En los años 80 alguien con bachillerato podía optar a puestos muy bien pagados para los que hoy día exigen carrera universitaria y están muy mal pagados.
España entraba en la UE, se levantaban fronteras, empresas extranjeras abrían delegaciones, el sector bancario y de seguros se expandía, y un administrativo de banca o un comercial de coches se levantaban sueldos que hoy son impensables en relación al sueldo medio. Si además tenías carrera, puñetero amo.
Hoy día la carrera, quitando profesiones técnicas y regladas, es sólo un filtro para poder optar a ciertos trabajos por cuenta ajena. Hay que tenerla a modo de criba -da igual que seas sociólogo, filósofo o biólogo- cuando lo cierto es que para realizar trabajos comerciales, de gestión o administrativos lo importante es tener el oficio, el lenguaje y conocer el negocio en el que te mueves, sus procesos, sus dinámicas y su burocracia, la fruta experiencia. Poco se aprende que tenga utilidad práctica en el día a día.
Mucha gente con la aspiración de un trabajo ligero sobre un escritorio y cada vez menos sillas. Acabarán exigiendo a doctores para ser administrativos.