Dos minutos tras intervenir en este hilo leo esto de abajo, así que entro, lo cuelgo, las foreras se descojonan maliciosamente, los mongos no aprenden nada, y me piro.
Amon Göth mataba prisioneros de forma arbitraria todos los días. Sus dos perros, Rolf y Ralf, estaban entrenados para desgarrar a los internos hasta la fin. Göth disparaba a los presos desde la ventana de su oficina junto al campo si veía que se movían despacio o estaban descansando en el patio. Mató de un disparo a un cocinero judío porque la sopa estaba muy caliente y dispensaba un trato brutal a sus dos criadas, Helen Jonas-Rosenzweig y Helen Hirsch, quienes temían diariamente por sus vidas.
Como superviviente puedo contarte que todos éramos personas traumatizadas. Nunca creí que un ser humano pudiera ser capaz de semejante horror y atrocidades. Cuando lo veíamos desde la distancia, todo el mundo se escondía, en las letrinas o en donde pudieran. No podría decirte cuánto lo temía la gente.
También fue declarado culpable de homicidio, la primera condena de este tipo en un juicio por crímenes de guerra, por «dar de baja de la suscripción de la vida, mutilar y hacer daño a un gran número, no aclarado, de personas».
Además de sus dos matrimonios, Amon Göth mantuvo una relación de dos años con Ruth Irene Kalder, una esteticista y aspirante a actriz a la que conoció a finales de 1942 o principios de 1943 cuando ella trabajaba como secretaria del empresario Oskar Schindler en la fábrica de menaje de cocina que este poseía en Cracovia. Ruth se mudó enseguida a vivir con el oficial de las SS y se convirtió en su amante. Tras la ejecución de Göth, decidió adoptar su apellido. La última hija de Göth fue Monika Hertwig, que nació en noviembre de 1945 en Bad Tölz fruto de su relación con Kalder.
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