grebleips
Madmaxista
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Como no podía ser de otra forma, la nueva era de terror proclamada hoy por nuestro indestructible líder, ha causado un impacto directo en el populacho, entre ellos mi casero.
Me ha llamado esta tarde para decirme que quiere vender el piso, sin venir a cuento ya que no hay confianza más allá de saber que soy un buen pagador, me ha contado una melodramática historia sobre sus desventuras como autónomo y la terrible situación que padece. Así que va a tocar irse de aquí después de catorce años, creo que no volveré a encontrar algo tan barato en lo que me resta de existencia.
A veces pienso que peco de paranoico, pero empiezo a pensar que esta inexorable racha de desgracias que sufro desde 2019 no pueden ser casualidad. Si echo la vista mucho más atrás, puedo asociar mis peores momentos laborales o económicos bajo un mismo enclave político. Lo de comer socialismo ciertamente no es un chiste. Puedes esforzarte más o menos, o tratar de llevar las penurias con crecientes ajustes de cinturón, pero uno acaba siendo devorado. El desgaste económico pasa una notable factura física y mental de la que cada vez cuesta más salir.
Con lo que he tardado en encontrar un trabajo temporal para asomar un poco la cabeza del socavón donde estaba metido, que terminará en breve, ahora se añade otro problema para incentivar la incertidumbre.
Menos mal que me rechazaron el Ingreso Mínimo Vital, la Renta Social Cántabra y la Ayuda del Alquiler, si tengo que cambiar de casa iba a ser mucho papeleo con el nuevo domicilio.
Agradezco a nuestro caudillo por no permitir que me apalanque en mi zona de confort, por recordarme a diario que puedo prescindir de más lujos innecesarios, en este caso el techo bajo el que resido. Todo son anestesias que nos impiden vivir una vida plena.
Me ha llamado esta tarde para decirme que quiere vender el piso, sin venir a cuento ya que no hay confianza más allá de saber que soy un buen pagador, me ha contado una melodramática historia sobre sus desventuras como autónomo y la terrible situación que padece. Así que va a tocar irse de aquí después de catorce años, creo que no volveré a encontrar algo tan barato en lo que me resta de existencia.
A veces pienso que peco de paranoico, pero empiezo a pensar que esta inexorable racha de desgracias que sufro desde 2019 no pueden ser casualidad. Si echo la vista mucho más atrás, puedo asociar mis peores momentos laborales o económicos bajo un mismo enclave político. Lo de comer socialismo ciertamente no es un chiste. Puedes esforzarte más o menos, o tratar de llevar las penurias con crecientes ajustes de cinturón, pero uno acaba siendo devorado. El desgaste económico pasa una notable factura física y mental de la que cada vez cuesta más salir.
Con lo que he tardado en encontrar un trabajo temporal para asomar un poco la cabeza del socavón donde estaba metido, que terminará en breve, ahora se añade otro problema para incentivar la incertidumbre.
Menos mal que me rechazaron el Ingreso Mínimo Vital, la Renta Social Cántabra y la Ayuda del Alquiler, si tengo que cambiar de casa iba a ser mucho papeleo con el nuevo domicilio.
Agradezco a nuestro caudillo por no permitir que me apalanque en mi zona de confort, por recordarme a diario que puedo prescindir de más lujos innecesarios, en este caso el techo bajo el que resido. Todo son anestesias que nos impiden vivir una vida plena.
