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Pablo Iglesias, “el tertuliano antisistema” | La Redacción
Últimamente estamos viendo a Pablo Iglesias fuera de su elemento habitual. No sabemos cómo, pero el presentador de La Tuerka y Fort Apache, además de profesor de Ciencias políticas en la Complutense, ha conseguido hacerse un hueco en diferentes mesas de debate de varias cadenas de televisión estatales, como La Sexta, Cuatro, Intereconomía o 13TV. Hoy intentaremos reconocer la labor que está haciendo el que ya ha sido bautizado por muchos como “el tertuliano antisistema”. Algo que evidencia la poca o nula presencia que solía tener la izquierda de verdad en el espacio televisivo. Repasemos algunas de sus apariciones.
En Intereconomía Pablo Iglesias se ha hecho habitual ni más ni menos que del programa El Gato al Agua, donde todos los colaboradores, con más o menos matices, pertenecen siempre a la derecha política. Fue en el corazón de la caverna mediática donde el joven profesor universitario tuvo la oportunidad de debatir cara a cara con el historiador Fernando Paz, muy conservador él, sobre la importancia o no que tiene el Franquismo aún hoy en España. Una gozada escuchar en Intereconomía discursos como que la Guerra civil no fue simplemente un conflicto fraticida, sino que fueron las clases dominantes las que apoyaron el alzamiento fascista contra la II República para mantener sus privilegios, y que, hoy en día, esas mismas familias mantienen sus cotas de poder gracias a la Transición. ¿En qué cadena se habla tan abiertamente del concepto “lucha de clases”?
Pablo Iglesias también participa habitualmente en El Cascabel al gato, programa de debate de 13 TV. Aquí pudimos oírle hablar de corrupción política. En temas de corrupción el foco mediático siempre alumbra al político corrupto. En este programa el presentador de La Tuerka apunta a los “corruptores”, los grandes empresarios que sobornan a nuestros dirigentes, y lanza al aire la pregunta: ¿Quién gobierna realmente en este país? Un tipo que va con el discurso de que la corrupción en España es estructural y no se dedica únicamente a despotricar sobre los políticos de forma demagógica, puede ayudar a entender a la opinión pública que el verdadero poder es el dinero, el capital.
En el programa Las Mañanas de Cuatro, el “antisistema” Pablo Iglesias habló de educación, pero no para criticar la LOMCE de Wert como lo haría un simpatizante del PSOE (revindicando la LOE de Zapatero, por ejemplo), sino repartiendo leña a los dos grandes partidos, que están de acuerdo en dejar entrar a empresas como el Banco Santander en la Universidad a través del Plan Bolonia. Que el proceso de elitización de la educación lo comenzó el PSOE es algo que no está mal que digan por televisión.
Hablemos ahora de sus apariciones en La Sexta Noche, programa de debate y actualidad de La Sexta. Aquí suele debatir cara a cara con el director de Periodista Digital, Alfonso Rojo. Antes de comentar nada os dejamos un artículo de dicho medio sobre Pablo Iglesias (creemos que por una rabieta de Rojo), dónde le ponen el apodo de “tertuliano antisistema”, (de ahí el nombre del artículo), e intentan dejar su imagen por los suelos refiriéndose a un debate en Las Mañanas de Cuatro, tal que así:
“Jaime González le baja los humos al antisistema Pablo Iglesias: “Parece que tú eres el único garante de los derechos sociales”.
Un argumento definitivo, sin duda.
Los Cara a cara Rojo-Iglesias nos han dejado momentos memorables, como cuando el segundo dejó en evidencia al primero, que no sabía el precio de una matrícula universitaria. Alguien que tiene en sus manos el poder de influir en la opinión pública pero que no tiene ni idea de un problema tan actual para los estudiantes. Una forma de destapar quiénes y en qué planeta viven los que nos repiten a diario que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
En el mismo programa, ambos debatieron también sobre “qué hacer” para salir de la crisis. Que alguien reclame en primetime una auditoría de la deuda no es algo que suceda todos los días. Y menos si es poniendo como ejemplo a un Gobierno tan denostado por los medios de comunicación como es el de Rafael Correa en Ecuador. Pablo Iglesias lo hizo en La Sexta Noche, y ello merece una mención especial. El hecho de poner como ejemplo a América Latina en un debate de una cadena generalista es un paso bastante grande, ya que los gobiernos progresistas del continente son continuamente sometidos a las manipulaciones (La Sexta incluída) de los informativos o tachados de populistas e incluso dictatoriales, adjetivos que ya forman parte del imaginario colectivo al hablar de Latinoamérica. Una voz que llega y directamente anima al espectador a mirar a nuestros hermanos del otro lado del charco como el ejemplo a seguir, puede hacer saltar los plomos de varias miles de cabezas pensantes que ya tenían interiorizada esa imagen de ultranacionalistas salvajes que los medios difunden de ellos.
Siguiendo con el ejemplo ecuatoriano, Pablo Iglesias también sugiere la nacionalización de los sectores estratégicos. “Nacionalización”, esa palabra que con sólo oírla hace arrugar la nariz de los dirigentes de PP, PSOE y cualquier tertuliano respetable de cualquier cadena generalista. Propio de los salvajes populistas de Latinoamérica, como Cristina F. Kirchner con Repsol-YPF. ¡Cómo saltaron todos cuando la presidenta anunció sus intenciones con la filial de la compañía española! Lo que no se nos ocurrió en ese momento fue hacer lo mismo. Pero poco a poco, ahora el discurso verdaderamente de izquierdas va entrando en el negocio de la comunicación. Eso, lo de que es un negocio, puede ser una ventaja a nuestro favor. Si Pablo Iglesias está en La Sexta con una retórica impensable para televisión hace unos años, es porque los directivos de la cadena buscan cubrir un nicho de audiencia. Una audiencia cada vez mayor, una audiencia que siente y padece las consecuencias de los recortes, de los deshaucios, de los despidos masivos, etc. Y como están cabreados, necesitan ver a alguien igual de cabreado que ellos hablando por televisión. El presentador de La Tuerka no va a ser la chispa que encienda la llama, pero con su labor al menos ayuda a mantener la mecha bien seca y lista para arder.
Últimamente estamos viendo a Pablo Iglesias fuera de su elemento habitual. No sabemos cómo, pero el presentador de La Tuerka y Fort Apache, además de profesor de Ciencias políticas en la Complutense, ha conseguido hacerse un hueco en diferentes mesas de debate de varias cadenas de televisión estatales, como La Sexta, Cuatro, Intereconomía o 13TV. Hoy intentaremos reconocer la labor que está haciendo el que ya ha sido bautizado por muchos como “el tertuliano antisistema”. Algo que evidencia la poca o nula presencia que solía tener la izquierda de verdad en el espacio televisivo. Repasemos algunas de sus apariciones.
En Intereconomía Pablo Iglesias se ha hecho habitual ni más ni menos que del programa El Gato al Agua, donde todos los colaboradores, con más o menos matices, pertenecen siempre a la derecha política. Fue en el corazón de la caverna mediática donde el joven profesor universitario tuvo la oportunidad de debatir cara a cara con el historiador Fernando Paz, muy conservador él, sobre la importancia o no que tiene el Franquismo aún hoy en España. Una gozada escuchar en Intereconomía discursos como que la Guerra civil no fue simplemente un conflicto fraticida, sino que fueron las clases dominantes las que apoyaron el alzamiento fascista contra la II República para mantener sus privilegios, y que, hoy en día, esas mismas familias mantienen sus cotas de poder gracias a la Transición. ¿En qué cadena se habla tan abiertamente del concepto “lucha de clases”?
Pablo Iglesias también participa habitualmente en El Cascabel al gato, programa de debate de 13 TV. Aquí pudimos oírle hablar de corrupción política. En temas de corrupción el foco mediático siempre alumbra al político corrupto. En este programa el presentador de La Tuerka apunta a los “corruptores”, los grandes empresarios que sobornan a nuestros dirigentes, y lanza al aire la pregunta: ¿Quién gobierna realmente en este país? Un tipo que va con el discurso de que la corrupción en España es estructural y no se dedica únicamente a despotricar sobre los políticos de forma demagógica, puede ayudar a entender a la opinión pública que el verdadero poder es el dinero, el capital.
En el programa Las Mañanas de Cuatro, el “antisistema” Pablo Iglesias habló de educación, pero no para criticar la LOMCE de Wert como lo haría un simpatizante del PSOE (revindicando la LOE de Zapatero, por ejemplo), sino repartiendo leña a los dos grandes partidos, que están de acuerdo en dejar entrar a empresas como el Banco Santander en la Universidad a través del Plan Bolonia. Que el proceso de elitización de la educación lo comenzó el PSOE es algo que no está mal que digan por televisión.
Hablemos ahora de sus apariciones en La Sexta Noche, programa de debate y actualidad de La Sexta. Aquí suele debatir cara a cara con el director de Periodista Digital, Alfonso Rojo. Antes de comentar nada os dejamos un artículo de dicho medio sobre Pablo Iglesias (creemos que por una rabieta de Rojo), dónde le ponen el apodo de “tertuliano antisistema”, (de ahí el nombre del artículo), e intentan dejar su imagen por los suelos refiriéndose a un debate en Las Mañanas de Cuatro, tal que así:
“Jaime González le baja los humos al antisistema Pablo Iglesias: “Parece que tú eres el único garante de los derechos sociales”.
Un argumento definitivo, sin duda.
Los Cara a cara Rojo-Iglesias nos han dejado momentos memorables, como cuando el segundo dejó en evidencia al primero, que no sabía el precio de una matrícula universitaria. Alguien que tiene en sus manos el poder de influir en la opinión pública pero que no tiene ni idea de un problema tan actual para los estudiantes. Una forma de destapar quiénes y en qué planeta viven los que nos repiten a diario que “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
En el mismo programa, ambos debatieron también sobre “qué hacer” para salir de la crisis. Que alguien reclame en primetime una auditoría de la deuda no es algo que suceda todos los días. Y menos si es poniendo como ejemplo a un Gobierno tan denostado por los medios de comunicación como es el de Rafael Correa en Ecuador. Pablo Iglesias lo hizo en La Sexta Noche, y ello merece una mención especial. El hecho de poner como ejemplo a América Latina en un debate de una cadena generalista es un paso bastante grande, ya que los gobiernos progresistas del continente son continuamente sometidos a las manipulaciones (La Sexta incluída) de los informativos o tachados de populistas e incluso dictatoriales, adjetivos que ya forman parte del imaginario colectivo al hablar de Latinoamérica. Una voz que llega y directamente anima al espectador a mirar a nuestros hermanos del otro lado del charco como el ejemplo a seguir, puede hacer saltar los plomos de varias miles de cabezas pensantes que ya tenían interiorizada esa imagen de ultranacionalistas salvajes que los medios difunden de ellos.
Siguiendo con el ejemplo ecuatoriano, Pablo Iglesias también sugiere la nacionalización de los sectores estratégicos. “Nacionalización”, esa palabra que con sólo oírla hace arrugar la nariz de los dirigentes de PP, PSOE y cualquier tertuliano respetable de cualquier cadena generalista. Propio de los salvajes populistas de Latinoamérica, como Cristina F. Kirchner con Repsol-YPF. ¡Cómo saltaron todos cuando la presidenta anunció sus intenciones con la filial de la compañía española! Lo que no se nos ocurrió en ese momento fue hacer lo mismo. Pero poco a poco, ahora el discurso verdaderamente de izquierdas va entrando en el negocio de la comunicación. Eso, lo de que es un negocio, puede ser una ventaja a nuestro favor. Si Pablo Iglesias está en La Sexta con una retórica impensable para televisión hace unos años, es porque los directivos de la cadena buscan cubrir un nicho de audiencia. Una audiencia cada vez mayor, una audiencia que siente y padece las consecuencias de los recortes, de los deshaucios, de los despidos masivos, etc. Y como están cabreados, necesitan ver a alguien igual de cabreado que ellos hablando por televisión. El presentador de La Tuerka no va a ser la chispa que encienda la llama, pero con su labor al menos ayuda a mantener la mecha bien seca y lista para arder.