Rojillo_
Madmaxista
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Os dejo la introducción que hizo Bruno Cardeñosa en el programa de La Rosa de los Vientos del día 01-02-2010.
El foro de Davos se ha vuelto a reunir. Los más poderosos de la política y las finanzas bajo el mismo techo. El objetivo: dejar las cosas como están, esperar que el diluvio amaine y volver a caminar por los mismos senderos que antaño por mucho que esos caminos estén más embarrados aun. Así la próxima vez que el mundo cruja el hundimiento será mayor. Parece que a los que amasan dinero no les interesa, no importa, ya son insultantemente ricos.
Hoy he recuperado en mis apuntes sobre profecías cumplidas una de las que dejaron por escrito los dirigentes mundiales que se reunieron por primera vez en Davos, aquello fue hace más de 30 años. Entonces dijeron, con muchas menos cámaras y testigos que ahora, dijeron como deseaban que fuera el mundo en los primeros años del siglo XXI. La profecía cuyo cumplimiento conducía indefectiblemente a la crisis se ha cumplido de forma precisa.
Éstas fueron las conclusiones de Davos entonces, hace más de 30 años:
"Para el año 2.000" -decía el texto- "alrededor de 300 multinacionales regularán a nivel mundial el mercado de los productos de consumo y no subsistirán más que algunas pequeñas firmas para abastecer mercados marginales. El objetivo se deberá alcanzar en dos etapas. En la primera diversas firmas y entidades bancarias se reagruparán en el marco multinacional. Después, en una segunda etapa, éstas multinacionales se adaptarán con el objetivo de controlar el mercado mundial."
Lo dicho. La profecía se cumplió.
Pero hace algo más de un año ese sistema quebró y los Estados acudieron en auxilio de las entidades financieras que se ahogaron por masticar tanto poder mientras despejaban el camino. Esos Estados a los que habían despreciado y minado hasta casi someterlos tuvieron que acudir al rescate y les entregaron, es decir, les entregamos cientos de millones de euros para que pudieran resucitar sus cuentas; ahora están saneadas.
Sin embargo, las cuentas de los ciudadanos que salvamos a los bancos siguen en la misma situación. Porque las necesitan así, nos necesitan así, sometidos, a nosotros y a nuestros dirigentes. No solo no han devuelto ni devolverán nada, sino que nos obligarán a seguir sus designios. No hay elección. Lo más irritante es que uno tiene la impresión de que ha sido necesario embarrar la economía mundial para poder seguir su plan hasta el punto de que las crisis ya son parte del mecanismo que ellos imponen.
Pero eso sí, uno tiene la sensación de que algo ha cambiado y es que la opinión pública se ha dado cuenta de todo. Quién sabe si ésta crisis puede ser el comienzo de una nueva era.
Sabemos lo que ha ocurrido.
Y saber da poder.
El foro de Davos se ha vuelto a reunir. Los más poderosos de la política y las finanzas bajo el mismo techo. El objetivo: dejar las cosas como están, esperar que el diluvio amaine y volver a caminar por los mismos senderos que antaño por mucho que esos caminos estén más embarrados aun. Así la próxima vez que el mundo cruja el hundimiento será mayor. Parece que a los que amasan dinero no les interesa, no importa, ya son insultantemente ricos.
Hoy he recuperado en mis apuntes sobre profecías cumplidas una de las que dejaron por escrito los dirigentes mundiales que se reunieron por primera vez en Davos, aquello fue hace más de 30 años. Entonces dijeron, con muchas menos cámaras y testigos que ahora, dijeron como deseaban que fuera el mundo en los primeros años del siglo XXI. La profecía cuyo cumplimiento conducía indefectiblemente a la crisis se ha cumplido de forma precisa.
Éstas fueron las conclusiones de Davos entonces, hace más de 30 años:
"Para el año 2.000" -decía el texto- "alrededor de 300 multinacionales regularán a nivel mundial el mercado de los productos de consumo y no subsistirán más que algunas pequeñas firmas para abastecer mercados marginales. El objetivo se deberá alcanzar en dos etapas. En la primera diversas firmas y entidades bancarias se reagruparán en el marco multinacional. Después, en una segunda etapa, éstas multinacionales se adaptarán con el objetivo de controlar el mercado mundial."
Lo dicho. La profecía se cumplió.
Pero hace algo más de un año ese sistema quebró y los Estados acudieron en auxilio de las entidades financieras que se ahogaron por masticar tanto poder mientras despejaban el camino. Esos Estados a los que habían despreciado y minado hasta casi someterlos tuvieron que acudir al rescate y les entregaron, es decir, les entregamos cientos de millones de euros para que pudieran resucitar sus cuentas; ahora están saneadas.
Sin embargo, las cuentas de los ciudadanos que salvamos a los bancos siguen en la misma situación. Porque las necesitan así, nos necesitan así, sometidos, a nosotros y a nuestros dirigentes. No solo no han devuelto ni devolverán nada, sino que nos obligarán a seguir sus designios. No hay elección. Lo más irritante es que uno tiene la impresión de que ha sido necesario embarrar la economía mundial para poder seguir su plan hasta el punto de que las crisis ya son parte del mecanismo que ellos imponen.
Pero eso sí, uno tiene la sensación de que algo ha cambiado y es que la opinión pública se ha dado cuenta de todo. Quién sabe si ésta crisis puede ser el comienzo de una nueva era.
Sabemos lo que ha ocurrido.
Y saber da poder.