Parece que algunos no quieren entender de qué va ésto y se toman el hilo como si fuera una isla en un océano de otras cosas. Por ello no entiende ni los tiempos ni la "intransigencia", al menos del sector "hispanita".
Se habrán dado cuenta sin embargo, que este sector al que pertenezco tiene hilos de debate escasos pero intensos, en los que el reparto de insultos e insidias es bastante desigual a favor y en contra nuestra según se mire...
La cuestión, al menos en lo que a mi respecta y diría sin temor a equivocarme que respecto al resto de mis compañeros y compañeras (o señoras y señores tal vez mejor), es que entendemos que hay una penetración colonialista con la pretensión de captar a muchos jóvenes entorno a propuestas que hablan de una entidad supranacional y racialista (en el mejor de los casos) y generalmente en inglés, que más que lengua franca, lo que sería normal, acaba siendo la lengua materna junto al alemán, de toda esa corriente identitaria globalizadora de la raza blanca.
Creo que fue en este mismo foro, que vi un vídeo de la "Europa en peligro" plagado de hermosas imágenes de ciudades, paisajes y personas europeos sin apenas o ninguna referencia a paisajes, ciudades y personas de España (pudo habérseme pasado algún fotograma), pero quien lo haya visto se habrá dado cuenta de lo muy representada que está en él la idea clásica del continente con sus grandes y ajardinadas llanuras verdes y pintorescos pueblos alpinos o medievales.
Alguno dirá que es normal que un vídeo que no se ha hecho en nuestro país no tiene porqué hacer mención de la península Ibérica y tiene razón. El problema es que la imagen real de Europa no son tan solo los fiordos y las hermosas campiñas con sus grandes y caudalosos ríos; es también el "sur", con sus secarrales casi desérticos, sus peladas cordilleras, su sol y sus costumbres y apariencia étnicos que tal vez a sus creadores les pareció demasiado barroco anadir a los colores blanco, verde y azul, tantos medios tonos ocres, duros y arrugados como las caras tostadas al sol de muchos de sus pobladores.
Muestran una Europa primaveral y luminosa llena de vida y esperanza en la que todo es bello y joven, o si antiguo, perfectamente cuidado. Y es cierto, no lo voy a negar y a mi manera me congratulo de pertenecer a un continente capaz de presentar de esa manera tan apabullantemente bonita, su paisaje y su paisanaje.
Pero ni nuestro paisaje ni paisanaje estaban presentes que yo recuerde. Alguna referencia a las ruinas griegas y tal vez a la Italia renancentista y norteña.
Sea uno ateo o creyente, lo que es seguro es que su conciencia de Europa está matizada por el ambiente cultural (y religioso en cuanto que la religión es una de las patas fundamentales de cualquier cultura aunque ahora ésta se haya desvinculado de aquella) que le vio nacer y si es cierto que la posguerra vio un resurgir religioso hasta casi los años 70, esas personas que hicieron el trabajo, lo hicieron pensando, sin quererlo (tengo mis dudas) en clave protestante y en menor medida pagano.
De las guerras de religión se ha dicho mucho pero tal vez no tanto de la forma en que esa enemistad recíproca (más del Norte contra el Sur) ha quedado impresa en la cultura inspirada por ella. Estoy hablando no solo de viejos conflicto bélicos que dieron lugar a leyenda para asustar a los niños malos, sino de la manera en que la base religiosa de una sociedad influye en la forma en que esa sociedad se piensa a sí misma y a las demás. Especial mención a este asunto porque cualquier pensamiento originado en una determinada sociedad, está impregnado con los elementos sutiles de su adscripción religiosa aunque no lo desee.
Y aquí empezamos a entrar en materia: la que describe el transfondo de las ideas mejor que se describen las ideas a sí mismas.
Los protestantes no creen en el libre albedrío, es decir, están convencidos de que Dios tiene un plan para cada uno inalterable y si uno pertenece a la familia cristiana, es porque Dios lo quiere y si al contrario, porque Dios no lo quiso... Ese determinismo (predeterminación) no opera tan solo en el ámbito de la "fe privada", sino que lo trasciende hasta imbricarse en toda filosofía que emane de él. Así, la superioridad racial que se entiende como una decisión de Dios, ¿qué humano habría de contradecirla?. Si todo está escrito, cualquier duda es herética y al final, se cierra en una parte de Europa el arcaico designio de tantos pueblos que se han considerado desde antiguo los auténticos seres humanos o los verdaderos elegidos por voluntad de Dios.
¿A qué simple amarga un dulce?. Me parece claro que aún renunciando al aspecto puramente religioso, a ese "premio" y privilegio no se va a renunciar así como así. Aunque Dios no sea ya "necesario", ese regalo justificado en Él seguirá gozando de buena salud por una simple razón: es un auto-regalo que nunca necesitó de Dios por más que necesitara en un su momento justificarse en su magnánima voluntad. Ahora, ese papel de referencia inapelable, lo cumple la "ciencia" y las nuevas filosofías que con palabras distintas vienen a confirmar lo que antaño necesitaba ser confirmado por la voluntad de Dios.
Los católicos (ateos ya, pero católicos "funcionales" al fin y al cabo), no tenemos una visión igual de las cosas. Creemos o tenemos asumida la "dignidad" de la persona al punto de no aceptar por las buenas, ninguna voluntad porque sí porque esté amparada en un designio divino con la única salvedad del "rey" pero más por el cargo que por la persona. Iguales a los ojos de Dios, un católico es un señorito en ciernes, una hidalgo mental aunque no posea nada que sustancie la alcurnia en su modo de entenderse.
Ambas cosmovisiones tienen un momento oportuno para expresarse con éxito. Si aceptar con naturalidad un liderazgo funge en respuestas rápidas y coordinadas, normalmente con buenos resultados, ser un quisquilloso de la legitimidad del presunto líder, opera en sentido contrario, haciendo su respuesta más lenta pero... también más poderosa si es capaz de superar todos los obstáculos o se produce el milagro de un líder aceptado y respetado al que seguiremos hasta las últimas consecuencias sin haber renunciado a nuestro protagonismo personal.
¿Dónde radica nuestra debilidad?. En la "inocencia" y en una cierta admiración por lo que nos es extraño. Con la fácil que nos resulta enfrentarnos entre nosotros, tendemos a considerar las apreciaciones ajenas como mucho más objetivas que las nuestras, lo que se traduce en que "lo extranjero" se convierte de facto en el árbitro de nuestra convivencia.
El siguiente paso consistiría en dejar de ser menos inocentes y en valorarnos un poco más. Si uno se valora en su justa medida, aprende a valorar en la misma medida la opinión que otros tengan de él y porqué no, interpretar correctamente sus intenciones.
Dividir a los españoles es la cosa más sencilla del mundo mientra siga convencido de que su peor enemigo es otro español. ¿Les suena?. La frase, o mejor la sentencia, es verdad solo a medias: tan enemigo puede ser un compatriota como el que se postula de árbitro de nuestras disputas con solo pensar en cuáles puedan ser sus intereses en hacer de mediador.
Menos ingenuos y exigentes con nosotros mismos y aprender a mirarnos en el contexto geográfico e histórico que nos ha tocado vivir. Si es cierto que mirar afuera es enriquecedor, no convirtamos esa extroversión natural en un yugo que nos aplaste. Queriendo ser mejor, hay que aprender a valorar lo que se es en cualquier momento y si no es para dormirse en los laureles, mucho tanto mejor.
Y termino. Cuando empecemos, si es posible, a poner las cosas de nuestra casa en orden, podremos empezar a negociar con quienes solicitan nuestra alianza. A partir de ahí, los nordicistas verán que quien esto escribe y otros a su manera, no tenemos ningún repruebo insuperable por nuestros vecinos.
Si al contrario, no es difícil entender que seríamos nosotros los últimos traidores a nuestro legado por poner en bandeja de terceros, una capacidad de la que estamos convencidos que nunca más seremos capaces de gestionar por nosotros mismos.
Hay un refrán que viene al pelo de todo lo anterior: "quien de ajeno se viste, en la calle lo desnudan".