Eso, los Emijrantes Ejpaniholes somos de segunda B..........
El voto rogado seguirá dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrantes
El voto rogado seguirá dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrantes
El voto rogado seguirá dejando a más de un millón de emigrantes españoles sin votar porque en torno al 90% del censo exterior, víctima de esta ley, se queda sin ejercer su derecho al voto elección tras elección. Esta es la consecuencia del complicado proceso al que deben someterse los más de dos millones de votantes censados en el extranjero. Entre ellos, Alejandro Escanciano, madrileño residente en Manchester, para quien es “más fácil votar como extranjero en Reino Unido que como emigrante en España”.
El voto rogado es requisito indispensable para votar y consiste en tener que solicitar el voto antes de poder votar. Es en ese trámite en el que la mayoría de los censados deja de participar en el proceso. Esta figura es la que pretendían eliminar PSOE y Unidos Podemos a través de una proposición de ley en el Congreso. Una iniciativa frustrada tras el rechazo de los Presupuestos Generales del Estado y la posterior convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril.
Así lo confirmaba el propio Pedro Sánchez minutos antes de anunciar la convocatoria electoral del 28 de abril de 2019. Lo hizo criticando el “bloqueo” de la oposición “de leyes importantes como la modificación del voto rogado, para permitir la participación de los españoles que viven en el extranjero”.
Un ciudadano deposita su voto en la urna. EFE/Archivo
Mientras, las cifras siguen alertando de la baja participación que provoca el voto rogado: ni el 10% del censo exterior. Excepto en casos excepcionales como las elecciones catalanas de 2017, cuando lo solicitó un 12%, puntualizan desde Marea Granate. Una “red trasnacional de emigrantes del Estado español” que, entre otras cosas, informa de los plazos y pasos a seguir para votar desde el extranjero.
Derivada de esa baja participación está la importancia de eliminar el voto rogado. Una iniciativa que se pensaba tramitar por vía de urgencia para que llegara a tiempo a las elecciones del próximo 26 de mayo -municipales, autonómicas y europeas- y que ahora se queda en papel mojado.
La propuesta se recibió con una “alegría inmensa” por parte de Marea Granate. Pero, entonces, ya se mostraban escépticos con que la iniciativa llegara a tiempo y el voto rogado dejará de ser requisito indispensable para los votantes en el extranjero.
La eliminación del voto rogado es una de las grandes reivindicaciones del colectivo por el antes y después que marcó su implantación en 2011. Que coincidió con “una bajada del 30% al 5% de media de participación electoral desde el extranjero”. Así lo contaba Berta Burguete de Marea Granate, que invitaba a hacer una reflexión sobre “el espíritu democrático”. En Dinamarca -donde reside- “la participación ronda el 90%” y cuando les cuenta la participación en España “se quedan con la boca abierta”. Basta con irse a los datos de las últimas elecciones generales de junio de 2016. Entonces fueron a votar el 66% – y solo el 6% de censados en el exterior-.
Problemas y soluciones que no llegarán a las próximas elecciones
Además de eliminar el voto rogado, la propuesta de Unidos Podemos y PSOE planteaba que la documentación electoral estuviera a disposición de la oficina correspondiente 18 días después de la convocatoria para que el envío se hiciera de oficio. De manera que, “si estás inscrito en el consulado, te mandarían la documentación sin que tuvieras que pedirla”.
Así, el elector no tendría que “hacer el esfuerzo activo de acordarse” de rogar el voto. Lo que tendría “un impacto muy grande” porque, según las encuestas que maneja Marea Granate, “en torno al 30% de quienes se quedaron sin votar era por no conocer el proceso”. La propuesta también buscaba paliar la desinformación a través de webs y teléfonos de ministerios y oficinas consulares.
Con el envío de documentación sin necesidad de solicitarla se evitarían casos como el de Kin Sánchez, sevillano en Montpellier desde 2007. Sólo ha votado una vez porque o bien no le llegaba la documentación de solicitud de voto o le llegaba tarde. Aún peor es el caso de su pareja, censada durante los mismos años que él. Ella “nunca ha recibido las papeletas”, a pesar de que lo han “reclamado mil veces”.
Según los datos de las últimas elecciones generales de junio de 2016, solo el 6% de censados en el exterior votaron / El HuffPost
Entre los puntos de la propuesta también se encontraba la de ampliar los plazos para votar en urna de dos a siete días. Una opción por la que muchos optan para asegurarse de que llega su voto. Sobre todo, si viven lejos del consulado que les corresponde. Así, “para quien vive a 300km del consulado le daría mayor flexibilidad si quiere votar presencialmente”- explicaba Berta Burguete.
Como Alejandro, madrileño en Manchester (Reino Unido) desde agosto de 2015. Para votar en las elecciones de 2015, tenía que inscribirse en el censo de residentes temporales (ERTA), por lo que no podía rogar el voto a distancia. Y, para votar en las elecciones tanto de 2015 como de 2016 tuvo que desplazarse en tren al consulado que le correspondía, el de Edimburgo. Teniendo en cuenta que este “solo abre de 9 a 14h de lunes a viernes y no siempre abre los fines de semana”, tuvo que hacer “cuatro horas en tren, con transbordo” y “pernoctar en Edimburgo”. Además de asumir, solo para solicitar el voto, un gasto económico en ambos viajes “del orden de 200 libras”. Aunque, añadía: “Afortunadamente me llegaron a tiempo las papeletas, que hay a quien no le llegan”.
Entre las medidas que se pretendían aprobar para facilitar el voto emigrante también destacaba la apertura de un apartado de correos propio y exclusivo para garantizar la gratuidad del proceso y el aumento de puntos de votación presencial. Así como el uso de papeletas en blanco y que tanto el voto presencial como el que se hiciera por correo debiera ir acompañado de un sello sin el que no tendría validez.
Sin embargo, todas estas medidas que facilitarían la participación de los votantes emigrantes tendrán que esperar. Unas propuestas que podrían haber quitado “la presión en el electorado” y colocado sobre “el Estado la responsabilidad de la participación ciudadana”- como señalaban desde Marea Granate.
Porque el derecho al voto es “algo básico”, recuerda Quico Pisano, gallego en Suecia desde 2013, que criticaba que sea “asumible que solo vote en torno al 5 % del censo exterior”. Cuando “de lo que tendríamos que hablar es de cuántos más votamos, y no de si votamos o no”.
Adelanto electoral, plazos atropellados
A las trabas que supone el voto rogado hay que añadirle que la nueva convocatoria electoral provoca también plazos precipitados. Desde Marea Granate alertan de que “se solapan procesos”, el de las elecciones generales del 28 de abril y el de las autonómicas, europeas y municipales del próximo 26 de mayo. Para las primeras el ruego del voto terminaría el 30 de marzo y para las del mes de mayo el 3 de abril.
Con lo que se demuestra, una vez más, que los últimos votantes en los que se ha pensado es en los emigrantes. Votantes de segunda a los que se sigue sin dar respuesta. Sin facilitarles un derecho fundamental como es el derecho a votar. Dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrados.
El voto rogado seguirá dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrantes
El voto rogado seguirá dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrantes
El voto rogado seguirá dejando a más de un millón de emigrantes españoles sin votar porque en torno al 90% del censo exterior, víctima de esta ley, se queda sin ejercer su derecho al voto elección tras elección. Esta es la consecuencia del complicado proceso al que deben someterse los más de dos millones de votantes censados en el extranjero. Entre ellos, Alejandro Escanciano, madrileño residente en Manchester, para quien es “más fácil votar como extranjero en Reino Unido que como emigrante en España”.
El voto rogado es requisito indispensable para votar y consiste en tener que solicitar el voto antes de poder votar. Es en ese trámite en el que la mayoría de los censados deja de participar en el proceso. Esta figura es la que pretendían eliminar PSOE y Unidos Podemos a través de una proposición de ley en el Congreso. Una iniciativa frustrada tras el rechazo de los Presupuestos Generales del Estado y la posterior convocatoria de elecciones generales para el 28 de abril.
Así lo confirmaba el propio Pedro Sánchez minutos antes de anunciar la convocatoria electoral del 28 de abril de 2019. Lo hizo criticando el “bloqueo” de la oposición “de leyes importantes como la modificación del voto rogado, para permitir la participación de los españoles que viven en el extranjero”.
Mientras, las cifras siguen alertando de la baja participación que provoca el voto rogado: ni el 10% del censo exterior. Excepto en casos excepcionales como las elecciones catalanas de 2017, cuando lo solicitó un 12%, puntualizan desde Marea Granate. Una “red trasnacional de emigrantes del Estado español” que, entre otras cosas, informa de los plazos y pasos a seguir para votar desde el extranjero.
Derivada de esa baja participación está la importancia de eliminar el voto rogado. Una iniciativa que se pensaba tramitar por vía de urgencia para que llegara a tiempo a las elecciones del próximo 26 de mayo -municipales, autonómicas y europeas- y que ahora se queda en papel mojado.
La propuesta se recibió con una “alegría inmensa” por parte de Marea Granate. Pero, entonces, ya se mostraban escépticos con que la iniciativa llegara a tiempo y el voto rogado dejará de ser requisito indispensable para los votantes en el extranjero.
La eliminación del voto rogado es una de las grandes reivindicaciones del colectivo por el antes y después que marcó su implantación en 2011. Que coincidió con “una bajada del 30% al 5% de media de participación electoral desde el extranjero”. Así lo contaba Berta Burguete de Marea Granate, que invitaba a hacer una reflexión sobre “el espíritu democrático”. En Dinamarca -donde reside- “la participación ronda el 90%” y cuando les cuenta la participación en España “se quedan con la boca abierta”. Basta con irse a los datos de las últimas elecciones generales de junio de 2016. Entonces fueron a votar el 66% – y solo el 6% de censados en el exterior-.
Problemas y soluciones que no llegarán a las próximas elecciones
Además de eliminar el voto rogado, la propuesta de Unidos Podemos y PSOE planteaba que la documentación electoral estuviera a disposición de la oficina correspondiente 18 días después de la convocatoria para que el envío se hiciera de oficio. De manera que, “si estás inscrito en el consulado, te mandarían la documentación sin que tuvieras que pedirla”.
Así, el elector no tendría que “hacer el esfuerzo activo de acordarse” de rogar el voto. Lo que tendría “un impacto muy grande” porque, según las encuestas que maneja Marea Granate, “en torno al 30% de quienes se quedaron sin votar era por no conocer el proceso”. La propuesta también buscaba paliar la desinformación a través de webs y teléfonos de ministerios y oficinas consulares.
Con el envío de documentación sin necesidad de solicitarla se evitarían casos como el de Kin Sánchez, sevillano en Montpellier desde 2007. Sólo ha votado una vez porque o bien no le llegaba la documentación de solicitud de voto o le llegaba tarde. Aún peor es el caso de su pareja, censada durante los mismos años que él. Ella “nunca ha recibido las papeletas”, a pesar de que lo han “reclamado mil veces”.
Entre los puntos de la propuesta también se encontraba la de ampliar los plazos para votar en urna de dos a siete días. Una opción por la que muchos optan para asegurarse de que llega su voto. Sobre todo, si viven lejos del consulado que les corresponde. Así, “para quien vive a 300km del consulado le daría mayor flexibilidad si quiere votar presencialmente”- explicaba Berta Burguete.
Como Alejandro, madrileño en Manchester (Reino Unido) desde agosto de 2015. Para votar en las elecciones de 2015, tenía que inscribirse en el censo de residentes temporales (ERTA), por lo que no podía rogar el voto a distancia. Y, para votar en las elecciones tanto de 2015 como de 2016 tuvo que desplazarse en tren al consulado que le correspondía, el de Edimburgo. Teniendo en cuenta que este “solo abre de 9 a 14h de lunes a viernes y no siempre abre los fines de semana”, tuvo que hacer “cuatro horas en tren, con transbordo” y “pernoctar en Edimburgo”. Además de asumir, solo para solicitar el voto, un gasto económico en ambos viajes “del orden de 200 libras”. Aunque, añadía: “Afortunadamente me llegaron a tiempo las papeletas, que hay a quien no le llegan”.
Entre las medidas que se pretendían aprobar para facilitar el voto emigrante también destacaba la apertura de un apartado de correos propio y exclusivo para garantizar la gratuidad del proceso y el aumento de puntos de votación presencial. Así como el uso de papeletas en blanco y que tanto el voto presencial como el que se hiciera por correo debiera ir acompañado de un sello sin el que no tendría validez.
Sin embargo, todas estas medidas que facilitarían la participación de los votantes emigrantes tendrán que esperar. Unas propuestas que podrían haber quitado “la presión en el electorado” y colocado sobre “el Estado la responsabilidad de la participación ciudadana”- como señalaban desde Marea Granate.
Porque el derecho al voto es “algo básico”, recuerda Quico Pisano, gallego en Suecia desde 2013, que criticaba que sea “asumible que solo vote en torno al 5 % del censo exterior”. Cuando “de lo que tendríamos que hablar es de cuántos más votamos, y no de si votamos o no”.
Adelanto electoral, plazos atropellados
A las trabas que supone el voto rogado hay que añadirle que la nueva convocatoria electoral provoca también plazos precipitados. Desde Marea Granate alertan de que “se solapan procesos”, el de las elecciones generales del 28 de abril y el de las autonómicas, europeas y municipales del próximo 26 de mayo. Para las primeras el ruego del voto terminaría el 30 de marzo y para las del mes de mayo el 3 de abril.
Con lo que se demuestra, una vez más, que los últimos votantes en los que se ha pensado es en los emigrantes. Votantes de segunda a los que se sigue sin dar respuesta. Sin facilitarles un derecho fundamental como es el derecho a votar. Dejando en el olvido a más de un millón de votantes emigrados.