El sector de la auditoría vive su peor momento en España por su descrédito y la desconfianza generada por los múltiples escándalos que ha sido incapaz de detectar (Pescanova, Gowex, CAM, Bankia, Novagalicia, etc.). La multa de 12 millones a Deloitte por su actuación en Bankia y la durísima Ley de Auditoría que prepara el Gobierno lo han puesto contra las cuerdas. Aun así, las auditoras se llaman andana y, cuando plantean soluciones, la autocrítica brilla por su ausencia y todos los cambios se refieren a las empresas, no a ellas. Es más, algunas rizan el rizo y piden un aumento de sus honorarios.
"La auditoría es la clave para dar confianza al mercado. Es muy difícil que una persona que te tiene que auditar sea al mismo tiempo tu cliente, no tiene mucho sentido. Es como si vas a comer a tu propio restaurante y te dejas una propina de 50 euros, y sales diciendo que he comido fenomenal y es el mejor restaurante de Madrid", afirmaba gráficamente Nicolás Fernández, director de análisis de Banco Sabadell, en la jornada sobre inversión en España organizada el viernes por El Confidencial. "Ahí está el problema, lo tenemos localizadísimo".
El Gobierno también lo tiene totalmente identificado. "Estamos hartos de escándalos de auditoría y vamos a poner coto a los conflictos de interés para evitarlos en el futuro", afirma un alto cargo del Gobierno. Como adelantó El Confidencial, Luis de Guindos amenaza al sector con incluir en la nueva Ley de Auditoría la 'facturación cero', es decir, la prohibición de que el auditor de una empresa le facture ninguna cantidad por cualquier otro concepto, algo que acabaría con la práctica generalizada de que el auditor es a la vez consultor de la compañía (el conflicto que da pie a la sanción de Deloitte). El proyecto de ley saldrá a consulta pública en los próximos días.
El sector de la auditoría vive su peor momento en España por su descrédito y la desconfianza generada por los múltiples escándalos que ha sido incapaz de detectar (Pescanova, Gowex, CAM, Bankia, Novagalicia, etc.). La multa de 12 millones a Deloitte por su actuación en Bankia y la durísima Ley de Auditoría que prepara el Gobierno lo han puesto contra las cuerdas. Aun así, las auditoras se llaman andana y, cuando plantean soluciones, la autocrítica brilla por su ausencia y todos los cambios se refieren a las empresas, no a ellas. Es más, algunas rizan el rizo y piden un aumento de sus honorarios.
"La auditoría es la clave para dar confianza al mercado. Es muy difícil que una persona que te tiene que auditar sea al mismo tiempo tu cliente, no tiene mucho sentido. Es como si vas a comer a tu propio restaurante y te dejas una propina de 50 euros, y sales diciendo que he comido fenomenal y es el mejor restaurante de Madrid", afirmaba gráficamente Nicolás Fernández, director de análisis de Banco Sabadell, en la jornada sobre inversión en España organizada el viernes por El Confidencial. "Ahí está el problema, lo tenemos localizadísimo".
El Gobierno también lo tiene totalmente identificado. "Estamos hartos de escándalos de auditoría y vamos a poner coto a los conflictos de interés para evitarlos en el futuro", afirma un alto cargo del Gobierno. Como adelantó El Confidencial, Luis de Guindos amenaza al sector con incluir en la nueva Ley de Auditoría la 'facturación cero', es decir, la prohibición de que el auditor de una empresa le facture ninguna cantidad por cualquier otro concepto, algo que acabaría con la práctica generalizada de que el auditor es a la vez consultor de la compañía (el conflicto que da pie a la sanción de Deloitte). El proyecto de ley saldrá a consulta pública en los próximos días.
Eso sí, todos insisten en que la auditoría sigue siendo vital pese a esta incapacidad. Borja Guinea, socio de KPMG, explica que "el entorno es cada vez más complejo, global y tecnológico, con nuevos riesgos para las empresas. En este marco, la función de auditoría resulta aún más clave porque es vital aportar confianza y seguridad a todos los grupos de interés y hacerlo a través de una auditoría que quiere evolucionar para poder atender esa nueva realidad que no sólo es financiera".
El autor del informe de PwC, Javier Lapastora, va más allá y considera que el trabajo de auditoría debería ser más completo e involucrar equipos multidisciplinares. Pero eso tiene un coste: "Si la tendencia es que las compañías cuenten con auditores mejor preparados y con nuevas responsabilidades, no se puede obviar el debate sobre sus honorarios. En términos comparativos, en España las tarifas están por debajo de otros países de nuestro entorno, lo que no ayuda en la evolución hacia un modelo más completo y avanzado"
"La independencia es una actitud mental"
Asimismo, replica al clamor que solicita reforzar la independencia del auditor con que "la independencia es una actitud mental que los auditores despliegan a través del escepticismo profesional. Es preciso que los propios auditores interioricen este concepto como un elemento troncal de su actividad con el fin de evitar disfunciones". Al menos admite que "una delimitación clara de los roles y responsabilidades del auditor ayuda a mitigar riesgos y asegura que el trabajo se desarrolla adecuadamente".
A este respecto, Luis Iturbe, presidente de la comisión de auditoría de Mapfre, propone fórmulas imaginativas como crear un rating de auditores similar al de los emisores en los mercados, de forma que exista una forma objetiva de medir esa independencia en vez de poner límites cuantitativos a lo que los auditores pueden cobrar como consultores a sus clientes.
Los auditores se sienten víctimas de los escándalos y piden subir sus honorarios - Noticias de Empresas
"La auditoría es la clave para dar confianza al mercado. Es muy difícil que una persona que te tiene que auditar sea al mismo tiempo tu cliente, no tiene mucho sentido. Es como si vas a comer a tu propio restaurante y te dejas una propina de 50 euros, y sales diciendo que he comido fenomenal y es el mejor restaurante de Madrid", afirmaba gráficamente Nicolás Fernández, director de análisis de Banco Sabadell, en la jornada sobre inversión en España organizada el viernes por El Confidencial. "Ahí está el problema, lo tenemos localizadísimo".
El Gobierno también lo tiene totalmente identificado. "Estamos hartos de escándalos de auditoría y vamos a poner coto a los conflictos de interés para evitarlos en el futuro", afirma un alto cargo del Gobierno. Como adelantó El Confidencial, Luis de Guindos amenaza al sector con incluir en la nueva Ley de Auditoría la 'facturación cero', es decir, la prohibición de que el auditor de una empresa le facture ninguna cantidad por cualquier otro concepto, algo que acabaría con la práctica generalizada de que el auditor es a la vez consultor de la compañía (el conflicto que da pie a la sanción de Deloitte). El proyecto de ley saldrá a consulta pública en los próximos días.
El sector de la auditoría vive su peor momento en España por su descrédito y la desconfianza generada por los múltiples escándalos que ha sido incapaz de detectar (Pescanova, Gowex, CAM, Bankia, Novagalicia, etc.). La multa de 12 millones a Deloitte por su actuación en Bankia y la durísima Ley de Auditoría que prepara el Gobierno lo han puesto contra las cuerdas. Aun así, las auditoras se llaman andana y, cuando plantean soluciones, la autocrítica brilla por su ausencia y todos los cambios se refieren a las empresas, no a ellas. Es más, algunas rizan el rizo y piden un aumento de sus honorarios.
"La auditoría es la clave para dar confianza al mercado. Es muy difícil que una persona que te tiene que auditar sea al mismo tiempo tu cliente, no tiene mucho sentido. Es como si vas a comer a tu propio restaurante y te dejas una propina de 50 euros, y sales diciendo que he comido fenomenal y es el mejor restaurante de Madrid", afirmaba gráficamente Nicolás Fernández, director de análisis de Banco Sabadell, en la jornada sobre inversión en España organizada el viernes por El Confidencial. "Ahí está el problema, lo tenemos localizadísimo".
El Gobierno también lo tiene totalmente identificado. "Estamos hartos de escándalos de auditoría y vamos a poner coto a los conflictos de interés para evitarlos en el futuro", afirma un alto cargo del Gobierno. Como adelantó El Confidencial, Luis de Guindos amenaza al sector con incluir en la nueva Ley de Auditoría la 'facturación cero', es decir, la prohibición de que el auditor de una empresa le facture ninguna cantidad por cualquier otro concepto, algo que acabaría con la práctica generalizada de que el auditor es a la vez consultor de la compañía (el conflicto que da pie a la sanción de Deloitte). El proyecto de ley saldrá a consulta pública en los próximos días.
Eso sí, todos insisten en que la auditoría sigue siendo vital pese a esta incapacidad. Borja Guinea, socio de KPMG, explica que "el entorno es cada vez más complejo, global y tecnológico, con nuevos riesgos para las empresas. En este marco, la función de auditoría resulta aún más clave porque es vital aportar confianza y seguridad a todos los grupos de interés y hacerlo a través de una auditoría que quiere evolucionar para poder atender esa nueva realidad que no sólo es financiera".
El autor del informe de PwC, Javier Lapastora, va más allá y considera que el trabajo de auditoría debería ser más completo e involucrar equipos multidisciplinares. Pero eso tiene un coste: "Si la tendencia es que las compañías cuenten con auditores mejor preparados y con nuevas responsabilidades, no se puede obviar el debate sobre sus honorarios. En términos comparativos, en España las tarifas están por debajo de otros países de nuestro entorno, lo que no ayuda en la evolución hacia un modelo más completo y avanzado"
"La independencia es una actitud mental"
Asimismo, replica al clamor que solicita reforzar la independencia del auditor con que "la independencia es una actitud mental que los auditores despliegan a través del escepticismo profesional. Es preciso que los propios auditores interioricen este concepto como un elemento troncal de su actividad con el fin de evitar disfunciones". Al menos admite que "una delimitación clara de los roles y responsabilidades del auditor ayuda a mitigar riesgos y asegura que el trabajo se desarrolla adecuadamente".
A este respecto, Luis Iturbe, presidente de la comisión de auditoría de Mapfre, propone fórmulas imaginativas como crear un rating de auditores similar al de los emisores en los mercados, de forma que exista una forma objetiva de medir esa independencia en vez de poner límites cuantitativos a lo que los auditores pueden cobrar como consultores a sus clientes.
Los auditores se sienten víctimas de los escándalos y piden subir sus honorarios - Noticias de Empresas