En este aspecto, la sociedad catalanista es una de las menos autocríticas que conozco, al punto tal que es casi totalmente incapaz de autoexaminarse, con las consecuencias que estamos padeciendo.
Yo diría, como persona que su familia proviene de ese Tractorian Belt (jeje me va a permitir que haga mío el término me ha encantado)
Se me ocurrió cuando se me dió por comparar a Tractoria con los estados sureños usanos, conocidos com "bible belt". Me pareció graciosa la idea de Tractorian belt, así que lo dejo como freecommons
en los análisis que se hacen en este hilo se mira demasiado a las dictaduras y totalitarismos. Ya sean el nazismo, el fascismo o los estados totalitarios de la órbita soviética.
El principal problema que tiene ese marco de análisis, siendo interesante, es que se tratan de estados con ideologías encuadradas en la modernidad.
El llamado problema catalán tiene su principal sustrato, precisamente, en que no es un movimiento moderno. Todo lo contrario, arraiga gracias a que en Cataluña hay una parte importante de su sociedad y de su cultura que es premoderna. Esto explica porque están completamente blindados a los hechos y las ideas a pesar de que estas fluyen libremente y por tanto no es necesario crear una sociedad cerrada al estilo totalitario.
Exactamente. Muchas veces he comentado al respecto que a veces parecen estar más cerca de una estructura de clanes o de tribus más que de una sociedad ilustrada. Eso, sumado a las características autoritarias comentadas más arriba, tiene unas consecuencias sociales demoledoras que son las que nos han traído hasta aquí, y se manifiestan en casi todos los ámbitos sociales, y que explican sobradamente la falta de encaje y por consiguiente, la larga agonía social catalanista en el mundo actual.
Los modos en que una cultura se expresa políticamente tienen siempre la misma base que su cultura económica y empresarial; lo que ocurre en cualquiera de esos dos ámbitos es una extrapolación del otro. Es por eso fácilmente explicable la decadencia y paulatina desaparición de la gran burguesía catalana como elite directriz social, porque no atina a hacer pie en el entramado actual. Después de dos décadas de debilitamiento constante intentando parar la historia, ha llegado a un punto de implosión en el que el prusés, -como bien dices- es la respuesta completamente reaccionaria, que intenta volverla hacia atrás.
Lo notable de todo esto, es que al mismo tiempo que se produce tal hundimiento, los tipos insisten en que están muy por encima que el resto de una cultura castellana que ven como muy inferior. Cualquiera que no sea un abducido, puede ver con claridad que la burguesía castellana, más allá de su histórico complejo de inferioridad, está mucho mejor encajada en el mundo global y le está comiendo la tortilla a pasos agigantados al catalanismo. Precisamente esto es lo que muestra cualquier estadística en donde se ponga en relación Madrid y Barcelona en la última década. España está a punto de dejar de ser uno de esos pocos países que ostentaban una suerte de bicapitalidad.
Es imposible entender la Cataluña profunda sin meter en la ecuación la religión. La religión es uno de los dos pilares sobre los que se ha construido este magnífico desastre. Cataluña, igual que otras partes de España, ha sido y es profundamente religiosa. El otro es la cultura catalana. Una cultura que está dando sus últimos estertores en un mundo que es evidente no va llorar su perdida. Curiosamente son los autodeclarados defensores de las esencias catalanas los que están acelerando este proceso.
El tema de la religión no es uno de mis fuertes. Sin embargo, no hay que olvidar que España en general es un país de alta religiosidad institucionalizada, y eso no está impidiendo su encaje en el contexto global, por lo que habría que revisar si la religión, en Cataluña, tiene diferenciales capaces de explicar esto que dices, que no lo descarto.
Un saludo.