El concepto clásico de selección natural afirma que las condiciones de un medio ambiente (o "naturaleza") favorecen o dificultan (seleccionan) la supervivencia o reproducción de los organismos vivos según sean sus peculiaridades. Esta explicación parte de dos premisas. La primera afirma que entre los descendientes de un organismo hay una variación aleatoria, no determinista, que es en parte heredable. La segunda premisa sostiene que esta variabilidad puede dar lugar a diferencias de supervivencia y de éxito reproductor, haciendo que algunas características de nueva aparición se puedan extender en la población. La acumulación de estos cambios a lo largo de las generaciones produciría todos los fenómenos evolutivos.
Veamos el problema de la vivienda en España desde un punto de vista evolutivo. Nos encontramos con un porcentaje importante de la población en edad reproductiva que ha decidido endeudarse, comprometiendo la mayor parte de sus ingresos futuros en una inversión a la que cualquier agente racional y bien informado le augura pésimos resultados a largo plazo. Por varias razones, o sinrazones (recomiendo la lectura de "Manias, Panics, and Crashes: A History of Financial Crises" si alguien quiere comprender este tipo de locura), estas personas han cometido un acto de autoinmolación financiera, transfiriendo a otros agentes económicos entre el 30% y el 40% de todos sus ingresos pasados y futuros.
Es evidente que esto tiene graves consecuencias sobre su capacidad reproductiva. Es fácil de predecir que muchas de las parejas jóvenes hipotecadas en los últimos años, con una deuda que absorbe practicamente todos los ingresos no dedicados a la subsistencia, y con unos activos inmobiliarios en continua depreciación, jamás van a tener el dinero suficiente para plantearse traer hijos al mundo.
La consecuencia es que aquellos linajes, en el sentido biológico, que combinan un mayor afán por adquirir vivienda en propiedad con una profunda ignorancia financiera van a ser barridos del mapa genético de nuestro país. El efecto no será inmediato, pero de aquí a 100 años amplios sectores de nuestra población habrán desaparecido sin dejar huella, extinguidos como el pájaro bobo de Madagascar.
Solo cabe concluir que la Selección Natural sigue su curso inexorable, y que la desaparición del pool genético de nuestro país de amplios sectores de la población que combinan características de avaricia, el miedo al riesgo, y un cociente intelectual relativamente bajo solo puede ser bueno para el futuro del mismo.
Veamos el problema de la vivienda en España desde un punto de vista evolutivo. Nos encontramos con un porcentaje importante de la población en edad reproductiva que ha decidido endeudarse, comprometiendo la mayor parte de sus ingresos futuros en una inversión a la que cualquier agente racional y bien informado le augura pésimos resultados a largo plazo. Por varias razones, o sinrazones (recomiendo la lectura de "Manias, Panics, and Crashes: A History of Financial Crises" si alguien quiere comprender este tipo de locura), estas personas han cometido un acto de autoinmolación financiera, transfiriendo a otros agentes económicos entre el 30% y el 40% de todos sus ingresos pasados y futuros.
Es evidente que esto tiene graves consecuencias sobre su capacidad reproductiva. Es fácil de predecir que muchas de las parejas jóvenes hipotecadas en los últimos años, con una deuda que absorbe practicamente todos los ingresos no dedicados a la subsistencia, y con unos activos inmobiliarios en continua depreciación, jamás van a tener el dinero suficiente para plantearse traer hijos al mundo.
La consecuencia es que aquellos linajes, en el sentido biológico, que combinan un mayor afán por adquirir vivienda en propiedad con una profunda ignorancia financiera van a ser barridos del mapa genético de nuestro país. El efecto no será inmediato, pero de aquí a 100 años amplios sectores de nuestra población habrán desaparecido sin dejar huella, extinguidos como el pájaro bobo de Madagascar.
Solo cabe concluir que la Selección Natural sigue su curso inexorable, y que la desaparición del pool genético de nuestro país de amplios sectores de la población que combinan características de avaricia, el miedo al riesgo, y un cociente intelectual relativamente bajo solo puede ser bueno para el futuro del mismo.