Vivir en el frente: la guerra en la puerta de casa
Vivir en el frente: la guerra en la puerta de casa
13/06/2019
Artículo Original / Fotografías: Sergey Prudnikov / Izvestia
La principal esperanza de los residentes de Donbass tras la elección del presidente Volodymyr Zelensky era el esperado alto el fuego, especialmente teniendo en cuenta que el nuevo líder ucraniano había declarado repetidamente que buscaría “una rápida solución al conflicto”. El corresponsal de
Izvestia ha visitado las áreas del frente de la RPD para ver qué ha cambiado en las últimas semanas en esa zona.
Niños heridos
Los informes militares del frente tozudamente repiten una misma cosa: ni los bombardeos de zonas residenciales e infraestructuras ni las víctimas civiles han desaparecido. “Podemos decir que tras la investidura de Zelensky, especialmente desde su visita a la zona de operaciones punitivas el 27 de mayo, el número de ataques de las Fuerzas Armadas de Ucrania no solo no ha descendido sino que ha aumentado”, explicó a
Izvestia el representante de la milicia de la RPD Eduard Basurin. “Uno de los posibles motivos de esta escalada es el deseo de Kiev de culparnos a nosotros. Y a consecuencia de ello exigir cambios en el formato de Minsk e incluir a nuevos participantes como Estados Unidos”.
El jefe de prensa de la milicia de la RPD, Daniil Bezsonov, añadió a
Izvestia que a diario se estaban registrando en la República varias docenas de infracciones al alto el fuego del bando ucraniano. Se encuentran bajo constantes ataques las localidades de Spartak, Yasinovataya, Alexandrovka, Dokuchaevsk, Gorlovka y las regiones al norte de Donetsk. Entre las armas que está utilizando activamente el Ejército Ucraniano están los misiles antitanque, lanzagranadas, armas ligeras, ametralladoras pesadas y mortero, también con cañones de 120mm.
“El 5 de junio, en el bombardeo de la localidad de la mina Gagarin, en la zona de Gorlovka, un residente de 33 años recibió una herida de metralla en el cuello y se encuentra en estado grave, los médicos tuvieron que luchar por su vida”, explicó Bezsonov. “El día anterior, habían disparado contra el autobús de los trabajadores de la Planta de Filtración de Agua de Donetsk. Se evitó la tragedia gracias a la pericia del conductor. El 1 de junio, tras un ataque con mortero, un hombre resultó herido en Gorlovka y su mujer sufrió una conmoción cerebral. El mismo día, en Kominternovo, una mujer resultó herida por impacto de metralla. Y la víspera del día de los niños, en Veseloe, una niña de ocho años resultó herida. El 27 de mayo, después de que lanzaran explosivos con un dron en una zona residencial de Gorlovka, otra niña, en esta ocasión de nueve años, resultó herida”.
En la República Popular de Lugansk el silencio tampoco es una realidad. “En nuestra zona, no es que nada haya cambiado sino que ha empeorado”, afirmó el comandante del batallón Prizrak, Alexey Markov, cuya unidad se encarga de las posiciones del distrito de Slavyanoserbsk en la RPL, una de las zonas más peligrosas del frente. “Sin embargo, este empeoramiento se debe fundamentalmente a la rotación en el Ejército Ucraniano, que se produce cada seis u ocho meses. La 10ª Brigada de Asalto de Montaña del Ejército Ucraniano se ha marchado y ahora nos oponemos a la 14ª Brigada Separada. Llegan con las pilas cargadas y los jefes tienen el deseo de probar su valía, así que en eso están. Los ataques comienzan al atardecer a diario. Los primeros que lo sufren son los civiles. En los últimos días, se han dado dos casos en esta zona. Aquí en Donetsky ha resultado herido un hombre. Y en la localidad de Golubovka, una mujer tuvo que ser hospitalizada por heridas de metralla.
Salvado de milagro
El 4 de junio, la prensa dio la noticia del bombardeo en la zona de la mezquita Ahat Jami en Donetsk. Era el día de Eid al-Adha, una de las principales fiestas fiel a la religión del amoras. “Ya teníamos todo preparado para esta fiesta”, explicó a
Izvestia el presidente de la comunidad fiel a la religión del amora de la ciudad, Rashid Bragin. “Ya estaba en la mezquita a las seis de la mañana preparándolo todo para la celebración, barriendo la zona, decorando con globos. Por cierto, puede que fueran esos globos los que molestaron al Ejército Ucraniano, que no les gustara que estuviéramos celebrando una fiesta o que estuviéramos de buen humor. Estábamos esperando al resto de la gente. Teníamos una zona especial para una competición de dibujos de los niños. Estábamos preparando el arroz. El ataque de mortero comenzó a alrededor de las 7:40 de la mañana. En ese momento, en la zona del templo había alrededor de setenta personas, unos veinte de ellos niños. Evitó la tragedia que el primer proyectil explotara a 30 0 40 metros de la multitud.
“La explosión fue muy fuerte”, prosiguió Rashid. “Inmediatamente nos metimos en la mezquita, en una esquina en la que no hay ventanas ni puertas. Poco después comenzó otra vez el bombardeo. En esta ocasión, el minarete sufrió daños. Otros dos proyectiles explotaron en los alrededores. El rezo tenía que haber empezado a las 8:30, pero nos retiramos a una distancia prudencial y lo hicimos en la calle. Ya habían destrozado el ambiente. Sin embargo, la celebración se realizó”.
Ahat Jami es la única mezquita en funcionamiento en el territorio de la RPD (aunque hay varios lugares para rezar). Ese día, fiel a la religión del amores de toda la República -de Donetsk, Makeevka, Gorlovka o el distrito de Starobeshevsky- acudieron al templo. Durante el bombardeo, estaba llegando autobuses con 500 personas. No es la primera vez que la mezquita se encontraba bajo el fuego. En 2014, la cúpula sufrió daños, como también las paredes, el patio y los edificios adyacentes. Cinco años después, los fiel a la religión del amores de Donetsk no creen que la mezquita fuera atacada por error.
Mentir y esperar
Entre las localidades en las que no se ha detenido el fuego está la localidad de Spartak, junto al aeropuerto de Donetsk. “Los ataques empiezan siempre a las cinco de la mañana”, contó a
Izvestia Valentina, alcaldesa popular de la localidad. “Teníamos la esperanza de que con la llegada del nuevo Gobierno de Kiev algo cambiara. Pero no. El sábado pasado, por ejemplo, a una vecina le cayó un proyectil en el patio. Y antes una vivienda en la calle Novoselskaya había sido destruida a plena luz del día. Hace tres días, Cruz Roja trajo pienso para los animales. Y en cuanto se marcharon empezaron a rugir los proyectiles”.
Svetlana es profesora. El lunes, 3 de junio, volvía a casa a Donetsk desde Kiev y en el puesto de control de Elenovka su hijo de 14 años y ella se vieron bajo el fuego de las ametralladoras. “A veces tenemos que viajar a Ucrania”, explicó a
Izvestia. “Ya nos hemos acostumbrado a esas colas, los puestos de control y las lágrimas. Ese día, cuando casi era nuestro turno, escuchamos los disparos. Disparaban desde ambos lados. Los militares gritaron: ametralladoras, todos al suelo. Y empezaron a llover balas sobre nuestras cabezas. Después vi agujeros en el coche. El bombardeo continuó durante varios minutos. Después explotaron dos proyectiles. Fue aterrador, especialmente para los niños. Al llegar a Donetsk paré y me eché a llorar. Los conductores que llevan a la gente a través del frente nos dijeron que no nos preocupáramos, que eso pasaba todos los días, que solo hay que tirarse al suelo”.
Elena, residente en Alexandrovka, trabaja en el sector público. Vive en un cobertizo alrededor del cual están las trincheras. Desde la ventana se puede ver la colina en la que están las posiciones del Ejército Ucraniano. “Es duro para mí hablar de esto”, dice. “Es algo muy doloroso. Tengo esta guerra sin sentido en mi puerta. Estoy cansada de aquellos y de estos. De los nuestros porque no se cortan. Me dicen que mi casa está en el frente y que no debería estar aquí. Pero no me dan otra casa y no tengo dónde ir. Y a mi casa no puede llegar un coche con leña o carbón porque hay trincheras. Y los ucranianos siguen disparando a todas partes. La casa no tiene tejado, ni ventanas. Las puertas están rotas. Para dormir voy a casa de una vecina, tiene buen sótano. Y esta noche otro bombardeo”.